En una era hiperconectada, muchas madres y padres deciden compartir la vida de sus hijos en redes sociales. Las plataformas como Instagram, Facebook o TikTok permiten a las familias documentar momentos entrañables, pero también generan numerosos debates sobre los riesgos, beneficios y límites éticos de esta práctica, conocida como sharenting. A pesar de los avances en privacidad, las consecuencias de subir estas imágenes trascienden más allá de un simple gesto de orgullo familiar.
La tendencia del orgullo parental en redes sociales
Cada día, junto con fotos de platos deliciosos o mascotas adorables, aparecemos inundados de imágenes de menores celebrando cumpleaños, logrando metas escolares o simplemente disfrutando la infancia. Para muchos padres, estas publicaciones reflejan sentimientos de orgullo y felicidad, pero también generan opiniones divididas en el entorno digital.
La creciente práctica del sharenting proviene del deseo de compartir momentos familiares con amigos y familiares. Sin embargo, esta exposición va más allá de lo que podría considerarse privado. Según datos recientes, el 75% de los padres en redes sociales suben imágenes relacionadas con sus hijos, y una tercera parte no solicita autorización de los menores antes de publicarlas, lo cual supone una discusión sobre derechos y privacidad.
Críticas comunes al «sharenting»
Estudios recientes sugieren que los padres que habitualmente comparten imágenes de sus hijos en redes sociales son, en algunos casos, más críticos con respecto a cómo otros manejan la exposición de sus familias en línea. Este fenómeno también se extiende a grupos sociales que ven estas publicaciones como narcisismo digital.
El concepto de «alardeo humilde» está detrás del motivo de estas publicaciones. Según investigaciones, los padres buscan destacar los logros personales mientras aparentan humildad. Esto no solo ayuda a construir una imagen de «buena crianza», sino que también refuerza una identidad de conexión social que, con el tiempo, puede tener implicaciones tanto positivas como negativas en el desarrollo del niño.
Problemas legales y éticos
En el ámbito legal, el derecho a la privacidad y a la propia imagen es un tema crucial. La Constitución Española y otras normativas como la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia establecen la protección de datos personales de los menores. Este marco legal exige que las decisiones sobre publicar imágenes de niños se tomen de manera responsable.
Además, se estima que cualquier contenido publicado en redes sociales queda almacenado permanentemente en bases de datos, incluso después de eliminarlo. Esto plantea riesgos asociados a la explotación no autorizada de imágenes y posibles consecuencias legales para quienes no respeten las leyes de protección de datos.
Consecuencias psicológicas en los menores
El impacto emocional en los niños y adolescentes expuestos en plataformas digitales no debe subestimarse. Expertos en psicología afirman que esta práctica puede influir en la autoestima del menor y en su percepción de privacidad. Crecer bajo una lupa pública puede generar problemas de identidad y presión para mantener una imagen irreal.
Además, la sobreexposición digital puede dar lugar a ciberacoso o cyberbullying, ya que las imágenes de los niños pueden ser objeto de burlas o comentarios malintencionados. Esto destaca la importancia de reflexionar antes de publicar contenido sobre ellos.
Recomendaciones para un uso responsable
Existen medidas preventivas que los padres pueden adoptar para proteger a sus hijos mientras continúan compartiendo en redes sociales:
- Configura la privacidad: Asegúrate de que las publicaciones solo sean visibles para contactos de confianza y evita compartir detalles como ubicación o información personal.
- Pide consentimiento: Habla con tus hijos, incluso desde una edad temprana, sobre las publicaciones que desees compartir. Esto fomenta su participación y educación digital.
- Evita imágenes comprometedoras: Fotografías en situaciones potencialmente embarazosas, como en el baño o momentos vulnerables, deben mantenerse privadas.
- Usa plataformas seguras: Opta por servicios cifrados como WhatsApp para compartir imágenes exclusivamente con familiares y amigos cercanos.
Para los padres que desean un enfoque más restrictivo, limitar el contenido a álbumes familiares físicos o entornos completamente privados garantiza que los recuerdos permanezcan íntimos y seguros.
No cabe duda de que las redes sociales seguirán avanzando y moldeando nuestras interacciones familiares. Por esta razón, es fundamental reflexionar sobre las repercusiones de nuestras acciones, protegiendo los derechos de los menores y fomentando una crianza respetuosa dentro del ámbito digital.
Si bien es cierto que, los hijos son una gran bendición que llenan de orgullo sus padres desde que nacen, y que, son tantos los momentos emotivos que experimentamos con su crianza que, quisiéramos compartir cada alegría, gesto, avance de ellos con nuestros allegados; sin embargo, considero que, esos momentos precisamente son familiares y el compartir imágenes de los infantes, me parece una invasión a la privacidad del menor y al hecho de no poder decidir aún por sí mismo, si está de acuerdo o no con que, todas las personas conocidas de su familia y no conocidas, tengan acceso a esos recuerdos.
Por otra parte creo que, la mayoría de las personas desconocen que, todas las imágenes subidas en internet, quedan para siempre en la red, en la nube y no estoy segura si eso es lo que desean.
Gracias.