El poder suele ser uno de los motivos de los conflictos o de las peleas en muchas parejas. Las luchas de poder son constantes y habituales, algo que no beneficia en nada a la propia pareja. La cosa se agrava aún más cuando la parte que obtiene el poder lo emplea en su propio beneficio y no lo usa para mejorar la relación con la otra parte.
En el siguiente artículo te hablamos de la lucha de poder en la pareja y lo dañino que puede resultar para la relación.
La lucha por el poder en la pareja
Distribuir el poder dentro de la pareja no es una tarea nada fácil ni sencilla. Hay que tener en cuenta las necesidades de ambas personas y si ello no se produce, es probable que la cosa acabe mal. Lo normal es que con el paso del tiempo, el citado poder se equipare y cada persona lo use de manera adecuada en determinados momentos.
No puede ser que dentro de una determinada relación, sea solo una persona la que tenga dicho poder y la otra parte se limite sin más a aceptar las decisiones del otro. Con el tiempo, dicha dominación puede provocar daños serios a la pareja y causar que la relación llegue a debilitarse de manera peligrosa.
Problemas a causa de la lucha de poder en la pareja
La lucha de poder que se produce de manera habitual dentro de una pareja, puede llegar a causar un sinfín de problemas:
- Puede ocurrir que la luche de poder se deba a que las dos personas quieren asumir el rol de dominante. Las dos personas quieren llevar la razón en todo momento, provocando conflictos y peleas a todas horas del día. Ninguno de los dos da su brazo a torcer y ello hace que la convivencia sea realmente complicada y difícil. En estos casos es importante el empatizar al máximo con la pareja y ponerse en la piel del otro.
- De la misma manera pueden originarse diferentes conflictos en el caso de que nadie dentro de la pareja, quiera asumir el poder y el dominio. La falta de seguridad en la pareja es más que evidente y ello acaba por dañar a la propia relación. En tal caso es esencial el exponer las diferentes opiniones y a partir de ahí tomar la iniciativa de manera conjunta.
En definitiva, la lucha de poder dentro de una pareja se puede considerar como algo normal y no debe ser nada malo, siempre y cuando tal dominio y poder no cause daño a la otra parte de la pareja. Debe haber cierto equilibrio en el poder que tiene cada persona dentro de la relación. Lo que no es nada bueno para la pareja es que dicho reparto de poder sea el motivo de continuos conflictos de todo tipo.
Si ello ocurre, sería importante el sentarse a hablar de una manera sosegada y establecer una serie de acuerdos conforme al hecho de quién tiene el dominio dentro de la pareja. Lo ideal es que el poder vaya cambiando de manos según las diferentes decisiones que se deban tomar dentro de la relación. De lo contrario la situación se puede tornar en insostenible con todo lo malo que ello conlleva para la pareja.