
Si tienes una lesión en la columna, como una hernia discal lumbar, seguramente te preguntarás si puedes salir a correr sin poner en peligro tu salud. En este artículo abordaremos, en detalle, las características de esta lesión, su tratamiento y cómo retomar la actividad física con seguridad.
No todas las lesiones de columna son iguales. Cada caso es único y supone diferentes limitaciones, dependiendo de su gravedad, síntomas y localización. Por esta razón, es esencial que un médico especialista evalúe tu estado físico antes de decidir si puedes correr sin riesgos.
Características de una hernia discal
La columna vertebral es una estructura compleja que proporciona soporte y movilidad a nuestro cuerpo. Está compuesta por vértebras, discos cartilaginosos y ligamentos, y a través de ella discurren los nervios que garantizan la movilidad y la sensibilidad de gran parte de nuestro organismo.
Los discos intervertebrales actúan como amortiguadores entre las vértebras, absorbiendo el impacto y proporcionando flexibilidad. Cada disco tiene dos componentes principales:
- Núcleo: Una sustancia gelatinosa en el centro que soporta la presión ejercida entre las vértebras.
- Anillo: Una capa externa más resistente que limita la rotación y brinda estabilidad.
¿Cómo se produce una hernia discal?
Una hernia discal ocurre cuando el núcleo interno del disco sobresale a través del anillo externo debido a una ruptura o desgarro. Esto provoca presión sobre los nervios adyacentes, causando síntomas como dolor, entumecimiento y debilidad en las extremidades.
Las causas más comunes de una hernia discal incluyen:
- Degeneración natural del disco debido al envejecimiento.
- Movimientos bruscos o sobreesfuerzos físicos.
- Traumatismos.
- Sobrepeso y obesidad, que aumentan la presión sobre los discos.
- Trabajos que exigen un intenso esfuerzo físico.
- Práctica de deportes de alto impacto sin precauciones adecuadas.
Esta lesión es más frecuente en la zona lumbar, donde los nervios asociados a las extremidades inferiores suelen verse comprometidos. Es fundamental tratarla adecuadamente para evitar que el dolor y otros síntomas empeoren.
Tratamiento de la hernia discal lumbar
El tratamiento suele ser conservador en la mayoría de los casos, y se basa en medidas como el uso de analgésicos, periodos de reposo, cambios en el estilo de vida y ejercicios específicos para fortalecer la musculatura lumbar. Solo en casos graves se considera la cirugía.
Algunas recomendaciones incluyen:
- Utilización de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
- Terapias con calor o frío para aliviar el dolor.
- Fisioterapia, incluyendo ejercicios controlados para mejorar la movilidad y reducir la presión en el nervio.
¿Es posible correr con una hernia discal lumbar?
La posibilidad de correr con una hernia discal depende de la gravedad de la lesión, los síntomas y las recomendaciones médicas. Algunos estudios recientes indican que correr puede ser beneficioso para los discos intervertebrales, ya que estimula su hidratación y regeneración al proporcionar compresión y descompresión rítmica.
No obstante, es esencial tomar precauciones porque el impacto repetitivo puede agravar la afección si no se realiza de manera controlada. Por ello, es vital:
- Realizar una evaluación médica previa.
- Comenzar con entrenamientos de bajo impacto y progresivos.
- Escuchar tu cuerpo y detenerte si sientes dolor o molestias.
Consejos para correr teniendo una hernia discal
Si decides retomar esta actividad, asegúrate de seguir estos consejos esenciales:
1. Utiliza un buen calzado
El calzado es clave para amortiguar el impacto al correr. Opta por zapatillas con buena amortiguación y revisa el estado de las suelas de forma periódica. Cada pisada es diferente, por lo que también podría ser útil realizar un estudio de la pisada para personalizar la elección del calzado.
2. Fortalece el core y la espalda
El fortalecimiento de la zona lumbar y abdominal es crucial para proteger tu espalda. Realiza ejercicios específicos como los abdominales isométricos, que evitan el estrés adicional en la columna. Además, considera incluir ejercicios como los hipopresivos en tu rutina.
3. Entrenamientos de bajo impacto
Comienza con actividades suaves como caminar o nadar antes de pasar a correr. Una buena opción es combinar el running con ejercicios como pilates o yoga, que son excelentes para mejorar la estabilidad y flexibilidad.
4. Escucha tu cuerpo
Si notas dolor durante o después de entrenar, reduce la intensidad o detén la actividad. Aprende a identificar qué movimientos son más beneficiosos y cuáles debes evitar para proteger tu columna.
Al seguir estas pautas, podrás continuar disfrutando del deporte sin comprometer tu salud. Una columna fuerte y bien cuidada es clave para mantenerte activo y prevenir nuevas lesiones. Consulta siempre con un especialista antes de retomar cualquier actividad física exigente como el running.