Cómo hacer crema hidratante casera

Crema hidratante casera

La crema hidratante es una parte fundamental en nuestras rutinas de belleza. Crear una crema hidratante casera puede ser una buena forma de conseguir un cosmético de calidad y muy económico. Además, al realizar nuestros propios cosméticos disfrutaremos de un producto elaborado por nosotros mismos, que sabemos lo que lleva.

Los cosméticos caseros tienen sus beneficios. Por una parte nos permiten controlar cada ingrediente que se le añada. Para aquellas personas que tengan especial sensibilidad o problemas alérgicos, esta puede ser una buena alternativa. Por otro lado, es posible personalizar las cremas con texturas y aromas que nos gusten.

Qué tipos de cremas hidratantes caseras hay

Dependiendo del tipo de piel que tengamos, debemos elegir una crema hidratante u otra, con ingredientes diferentes, lo cual da lugar a distintos acabados. Por un lado están las cremas fluidas cuyo principal componente es el agua, las cuales son adecuadas para todo tipo de pieles, especialmente para las mixtas. Las cremas densas tienen la grasa como componente, por eso están especialmente creadas para las pieles más secas que necesitan una hidratación extra. Por otro lado, están las cremas oil free que están compuestas de siliconas y que se formulan para las pieles más grasas. Según tu tipo de piel tendrás que comprar unos u otros ingredientes para hacer la crema a tu medida.

Ingredientes para cremas caseras

Crema hidratante

El agua desmineralizada o el agua destilada son de los principales ingredientes que se usan para las cremas, pues le aporta hidratación y ligereza. Este tipo de agua constituye la base de la gran mayoría de las cremas. Además, se utilizan las aguas florales o hidrolatos. Las aguas florales dan aromas a las cremas, pero los hidrolatos, que son producto de la destilación de los aceites esenciales, conservan propiedades de estos aceites, además del aroma. Ambas se incluyen en la proporción acuosa de la crema, por lo que si en la fórmula pone que hay que incluir 40 ml de agua, en estos estarán incluidas las aguas florales o los hidrolatos.

Las grasas son otra parte importante de las cremas, ya que es lo que le aporta una textura más sólida, por la cual son más fáciles de utilizar. Pueden ser grasas líquidas como los aceites vegetales o sólidas como las ceras o mantecas. Cuanta más grasa se añada, más untuosa será la crema y más adecuada para las pieles secas.

Como la base de las cremas es agua y aceite y estos no se pueden mezclar sin más, habrá que utilizar un emulsionante, que será lo que permita la mezcla. El alcohol cetílico se utiliza cuando las cremas llevan más aceite que agua y el Olivem 1000 es para las cremas que llevan más agua que aceite.

También es importante añadir un humectante, el cual mantiene la crema en buen estado, ya que tardamos bastante en acabarla. Estos humectantes evitan que el agua que contiene la crema se evapore y se seque. Entre ellos está el Propilenglicol o la glicerina vegetal. Ambos ayudan a retener ese agua en la crema y también en la piel cuando la usamos, de forma que la sensación de hidratación dure más.

Una última cosa que se debe aplicar a las cremas caseras son los conservantes, para que se mantengan en buen estado y para que no desarrollen bacterias. Los más comunes son la Vitamina E, el ácido cítrico o el ácido ascórbico.

Personaliza tu crema

Crema hidratante

Cada crema hidratante se puede personalizar en cuanto a propiedades, colores y texturas. En las tiendas para crear cosmética natural es posible encontrar colorantes naturales, purpurinas para dar brillos o aceites esenciales para aportar aromas. Además, son muchos los ingredientes activos que se pueden añadir a las cremas para que sean algo más que una crema hidratante. Desde aloe vera en gel a baba de caracol.


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