La inflamación crónica es un factor clave en muchas enfermedades articulares como la artritis reumatoide, diabetes de tipo 2, afecciones cardíacas y trastornos digestivos que empobrecen nuestra calidad de vida. Por suerte, existen vitaminas para la inflamación que pueden ayudarnos a combatir el problema.
Las vitaminas antiinflamatorias en combinación con una dieta antiinflamatoria contribuyen a controlar la inflamación crónica en muchos casos. ¿Y cuáles son estas vitaminas? Hoy hablamos largo y tendido de cada una de ellas y te invitamos a consultar con tu médico la posibilidad de añadirlas a tu dieta.
Vitamina A
La vitamina A contribuye a la formación y reparación del tejido óseo y ayuda en el crecimiento y cuidado del tejido muscular. Además varios estudios afirman que regula los procesos inflamatorios, al disminuir los niveles sistémicos del mediador inflamatorio conocido como MCP-1. Así, contribuye a alivia el dolor en los músculos y las articulaciones.
Vitamina E
La vitamina E es un compuesto orgánico esencial para nuestra salud. Un poderoso antioxidante que combate la inflamación y protege las articulaciones del desgaste prematuro. Así, de acuerdo a un análisis difundido en el European Journal of Clinical Nutrition, la suplementación con vitamina E podría ser útil para las personas que padecen enfermedades inflamatorias.
Debido a que el organismo no puede fabricarla de forma natural, es necesario incorporarla a la dieta en importantes cantidades. Podemos encontrarla en los frutos secos, las semillas de girasol, vegetales como la espinaca, el brócoli y el tomate, y en frutas como el mango y el kiwi.
Vitamina C
Otro antioxidante que ayuda a reducir la inflamación es la vitamina C. Conocida por su papel en la síntesis de colágeno, una proteína que forma parte de muchos de nuestros tejidos, es esencial para la regeneración de tendones y ligamentos.
Puedes incluir la vitamina C en tu dieta a través del consumo de frutas cítricas o vegetales de hoja verde, entre otros alimentos, pero también de los suplementos, un gran aliado para mejorar nuestra salud siempre que se consuman con algún tipo de supervisión ya sea de nuestro médico o nutricionista.
Vitamina B
La vitamina B participa en el metabolismo celular y su falta causa anemia. Sin embargo, no hay una única vitamina B sino 8 vitaminas que influyen de forma diferente en la inflamación crónica. Y entre estas las vitaminas para la inflamación que mas nos interesan son:
- B12, esencial para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y el correcto funcionamiento de varios procesos metabólicos.
- B6, interviene en el crecimiento, conservación y reproducción de todas las células del organismo e interviene en el metabolismo de neurotransmisores.
- B1, Fundamental para el proceso de transformación de azúcares y cumple una importante labor en la conducción de los impulsos nerviosos y en el metabolismo del oxígeno.
Vitamina D
La vitamina D ayuda a absorber el calcio y mantener así nuestros huesos sanos. Además, es importante para un buen cuidado de los sistemas nervioso, muscular e inmunitario. Varios estudios demuestran que esta vitamina reduce la inflamación causada por las células T, importantes del sistema inmunológico, si bien parece que son necesarias mas investigaciones para conoce como puede ser utilizada como tratamiento.
La mayoría sabemos que esta vitamina se consigue principalmente a través de la exposición al sol. Sin embargo, esta no siempre es suficiente o nuestro cuerpo puede presentar problemas para absorberla como debiera, lo que contribuye a niveles bajos que pueden requerir suplementación.
Vitamina K
La vitamina K es indispensable para la mineralización ósea y ayuda a mantener los huesos densos y resistentes. Además, previene la inflamación al inhibir los marcadores proinflamatorios producidos por los glóbulos blanco s, denominados monocitos.
Entre los alimentos que contienen vitamina K los mas importantes son las verduras de hojas verdes como espinacas, col rizada, coles de bruselas y brócoli, ricos concretamente en vitamina K1. Un vitamina que se absorbe algo peor que la vitamina K2, que puede encontrarse en la carne (atún, pollo y pavo), huevos y productos como la mantequilla.