Como padres, la capacidad para distinguir entre una rabieta y una crisis sensorial es crucial para saber cómo actuar y ayudar a nuestros hijos en momentos de dificultad. Aunque ambos episodios pueden compartir similitudes en su manifestación, las causas, el desarrollo y las estrategias de manejo son diferentes. Conocer estas diferencias no solo calma la situación, sino que también previene episodios futuros al atender adecuadamente las necesidades del niño.
¿Qué es una rabieta y cómo identificarla?
Una rabieta, también conocida como berrinche, es una reacción emocional intensa que surge cuando un niño busca conseguir algo que desea o necesita. Este tipo de comportamiento es más habitual en niños pequeños debido a su limitada capacidad para expresar emociones y deseos. Al carecer de las herramientas necesarias para comunicar lo que sienten, recurren a gritos, llantos y otros comportamientos que buscan llamar la atención.
Características principales de una rabieta:
- Es intencional: el niño busca un resultado concreto.
- Generalmente ocurre en situaciones específicas, como querer más tiempo para jugar o negarse a hacer algo.
- El niño puede detenerse si obtiene lo que busca o al darse cuenta de que no funciona.
Es importante recordar que las rabietas son una fase normal durante el desarrollo infantil, ya que los niños prueban los límites y las reglas de su entorno.
¿Qué es una crisis sensorial?
Una crisis sensorial es muy diferente a una rabieta, ya que no es intencional ni controlada por el niño. Este tipo de comportamiento se desencadena cuando el niño se siente abrumado por estímulos sensoriales o emocionales. A menudo, los niños que experimentan una sobrecarga sensorial se sienten incapaces de procesar la situación o los estímulos que los rodean, lo que les lleva a un estado de descontrol.
Características de una crisis sensorial:
- Se produce una sobrecarga de información sensorial que el niño no puede manejar.
- El niño no tiene control sobre su comportamiento y no puede detenerlo sin ayuda externa.
- A menudo, la crisis ocurre «sin motivo aparente», lo que puede confundir a los padres.
- El episodio puede durar más tiempo y requiere un ambiente tranquilo para calmarse.
Principales diferencias entre rabietas y crisis sensoriales
Para los padres puede resultar complicado diferenciar entre una rabieta y una crisis sensorial. Sin embargo, existen varios indicadores que nos permiten distinguirlas:
- Propósito y control: Una rabieta tiene un propósito claro, mientras que una crisis sensorial no es intencional.
- Duración e intensidad: Aunque ambos pueden ser intensos, las crisis sensoriales suelen ser más prolongadas y difíciles de manejar.
- Respuesta a la atención: En una rabieta, el niño puede detenerse si nota que no obtiene lo que quiere. En una crisis sensorial, el niño no responde a intentos de comunicación ni llamadas de atención.
- Frecuencia: Las rabietas son más frecuentes, especialmente en edades tempranas, mientras que las crisis sensoriales son menos comunes y aparecen en contextos específicos.
Cómo manejar una rabieta
Cuando un niño tiene una rabieta, es importante mantener la calma y no ceder ante las demandas, ya que esto refuerza el comportamiento. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Ignorar la rabieta si es posible, pero asegurándote de que el niño se encuentra en un lugar seguro.
- Hablar con calma, validando los sentimientos del niño y explicando por qué su petición no es viable.
- Fijar límites claros y consistentes para evitar que las rabietas se conviertan en una forma habitual de obtener lo que desean.
Cómo gestionar una crisis sensorial
Las crisis sensoriales requieren un enfoque diferente, ya que el niño no tiene control sobre su estado emocional. Algunas recomendaciones para ayudar a tu hijo en estos momentos son:
- Retirar al niño del entorno que provoca la sobreestimulación.
- Proporcionar un espacio tranquilo y seguro donde pueda calmarse.
- Hablar con un tono suave y bajo, evitando aumentar la ansiedad del niño.
- Enseñar técnicas de regulación emocional, como respirar profundamente, una vez que la crisis haya pasado.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si notas que las rabietas o las crisis sensoriales de tu hijo son muy frecuentes, afectan su calidad de vida o parecen demasiado intensas, es recomendable buscar ayuda profesional. Un terapeuta ocupacional o psicólogo infantil puede evaluar la situación y proporcionar estrategias personalizadas para manejar estas situaciones.
Aprender a identificar y manejar las diferencias entre rabietas y crisis sensoriales no solo brinda tranquilidad a los padres, sino que también ayuda al niño a desarrollar habilidades para gestionar sus emociones y necesidades de manera más efectiva. Cada experiencia es una oportunidad para aprender y crecer juntos.