El glaucoma afecta a millones de personas en todo el mundo. A pesar de ello, muchas personas desconocen como actúa este ladrón silencioso de la visión. El glaucoma, ¿qué es y cuáles son los síntomas? En este artículo, damos respuesta a esas preguntas, explorando el glaucoma y analizando los diversos tipos que existen y los síntomas a los que debemos estar alerta para su detección temprana.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad ocular que se caracteriza por el daño progresivo al nervio óptico, el responsable de transmitir las señales visuales al cerebro. Este daño suele estar relacionado con un aumento en la presión intraocular, que puede dañar las fibras nerviosas del ojo y provocar la pérdida gradual de la visión, sin embargo no en todos los casos es así.
Muy peligrosa, esta enfermedad en los ojos puede causar pérdida de la visión e incluso ceguera. Por eso es muy importante detectarlo en sus etapas iniciales, aunque es difícil hacerlo al no presentar la mayoría síntomas tempranos.
Tipos de glaucoma
Existen diferentes tipos de glaucoma que podemos diferenciar dependiendo de la causa, los síntomas y la gravedad o la urgencia. Los más comunes, son el glaucoma de ángulo abierto y el de ángulo cerrado y por eso son los primeros que exploramos hoy.
- El glaucoma de ángulo abierto es el tipo más común y se desarrolla de forma lenta y progresiva a lo largo del tiempo. Suele producirse debido a una acumulación de presión que oprime el nervio óptico.
- El glaucoma de tensión normal es un tipo de glaucoma de ángulo abierto que se presenta en personas con presión ocular normal. Una baja tensión arterial, antecedentes familiares, ascendencia japonesa y problemas del corazón, pueden suponer un mayor riesgo.
- El glaucoma de ángulo cerrado, por su parte, se presenta de forma repentina y puede causar un aumento rápido de la presión intraocular y ceguera en tan solo unos días. Es una urgencia médica que se caracteriza por dolor intenso en el ojo , molestias de estómago, ojos rojos y problemas de visión como visión borrosa .
- El glaucoma congénito es muy raro, ocurre en 1 de cada 10,000 bebés. Estos presentan un un problema ocular al nacer que impide que el líquido drene normalmente y suelen necesitar cirugía para tratarlo.
Síntomas del glaucoma
En sus primeras etapas, el glaucoma suele ser asintomático, lo que significa que los afectados pueden no notar ningún cambio en su visión ni presentar otros síntomas. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, es habitual que aparezcan síntomas como:
- Visión borrosa.
- Halos alrededor de las luces.
- Dolor de cabeza.
- Pérdida de la visión periférica.
- Dificultad para adaptarse a la oscuridad.
- Dolor en el ojo.
¿Cómo tratarlo?
El tratamiento depende del tipo de glaucoma y la gravedad de la enfermedad. Cada caso es único, por lo que es importante seguir las recomendaciones de un oftalmólogo para controlar la enfermedad y prevenir la pérdida de visión. Algunas opciones para tratar el glaucoma pueden incluir:
- Gotas para los ojos: Los medicamentos en forma de gotas para los ojos, como los beta bloqueadores, los análogos de prostaglandinas o los inhibidores de la anhidrasa carbónica, pueden ayudar a reducir la presión intraocular y prevenir daños adicionales al nervio óptico.
- Terapia con láser: La terapia con láser, como la trabeculoplastia selectiva o la iridotomía láser, se utiliza para mejorar el drenaje del líquido del ojo y reducir la presión intraocular. Son técnicas muy efectivas y ampliamente utilizadas.
- Cirugía: En casos en los que la enfermedad esté avanzada u otros tratamientos no hayan sido efectivos para tratarla, puede ser necesaria una cirugía para drenar el líquido del ojo o implantar un tubo de drenaje que disminuya la presión.
Resumiendo, el glaucoma es una enfermedad ocular crónica que puede causar daño irreversible a la visión si no se detecta a tiempo y se recibe tratamiento. Y para ello, reconocer los síntomas y revisar regularmente nuestros ojos resulta crucial.