Aunque cada vez son más las peluquerías y salones de belleza que están acogiendo entre sus productos tintes sin amoniaco, aún gana la venta de aquellos que sí contienen este componente en su formulación. Pero, ¿por qué es tan dañino el amoniaco de los tintes para nuestro cabello?
Según nos hemos informado en diversas páginas, sobre todo de tintes profesionales cuya composición contiene amoniaco, se ponen de acuerdo en lo siguiente: «El amoniaco es una molécula muy pequeña que cumple su función de ayudar en la coloración y después se evapora. Esa es la razón por la que podemos oler ese fuerte olor que desprende. Gracias a esa evaporación, y consecuente olor, el amoniaco no permanece en el cabello evitando que provoque reacciones con las proteínas del pelo. Simplemente desaparece después de cumplir su función».
Pero, ¿qué hay de verdad en todo esto? A continuación, además de descubrir si el amoniaco es tan malo como lo pintan o si es otro mito más de los muchos que rodean al campo del bienestar y la belleza, os recomendaremos unos tintes respetuosos con el cuero cabelludo y con nuestro pelo.
Algunos ingredientes sí son agresivos
Una coloración estándar suele llevar en su composición amoniaco, parabenos, colorantes y precursores de pigmentos. Estos ingredientes lo que hacen exactamente es abrir la cutícula del pelo permitiendo así a los colores del tinte penetrar con mayor facilidad. Es cierto que los tintes con dichos ingredientes tintan mejor nuestro cabello y el color no se va tan fácilmente como sí ocurre con otros tintes, pero estos también son los principales responsables de la mayoría de molestias que se asocian al acto de teñirse el cabello.
También depende mucho de las personas que lo hagan. Por ejemplo, las personas con piel sensible pueden manifestar molestias con picores, enrojecimiento o desequilibrio del cuero cabelludo, e incluso problemas respiratorios y/o caída del cabello. Y sin embargo, otras personas que no tienen ningún tipo de alergia o sensibilidad no perciben molestia alguna después de tintarse su cabello con este tipo de tintes.
Aún así, colorear nuestro cabello no tiene por qué ser perjudicial si se utilizan productos adecuados para ello. Podemos evitar estas reacciones si probamos con alternativas más respetuosas y con resultados iguales o similares a las coloraciones convencionales.
La henna
La henna es un producto natural similar a la arcilla que nos permite teñir nuestro cabello mientras le aportamos también numerosos beneficios. Su origen es totalmente vegetal y nos aporta color al cabello pero sin penetrar en la fibra capilar, a diferencia de los tintes con amoniaco.
La henna se suma a nuestro tono original sin modificarlo pero cubriendo bien las canas y va desapareciendo poco a poco con los lavados. Es cierto que se va antes que un tinte convencional, pero al ser totalmente respetuoso tanto con nuestro cabello como con nuestro cuero cabelludo, podemos aplicarla con mayor frecuencia.
Tiene una gama de colores bastante limitada, es un punto en contra y aporta cierto fondo rojizo a nuestro cabello, pero combinándola con otras plantas podemos obtener una gama cromática más extensa.
Es recomendable sobre todo para cabellos morenos y no se recomienda usar si ya tienes el pelo teñido con un tinte convencional previamente, porque es difícil pronosticar el resultado en el color final.
Cojas el color que cojas o te decantes por un tinte natural como la henna o uno convencional como los de toda la vida, es recomendable realizar una prueba previa de tolerancia al producto para así prevenir posibles alergias o complicaciones. Para ello extraeremos un mechón fino de la zona de la nuca, que puede ocultarse perfectamente si el resultado no es el esperado y probar en esta pequeña parte de nuestro cabello. De esta manera podremos saber si el tinte que queremos utilizar en todo nuestro cabello es el indicado para nosotras, no provocando ningún tipo de alteración, y además veremos si el color resultante es el que nosotros deseamos.