La congelación de alimentos permite alargar la vida útil de un producto tanto si este es fresco, cómo si se trata de un plato elaborado por nosotros mismos. Es una estupenda herramienta para evitar el desperdicio de alimentos y ahorrar en la compra, si la utilizamos adecuadamente tal como hoy os enseñamos a hacer.
La congelación es un proceso que aplica a los alimentos temperaturas por debajo de 0ºC y uno de los tratamientos de conservación que menos modificaciones causa. Los congeladores de cuatro estrellas son los ideales para congelar alimentos frescos y los recipientes herméticos los mejores para hacerlo.
Índice
Escoge el congelador adecuado
Para poder congelar de forma adecuada los alimentos en casa es necesario tener un congelador con una capacidad de congelación máxima, simbolizada por cuatro estrellas. Estos congeladores garantizan temperaturas de -24ºC, lo que asegura el correcto mantenimiento de los alimentos. Con este frío, las reacciones enzimáticas que se producen en los alimentos se reducen drásticamente. En el caso de que se congelen los alimentos frescos, y aunque la congelación es más lenta que en el ámbito industrial, los resultados son muy satisfactorios sin apenas riesgo.
Los congeladores de tres estrellas también permiten unas condiciones adecuadas de conservación de los alimentos que ya se han adquirido ultracongelados. Sin embargo, en el caso de congelarlos en casa, debe tenerse en cuenta que el tiempo de congelación será lento. No obstante, si se el congelado se realiza de forma correcta no habrá apenas riesgos sanitarios.
Mantén limpio el congelador
¿De qué sirve tener el mejor congelador del mercado si no se utiliza y no se mantiene de forma adecuada? Es imprescindible cuidar el congelador, mantenerlo limpio y evitar la formación de hielo en la puerta. Aunque pueda parecer «inofensivo» su presencia puede contribuir a que entre calor y generar descongelaciones parciales que permiten a los microorganismos campar a sus anchas.
Congela alimentos frescos y en buen estado
En congelador es un gran aliado pero no obra milagros. Casi todos los alimentos es susceptibles de ser congelados, pero es importante saber cómo hacerlo. La mayoría de verduras frescas, deben ser lavadas, escaldadas y secadas antes de congelarse con el fin de inhibir los procesos enzimáticos. ¿Y las frutas? La fruta pierde su textura, pero podrás congelarla tanto en trozos o entera para crear batidos. El pescado y la carne fresca, por su parte, deben congelarse inmediatamente después de su compra en recipientes herméticos.
En cuanto a la comida preparada… Las salsas, excepto mayonesa y alioli, se congelan bien aunque suelten agua al descongelarse. Un problema que no lo es tanto si las utilizas para agregar a un cocido o las calientas y reduces antes de consumirlas. También puedes congelar los caldos en botes herméticos y los guisos de legumbre, evitando la patata en estos. Eso si, es importante es esperar a que los alimentos caseros se enfríen antes de ser congelados.
Para congelarlos lo ideal es utilizar recipientes de cristal o bolsas herméticas que nos permiten organizar el congelador de forma eficiente para aprovechar al máximo el espacio. La próxima semana prometemos mostraros 5 recipientes para congelar vuestros alimentos.
Congela por raciones
Congela por raciones si no quieres desperdiciar alimentos. Ten en cuenta que si congelas una gran cantidad en un único recipiente, tendrás que descongelarla en bloque y no podrás volver a congelar la porción sobrante después. Congela con el objetivo de ahorrar siempre presente.
Descongela dentro de la nevera
Lo ideal es descongelar los alimentos a temperaturas de refrigeración para evitar el desarrollo microbiano. La temperatura de congelación no destruye los microorganismos patógenos ni elimina las enzimas, únicamente detienen su actividad. Cuando los alimentos se descongelan y se alcanzan temperaturas intermedias, los microorganismos pueden empezar a multiplicarse de nuevo, de ahí que sea importante realizar una correcta descongelación en la nevera.
Además, debe respetarse el tiempo de descongelación de los congelados adquiridos en el supermercado y consumirlo tras la descongelación lo antes posible.
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