¿Has oído hablar ya de la sisifemia? Ahora que el verano de muchos está llegando a su fin, este término comienza a escucharse aquí y allá. Y probablemente no sepas a qué se refiere, ya que es un nombre nuevo, que describe, sin embargo, una dolencia o padecimiento laboral que afecta a más personas de lo que imaginamos.
¿La carga laboral que soportas cada día es excesiva? ¿Tienes la sensación de no alcanzar nunca los objetivos exigidos, incluso haciendo todo lo posible para ello? Entonces, probablemente padezcas esta dolencia bautizada así por el mito griego de Sísifo.
¿Qué es la Sisifemia?
Araceli López-Guillén y José Manuel Vicente acuñaron el término sisifemia en el artículo “La sisifemia o el cansancio mental del trabajador incansable, prevención de la dismorfia de productividad y su alto riesgo psicosocial”, publicado en 2022. En este artículo, describían la sisifemia como «un trastorno de salud derivado del agotamiento psíquico y físico de un empleado que se ve obligado a responder a unos objetivos inalcanzables, bien porque se los imponen desde la dirección de su empresa, bien porque se los pone a sí mismo».
El término se inspira en el mito griego de Sísifo. Este fue un rey condenado por los dioses a empujar una roca cuesta arriba en una montaña que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo. Una tarea repetitiva, absurda y frustrante, que refleja perfectamente el círculo vicioso en el que caen muchos trabajadores hoy día.
En un entorno laboral cada vez más competitivo y exigente, la sisifemia se ha convertido en un término que ayuda a identificar y comprender un problema psicosocial que afecta a miles de empleados. Afortunadamente, ponerle nombre a esta dolencia es el primer paso para entenderla y buscar soluciones eficaces.
¿Cuáles son los síntomas de la sisifemia?
Las personas que padecen sisifemia suelen vivir en una situación de desánimo, ansiedad y cansancio crónico. Su estado emocional y físico puede derivar en otros síntomas específicos como:
- Fatiga física y mental: Sensación constante de agotamiento que no mejora con el descanso.
- Insomnio: Dificultad para conciliar el sueño debido a pensamientos persistentes sobre el trabajo.
- Conducta antisocial: Aislamiento y limitación de las interacciones personales fuera del ámbito laboral.
- Abuso de sustancias: Dependencia de cafeína, ansiolíticos o incluso tabaco para sobrellevar la rutina.
- Problemas físicos: Como dolores de cabeza, hipertensión arterial e incluso riesgo elevado de infartos.
Uno de los rasgos más característicos es la incapacidad de desconectar del trabajo, incluso en los días de descanso. Esto no solo afecta a la salud mental del trabajador, sino también a su vida familiar y social, generando conflictos y un progresivo empobrecimiento de sus relaciones personales.
¿Quiénes son más propensos a padecer sisifemia?
El desarrollo de la sisifemia no depende únicamente de las condiciones laborales, sino también de la personalidad del trabajador, sus circunstancias personales y su capacidad para gestionar el estrés. Los siguientes perfiles personales y profesionales tienen un mayor riesgo de padecer esta dolencia:
- Trabajadores perfeccionistas: Personas meticulosas y detallistas que se exigen más de lo razonable.
- Personas con trabajos de alta responsabilidad: Profesionales de la salud, abogados, financieros o altos ejecutivos.
- Becarios o trabajadores en puestos temporales: Aquellos que sienten que deben demostrar su valía constantemente para asegurar su continuidad laboral.
- Empleados dedicados al teletrabajo: La falta de separación entre la vida laboral y personal les hace especialmente vulnerables.
Además, aquellos que tienen una elevada necesidad de validación externa o que asumen objetivos inalcanzables sin considerar sus capacidades reales también son propensos a caer en este patrón de comportamiento.
Diferencias entre la sisifemia y otros trastornos laborales
Es importante no confundir la sisifemia con otros trastornos relacionados con el entorno laboral, como el burnout o síndrome del trabajador quemado. Aunque ambos comparten ciertos síntomas como el estrés y el agotamiento, presentan diferencias significativas:
- La sisifemia surge principalmente de la búsqueda obsesiva de metas inalcanzables, mientras que el burnout está relacionado con la acumulación de tareas y el estrés crónico.
- En la sisifemia, los trabajadores suelen estar motivados y dedicados, aunque se sienten frustrados por no alcanzar sus estándares. En el burnout, predomina la desmotivación y el desapego emocional hacia el trabajo.
¿Cómo prevenir la sisifemia?
Prevenir este trastorno implica tanto cambios a nivel personal como organizacional. Algunas de las estrategias más eficaces incluyen:
- Establecer límites claros: Delimitar el tiempo laboral del personal y garantizar su derecho a la desconexión digital.
- Fomentar pausas y descansos: Animar a los trabajadores a tomar descansos regulares durante la jornada laboral.
- Reconocimiento adecuado: Las empresas deben valorar los logros de sus empleados para motivarles y reducir la percepción de insuficiencia.
- Capacitación en gestión del tiempo: Ofrecer herramientas para priorizar tareas y evitar la procrastinación excesiva.
A medida que la sociedad pone nombres a los problemas modernos, como la sisifemia, es crucial no solo identificarlos, sino generar conciencia sobre sus implicaciones y aportar soluciones para minimizar su impacto en la salud y el bienestar integral del trabajador.