Descubre cómo los perros pueden reconocer nuestras emociones

  • Percepción emocional canina: los perros reconocen nuestras emociones mediante expresiones faciales, tonos de voz y olor corporal.
  • Base fisiológica del vínculo: la oxitocina refuerza el lazo emocional entre humanos y perros, promoviendo empatía.
  • Respuesta multisensorial: los perros combinan señales visuales, auditivas y químicas para interpretar estados emocionales.
  • Impacto del contagio emocional: las emociones humanas pueden influir en el comportamiento y bienestar de los perros.

Emociones que sienten los perros

Por si todavía había alguna duda, los perros pueden reconocer nuestras emociones. Durante siglos se ha considerado que los perros tienen una habilidad especial para percibir lo que sucede en su entorno, pero investigaciones recientes han demostrado que esos vínculos emocionales que sentimos con nuestras mascotas son mucho más profundos de lo que imaginamos. Si ya considerábamos a los perros como nuestros mejores amigos, esta información refuerza aún más ese lazo inquebrantable.

En qué consiste el estudio sobre las emociones humanas

Emociones compartidas con perros

Un estudio llevado a cabo entre las Universidades de Lincoln, en Reino Unido, y Sao Paulo, en Brasil, exploró la manera en que los perros reconocen emociones humanas. Los investigadores colocaron a 17 perros frente a imágenes de rostros humanos con expresiones de ira o felicidad, mientras reproducían tonos de voz correspondientes a esos mismos estados emocionales. Como ya sabemos, las emociones intensas suelen estar acompañadas de un timbre de voz particular: el enfado genera tonos más agudos y agresivos, mientras que la felicidad se expresa de manera más suave y melodiosa.

Durante el experimento, los perros mostraron una notable capacidad para relacionar las expresiones faciales con el tono emocional de la voz. Dedujeron que los perros unían de manera coherente las señales visuales y auditivas, algo que hasta ese momento se pensaba exclusivo de los humanos. Este hallazgo sugiere que los perros tienen un sistema innato de categorización emocional, más allá de la simple asociación de estímulos aprendidos en su entorno familiar.

Relaciones entre los dueños y los perros

Los perros reconocen nuestro estado de ánimo

El lazo que une a los perros con sus dueños no solo se basa en las rutinas diarias, sino también en una conexión emocional profundamente arraigada. Los perros son animales sociales por naturaleza y desarrollan fuertes vínculos con su grupo humano. Por ejemplo, un perro sabe perfectamente cuándo su dueño regresa a casa debido a su sentido del olfato y oído, pero también es capaz de percibir el estado de ánimo de las personas con las que convive.

Este tipo de comunicación emocional que establecemos con nuestras mascotas tiene una base fisiológica. Estudios recientes han demostrado que cuando miramos a los ojos de nuestros perros, ambos liberamos oxitocina, la llamada «hormona del amor». Este proceso químico refuerza el vínculo y permite que los perros sientan una empatía genuina hacia nosotros, lo que también explica su comportamiento protector y consolador en momentos de tristeza o ansiedad.

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La percepción emocional de los perros: vista, oído y olfato

Los perros reconocen emociones humanas

Los perros no solo reconocen nuestras emociones basándose en nuestra voz o expresión facial; también utilizan su extraordinario sentido del olfato para captar señales químicas relacionadas con nuestro estado emocional. Investigadores han descubierto que los humanos liberamos diferentes compuestos químicos, conocidos como quimiosignales, en función de nuestras emociones. Por ejemplo, el miedo o el estrés generan sudor con un aroma específico que los perros son capaces de detectar, lo que puede generar respuestas de estrés similar en ellos.

Además, los perros procesan nuestras expresiones faciales de manera similar a como lo haría otro ser humano. Un interesante estudio utilizó resonancias magnéticas para mostrar cómo el cerebro de los perros se activa frente a imágenes de rostros humanos con expresiones de felicidad o tristeza. Esta capacidad para interpretar emociones a través de diferentes sentidos refuerza su papel como compañeros excepcionales en nuestras vidas.

El contagio emocional y su impacto en los perros

El fenómeno del «contagio emocional«, que describe cómo los estados de ánimo se transmiten entre humanos y perros, está respaldado por numerosos estudios. Por ejemplo, investigaciones muestran que los perros experimentan un aumento en los niveles de cortisol, una hormona del estrés, cuando perciben tristeza o ansiedad en sus dueños. Por otro lado, también responden de manera positiva ante emociones de alegría, mostrando conductas juguetonas o relajadas.

Un ejemplo sorprendente del contagio emocional ocurre en el caso de los perros de terapia. Estos canes son entrenados para detectar y responder a las emociones humanas, apoyando a personas en hospitales, escuelas o residencias. Aunque estos beneficios son bidireccionales, es importante prestar atención al bienestar emocional de los perros para evitar sobrecargarles con situaciones potencialmente estresantes.

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Los perros como especialistas en empatía

Perros experimentando emociones humanas

La capacidad de los perros para compartir y experimentar emociones humanas los convierte en ejemplo de empatía afectiva, definida como la habilidad de conectar profundamente con las emociones de otro ser. Además, no solo detectan nuestro estado de ánimo, sino que suelen actuar en consecuencia. Por ejemplo, si su dueño está atravesando un momento de tristeza, es común que el perro se acerque, se recueste a su lado o incluso “intente consolarlo” con demostraciones físicas de cariño como lamer o apoyarse en él.

Esta empatía no solo se limita a humanos; también se extiende hacia otros perros e incluso hacia otras especies con las que convivan. Los perros pueden interpretar señales emocionales en sus semejantes y adaptar su comportamiento para interactuar de manera más apropiada.

Los perros poseen una compleja red de habilidades cognitivas, sensoriales y emocionales que les permite comprender y compartir nuestras emociones. Esta conexión no solo enriquece nuestra relación con ellos, sino que también nos enseña lecciones valiosas sobre la importancia de escuchar y empatizar con los demás, reforzando el vínculo que compartimos con estas maravillosas criaturas.


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