El tipi (o teepee) era una vivienda cónica portátil utilizada por los pueblos nativos de las grandes llanuras de EEUU, muy funcional de acuerdo con el modo de vida nómada de los indígenas. Podía desmontarse y empacarse cuando la tribu decidía moverse del lugar en el que se encontraba establecida, y reconstruirse rápidamente una vez que llegaba a su nuevo destino. Motivo de juegos para los niños durante décadas (quien no ha jugado alguna vez a indios y vaqueros), se ha ido convirtiendo en un complemento decorativo polivalente para relajarse en casa.
El tamaño de un tipi standard cubre aproximadamente un metro cuadrado por una altura de 1,70 m.; el espacio justo para dos o tres pequeños o para que lo compartas con tu hijo/a. Las pieles de los originales han dado paso a tejidos de algodón o mezclados con poliéster. Si creemos que existe la posibilidad de sacarle partido a largo plazo es preferible optar por confeccionarlo en una tela básica como armazón para colocar sobre ella otra estampada y desmontable que podemos cambiar según la temporada o cuando llegue un nuevo miembro a la familia.
Los modelos infantiles disponibles en el mercado se decantan por diseños geométricos o animalísticos, el mundo del circo o los de estética «cowboy» y espíritu navajo que reflejan las imágenes superiores. Pura inspiración para que los niños fomenten su imaginación y viajen a otros universos; los tipis se convierten en un «fuerte» donde guardar sus tesoros, albergar sus cuentos preferidos o peluches blandos que funcionen como cojines.
Pero no pensemos que los tipis se reducen a un uso pre-púber porque precisamente son los dormitorios adolescentes los que ha recogido el testigo para dar a estas tiendas cónicas un nuevo sentido, conformando espacios de siesta, conversación, intimidad o reflexión. Las chicas prefieren tejidos en crudo, tonos pastel, o un binomio blanco-negro, aderezados con piel de oveja, alfombras tipo kelim, cojines de seda, mantas de lana, poufs… auténticos chill outs 2.0.
Y aún así tampoco deberíamos centrarnos solamente en las habitaciones: ¿Por qué no montar el rincón de lectura del salón en el interior de un tipi? Seguro que nos permitirá concentrarnos en la tarea sin restricciones, ya sea disfrutando de una revista o trabajando con el portátil. Eso sí, es preferible acercarlo al área que capte más luz natural o tendremos que disponer de una buena luminaria, y eso supone ciertas precauciones de uso para evitar posibles sobrecalentamientos.
Y ahora que llega el buen tiempo es el mejor momento para trasladar la «tienda de campaña» al mirador, la terraza o el jardín. Lo ideal es recurrir a tejidos de poliéster o tecnológicos, perdurables, lavables y resistentes a las inclemencias del exterior. Existen nuevos modelos de tipi colgantes, como una especie de hamaca con su propio soporte o bien atada de un árbol; diseños en forma cónica con carácter de refugio oscilante, fresco y divertido.
En este encantador tutorial os dan las pautas para confeccionar un precioso tipi casero si os animáis a este concepto relax bohemio y desenfadado. La prioridad reside en la elección de los palos para la estructura, firmes y flexibles; el patrón que se incluye facilita el proceso de costura y sirve de referencia para elaborar casi cualquier modelo.
Y si alguno de vuestros amigos tiene una mascota, estos mini tipis son el regalo ideal para dueños con estilo que quieren otorgar a su mejor amigo un espacio singular y acogedor. Hay ciertas diferencias en los modelos para perros o para gatos, se pueden colocar sobre una cama o una plataforma, y hasta ofrecen la posibilidad de personalizarlo añadiendo un monograma. ¡Quién mejor te entiende también puede compartir tus gustos en decoración!
Imágenes – Joyjoie, Food mine and body, Craftionary, Notonthehighstreet