Las relaciones intermitentes no hacen más que desgastar a una pareja. El llevar mucho tiempo juntos o padecer cierta dependencia emocional hace muy difícil que la relación se termine para siempre. El gran problema de las relaciones intermitentes es que al final el sufrimiento es claro y evidente y mantener la relación supone una auténtica tortura para ambas personas. En el siguiente artículo te hablamos de las relaciones intermitentes y de por qué pueden resultar dañinas para la pareja.
Las relaciones intermitentes y las fases del duelo
Una persona a lo largo de su vida va a tener que enfrentarse a diversos duelos. Ya sea a causa de la muerte de un ser querido, por el fin de una relación o por el fallecimiento de una mascota. Son momentos duros a los que hay que hacer frente para poder seguir con la vida. Acto seguido vamos a ver las diferentes fases de un duelo y cómo suelen actuar en las mismas aquellas personas que tienen relaciones intermitentes:
- La primera fase es la negación. La persona en una relación intermitente se niega a ver la realidad y actúa como si no hubiera ningún tipo de problema.
- En la fase de la ira ambas personas se culpan mutuamente de lo mal que marcha la relación.
- La ira da lugar a una fase de tristeza. En la misma ambas personas recuerdan con algo de nostalgia los momentos felices vividos en la relación.
- La siguiente fase sería la negociación. En ella las partes de la relación se dan una nueva oportunidad para intentar conseguir volver a ser felices. No quieren dar por finalizada la relación.
- La última fase es la relativa a la aceptación. Es importante el reconocer que la pareja no funciona y que es sensato el poner fin a la misma. En el caso de las relaciones intermitentes nunca se llega a esta fase, ya que no conciben la vida sin la pareja.
Los miedos en las relaciones intermitentes
Los miedos son los causantes de que las relaciones intermitentes no se terminen. A pesar de que la pareja provoca mucho sufrimiento y tortura, no se concibe el hecho de poner fin a la relación Las crisis de pareja son normales y habituales, sin embargo lo que no es aceptable es romper y volver de una manera sucesiva. No cabe duda de que todo ello termina por desgastar al vínculo creado. Si ello ocurre sería importante el indagar en el problema y dar con causa del mismo. Cuando una determinada relación no funciona por lo que sea, hay que ser consciente de que no sirve de nada el volver con la persona amada, ya que la realidad es otra totalmente diferente.
En definitiva, no cabe duda de que las relaciones intermitentes no son buenas para nadie. Suponen un gran sufrimiento para aquellas personas que la padecen. No sirve de nada el darse una oportunidad continuamente si al final la relación no avanza y tropieza en un error tras otro. Lo mejor es dar con el problema y a partir de ahí actuar para que la relación no suponga una auténtica tortura y ambas personas puedan ser felices por sí mismas.