Elogia el buen comportamiento de tu hijo

Niños con altas capacidades señalando dibujos en una pared

Los elogios son una buena manera de poder decir a los niños que están haciendo las cosas bien, que van por el buen camino. Pero para que los elogios realmente sean buenos en la crianza infantil, se deben utilizar solo cuando sea necesario y con cautela. Nunca hay que elogiar a los niños para animarles cuando su trabajo o su comportamiento no es el correcto, porque entonces les estaríamos transmitiendo un mensaje contradictorio.

Además, los niños saben cuando se les está elogiando de forma no sincera y pueden sentirse aún peor. Por eso, es necesario elogiar a los niños pero hacerlo realmente cuando sea necesario y en el momento indicado. A continuación vamos a explicarte dos situaciones donde los elogios serían necesarios y adecuados.

Elogiar al niño cuando se ha comportado de forma respetuosa

Si tu hijo se ha mostrado respetuoso y con buena deportividad, por ejemplo, en un partido de fútbol, puedes decirle algo como: ‘Gran trabajo el de hoy’. Aunque la mejor manera de elogiar para que se dé cuenta de que realmente te has fijado en su esfuerzo y que lo que dices es sincero, es decirle lo siguiente: ‘Hoy has demostrado una gran deportividad en el terreno de juego. Le estrechaste la mano al jugador del otro equipo, no te quejaste cuando no te gustaron algunas cosas que dijo el árbitro y ayudaste a levantarse al compañero que cayó al suelo. Eres una parte importante de tu equipo y tus acciones lo demuestran’.

Cuando dices cosas como «buen trabajo», es posible que tu hijo ni siquiera sepa a qué te refieres. Etiqueta tus elogios para que sean específicos y para que tu hijo entienda por qué lo elogias. En lugar de simplemente elogiarle por sus habilidades o talentos, señala la forma en que se comporta con otras personas y habla sobre cómo afecta a los demás sus acciones. La capacidad de tu hijo para comportarse con respeto es mucho más importante que si ganó o perdió un partido.

Elogia el trabajo duro de tu hijo (su esfuerzo)

Imagina que tu hijo quiere jugar a un partido que le gusta y ha entrenado duro para conseguirlo. Quizá le digas cosas como: ‘Guau, nos has enseñado que estábamos equivocados, no nos esperábamos que fueses capaz de hacerlo tan bien’. Este mensaje es algo confuso.

Es mejor decir algo como: ‘El entrenador debe haber notado que has estado esforzándote mucho esta temporada y por eso ha decidido que juegues el partido de hoy, ¡y además has jugado muy bien!’

Evita hacer cumplidos a la ligera cuando señalas las debilidades de tu hijo y no lo compares con otros niños. Eso puede hacer que tu hijo quiera ser el «mejor». En cambio, elogia sus esfuerzos y deja en claro que a veces el esfuerzo vale la pena, pero evita darle expectativas poco realistas. Debe saber que el trabajo arduo no siempre es igual de exitoso y elógiale cuando muestre la voluntad de recuperarse después del fracaso… ¡estará aprendiendo resiliencia!

A menudo, es más fácil alabar las características y los logros de tu hijo que señalar esas lecciones de vida que construyen el carácter. Pero, si los busca, encontrará muchas oportunidades para elogiar el comportamiento y los esfuerzos de tu hijo… construyendo su autoestima.


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