Aunque se trate de una conducta algo normalizada dentro de las relaciones, no está nada bien que una hombre opte por los gritos a la hora de resolver los diferentes problemas, que pueden llegar a darse dentro de una determinada relación. Los gritos continuos terminan por ir deteriorando cualquier pareja, con los resultados negativos que supone ello a largo plazo.
Gritar es una manera de controlar la pareja y de hacer daño a nivel emocional a la otra parte. En el siguiente artículo te contamos por qué puede gritar una persona dentro de una relación y qué hacer frente a dicho comportamiento.
Motivos por los que una persona grita en una relación
Hay una serie de motivos o causas que pueden dar lugar a que no persona grite de manera habitual dentro de una relación:
- El grito es el único mecanismo que conoce a la hora de hacer frente a los diferentes problemas. Ante ello es importante que sepa poder regular las diferentes emociones y poder comunicarse con su pareja de una manera calmada y relajada.
- El grito es un forma de mantener el control dentro de una determinada discusión con la pareja. La persona no quiere perder el control bajo ningún aspecto y opta por gritar.
- El grito puede ser el resultado de un comportamiento o conducta agresiva. Se trata de una persona que no es capaz de solucionar las cosas hablando y manteniendo una conversación.
- El sentirse amenazado continuamente hace que acuda a los gritos a la hora de solucionar las cosas.. Con los gritos se sientes mucho más seguros aunque no sea la mejor manera de encontrar soluciones a los diferentes conflictos.
- En la gran mayoría de los casos, los gritos son consecuencia directa de la educación recibida en casa. Una persona que ha crecido en un hogar en el que los gritos estaban a la luz del día, es normal que al llegar a ser adulto se valga de los gritos como la única forma de solucionar los conflictos. Es por ello que es esencial la educación que reciben los niños durante la infancia por parte de sus padres.
Qué hacer si la pareja grita constantemente y a todas horas
Lo peor que puede hacer la otra persona es gritar también, ya que de esta manera la situación puede volverse insostenible y empeorar gravemente. Hay que indicar en cualquier caso que el que tiene el problema es la persona que grita y que no sabe mantener una comunicación. Se trata de alguien que carece de herramientas comunicativas y que no son capaces de resolver los diferentes problemas desde el raciocinio.
En el caso de que el grito se convierta en algo normal y habitual, es el momento de sentarse junto a esa persona y poner solución a dicho problema. Hay que hacer entender a esa persona que las cosas no se solucionan mediante gritos y que a la larga los mismos no son benefician en nada a la relación de pareja. El daño emocional se va haciendo cada vez más grande e importante con lo malo que ello conlleva al buen devenir de la pareja.
Por desgracia, muchas de estas personas no son capaces por sí mismas de poner solución a ello. En tal caso y si se quiere salvar la relación, lo mejor es acudir a un buen profesional que sepa tratar el problema de la mejor manera posible. De cualquier forma es esencial que la persona que grita se dé cuenta en todo momento de que no está actuando como debería y que debe cambiar de manera drástica si quiere seguir con la relación.
En definitiva, no se puede permitir bajo ningún concepto que una de las partes de un determinada relación acuda a los gritos a la hora de hablar las cosas. Los problemas son normales en cualquier pareja y ante ello, lo mejor es sentarse conjuntamente y buscar soluciones de una manera relajada y tranquila.