Existen algunos remedios naturales para combatir el resfriado en los niños, ya que se pueden resfriar en cualquier época del año. Por ello, es importante conocer alternativas naturales que no solo alivien los síntomas, sino que también fortalezcan su sistema inmunológico. Aquí te presentamos diversas estrategias que son efectivas tanto para niños como para adultos.
Humidificador o difusor de aceites esenciales
Un humidificador contribuye a aliviar los síntomas del resfriado al mantener el aire húmedo, lo que ayuda a despejar las vías respiratorias. Además, un difusor de aceites esenciales puede ser de gran ayuda para difundir partículas terapéuticas. Te recomendamos el uso de aceite esencial de eucalipto, conocido por abrir las vías respiratorias y facilitar la respiración. Otra opción eficaz incluye aceites como el pino o el romero, que también ofrecen propiedades calmantes.
Recuerda limpiar regularmente el humidificador para evitar la proliferación de bacterias y moho. Mantener el nivel de humedad en un rango entre el 40% y el 60% es ideal para evitar que el ambiente sea excesivamente húmedo o seco.
Hidratación y descanso
Cuando el cuerpo se enfrenta a un resfriado, es fundamental garantizar una correcta hidratación y un buen descanso. El agua, las infusiones sin cafeína y los caldos, como el de pollo, son excelentes opciones para mantener a los niños hidratados. Los líquidos calientes no solo proporcionan confort, sino que también ayudan a aliviar el dolor de garganta y despejar las fosas nasales.
En cuanto al descanso, asegúrate de que el niño duerma lo suficiente, ya que el sueño es esencial para reforzar el sistema inmunológico. Crear un ambiente tranquilo y cómodo para el descanso puede ser determinante en su recuperación.
Soluciones salinas y limpieza nasal
Las soluciones salinas son un recurso básico para despejar el conducto nasal. Puedes usar aerosoles salinos no medicinales, que son seguros incluso para bebés. Este tipo de productos ayudan a fluidificar las secreciones y facilitar su expulsión.
Para bebés, una recomendación clave es aplicar unas gotas de solución salina en sus fosas nasales y, posteriormente, utilizar una jeringa de succión para retirar la mucosidad. En niños más mayores, puedes enseñarles a sonarse correctamente. Alternativamente, la preparación casera de solución salina es muy sencilla: disuelve media cucharadita de sal y una pizca de bicarbonato en un vaso de agua tibia.
Elevar la cabeza durante el sueño
Elevar ligeramente la cabeza al dormir ayuda a reducir la acumulación de moco en las vías respiratorias superiores. En bebés, puedes lograr esto colocando mantas o toallas enrolladas debajo del colchón. En niños mayores, simplemente utiliza una almohada extra.
Esto mejora la circulación del aire y alivia la congestión nasal, haciendo que el sueño sea más reparador. También se consigue evitar molestias asociadas a la acumulación de moco en la zona nasal y los senos paranasales.
Remedios homeopáticos y hierbas medicinales
En los últimos años, los remedios homeopáticos han ganado popularidad para tratar los resfriados. Plantas como la equinácea, el saúco y el ginseng son conocidas por sus efectos beneficiosos sobre el sistema inmune. Asimismo, la manzanilla y la madreselva pueden ser usadas en infusiones para calmar la garganta y aliviar la tos.
Antes de administrarlos, consulta siempre con un profesional para garantizar que sean productos seguros y apropiados para los niños. Además, es importante ser constante con su uso para notar sus efectos positivos.
Buena higiene para prevenir contagios
Una higiene adecuada es fundamental para prevenir y evitar la propagación de los resfriados. Enseña a los niños a lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, especialmente después de toser, estornudar o jugar en el exterior. También puedes llevar contigo un gel desinfectante para las manos cuando estés fuera de casa.
Mantener limpios los juguetes y superficies que los niños tocan con frecuencia es otro paso importante. De igual manera, enseñarles a cubrirse la boca con el codo al toser o estornudar reducirá considerablemente el riesgo de contagio.
Miel y limón: un clásico infalible
La combinación de miel y limón es un remedio clásico que nunca pasa de moda. La miel posee propiedades antimicrobianas y antioxidantes que refuerzan el sistema inmune y calman el dolor de garganta, mientras que el limón aporta vitamina C, esencial para combatir resfriados.
Para preparar esta bebida, mezcla una cucharada de miel con el zumo de medio limón en una taza de agua tibia. Este remedio no solo es efectivo, sino que además suele ser del agrado de los niños debido a su sabor dulce y refrescante.
Modificaciones en la dieta
La alimentación juega un papel crucial en la recuperación de un resfriado. Durante un episodio de enfermedad, es recomendable evitar los llamados «alimentos blancos» como los productos lácteos y el pan blanco, ya que pueden aumentar la producción de mucosidad.
Por el contrario, opta por incorporar más vegetales, granos integrales, alimentos ricos en vitamina C (como naranjas, kiwis y pimientos) y ácidos grasos esenciales, presentes en el salmón y el aceite de oliva. Preparar sopas de pollo con verduras frescas es otra excelente alternativa porque combina propiedades antiinflamatorias con una alta densidad nutricional.
Encontrar el equilibrio entre remedios naturales, alimentación saludable y descanso es clave no solo para combatir un resfriado, sino también para prevenir futuros episodios. Practicar estos consejos y adaptarlos a las necesidades individuales de cada niño puede marcar una gran diferencia en su bienestar.