
Hay momentos en los que el magnífico paisaje de Venecia parece pintado. Sucede cuando en una esquina, en un minuto, la luz rebota sobre esta ciudad imposible o atraviesa la bruma o algo que debe haber en el aire, y entonces, ahí está: un pincel hizo estos trazos con el óleo de los dioses y decidió que su obra tendría que deslumbrar por siempre a la humanidad, pero la condenaba al mismo tiempo a permanecer en vilo, aterrorizada ante la idea de que un día, ojalá nunca, toda esta belleza pudiera quedar sumergida en las aguas que lamen desde entonces los bordes de este lienzo único.
¿Cómo debe el viajero adentrarse en Venecia?
Con tiempo. Quizás sea uno de los pocos consejos dignos que puedan darse, porque parece no haber rincón de esta ciudad que no merezca ser explorado. La “experiencia Venecia” es única y múltiple al mismo tiempo, adaptándose a los deseos de las más de 14 millones de personas que la visitan anualmente. Cada una de ellas descubre una Venecia personal y diferente, impregnada de su peculiaridad y de la magia de sus canales y edificios históricos.
Levantada sobre un mosaico de más de un centenar de islas en medio de una laguna alimentada por el Adriático, esta ciudad es un milagro de ingeniería. En realidad, muchas de esas “islas” eran bancos de lodo que necesitaron un esfuerzo titánico y una inmensa inventiva para ser transformados en bases sólidas para la construcción. Este desafío dio lugar al esplendor actual, con edificios que parecen surgir directamente del agua.
Una ciudad construida sobre la necesidad
Venecia es, en su origen, hija de la necesidad. A los islotes de la laguna llegaron los pobladores de la región del Véneto huyendo de los guerreros godos, quienes devastaban su camino hacia Roma. Lo que comenzó como un retiro estratégico en medio del lodo iba a convertirse, con el tiempo, en el esplendoroso imperio del león alado, símbolo de San Marcos.
En los últimos cinco siglos, poco ha cambiado en el trazado y perfil urbano de Venecia. Aquí, la única forma verdadera de recorrerla es caminando o navegando. Al llegar a la ciudad por la estación de Santa Lucía, el viajero recibe de forma inmediata el impacto visual de encontrarse en un lugar que parece sacado de un sueño. La pregunta clave entonces es: ¿explorar a pie o a través del agua?
Atracción ineludible: la Plaza de San Marcos
Históricamente, las columnas de San Marcos y San Teodoro marcaban la entrada a la ciudad. Hoy, la Plaza de San Marcos es el núcleo vibrante de Venecia y el destino que todo viajero primerizo persigue casi instintivamente. A un lado de la plaza se encuentran la imponente Basílica de San Marcos —que alberga los restos del santo desde 1094— y el grandioso Palacio Ducal, un ejemplo extraordinario del gótico veneciano.
Este lugar es uno de los puntos más bajos de la ciudad, lo que lo convierte en el primero en sucumbir al fenómeno del “acqua alta”. Durante estas inundaciones, el visitante puede caminar por las pasarelas improvisadas y admirar otro aspecto único de Venecia.
Recorriendo el Gran Canal
El Gran Canal es la calle principal de la ciudad, usada por los venecianos y los turistas para desplazarse. Flanqueado por majestuosos palacios que datan desde el siglo XV, este canal ofrece vistas inigualables. Como principal arteria acuática, es recorrido por taxis acuáticos, góndolas y el popular vaporetto, una opción económica ideal para observar los palacios desde el canal.
A lo largo del Gran Canal se alinean joyas arquitectónicas que representan una mezcla de estilos: bizantino, gótico, renacentista y barroco. Estos edificios solían recibir a sus visitantes directamente desde el agua, destacando sus fachadas más espectaculares hacia el canal. Algunos de los palacios más destacados incluyen el Ca’ d’Oro, el Ca’ Rezzonico y el Ca’ Pesaro.
Puentes que cuentan historias
Venecia cuenta con más de 450 puentes que conectan todas sus islas. Entre ellos, dos se destacan por su historia y simbolismo:
- El Puente de Rialto: Finalizado en 1591, es uno de los puentes más antiguos y emblemáticos de Venecia. Sus tiendas y vistas panorámicas lo convierten en un lugar de parada obligada.
- El Puente de los Suspiros: Conecta el Palacio Ducal con la antigua prisión. Su nombre proviene de las leyendas que cuentan que los prisioneros suspiraban al cruzarlo, mirando por última vez la ciudad antes de ser encarcelados.
Descubriendo las islas cercanas
Además de la isla principal, la laguna alberga otras islas que merecen una visita:
- Murano: Reconocida mundialmente por su cristal soplado. Los talleres locales permiten a los visitantes observar el proceso de fabricación de estas exquisitas piezas.
- Burano: Famosa por sus casas coloridas y su tradición de encajes. Es un lugar pintoresco ideal para los amantes de la fotografía.
- Torcello: Más tranquila y rural, alberga la Basílica de Santa Maria Assunta, que cuenta con impresionantes mosaicos bizantinos.
El Carnaval de Venecia
El Carnaval de Venecia es uno de los eventos más icónicos del mundo. Sus máscaras y trajes de época transportan a los participantes a siglos pasados, cuando estas prendas servían para preservar el anonimato y fomentar las intrigas palaciegas. Participar en el carnaval es una experiencia única que conecta al visitante con la rica historia de la ciudad.
Venecia es un lugar que no se puede abarcar en una sola visita. Cada rincón, cada canal y cada isla tienen su propio secreto esperando ser descubierto. Prepararse para explorar sus maravillas con paciencia y atención al detalle garantiza un viaje inolvidable, digno de ser repetido una y otra vez.
A tomar en cuenta
- Conviene llevar una buena guía para apreciar y entender mejor los lugares que sorprenden a cada paso. La de Venecia y el Véneto de El País-Aguilar es una opción excelente y detalla los principales palacios en la ruta del Gran Canal.
- Si el presupuesto es estrecho, una buena opción para esquivar el costo de los hoteles venecianos es alojarse en la vecina Mestre, situada a pocos minutos en tren y autobús de Venecia. O mejor aún, un poco más allá, en la hermosa y apacible Treviso, a 25 minutos en tren.
- Tomar calles al azar es fabuloso cuando se tiene tiempo, pero si sólo se dispone de un día lo mejor es preparar un recorrido por los sitios de mayor interés.
- La Basílica de San Marcos, construida entre 1063 y 1094 luego que un incendio destruyera la primera edificación que albergaba los restos de San Marcos, es de visita obligada y detenida: desde su planta de cruz griega hasta las alturas del llamado Museo Marciano donde están (en el interior) los imponentes caballos de bronce traídos como botín desde Constantinopla en 1204 y sus réplicas en el exterior con una gran vista de la piazza.
- El Café Florian, bajo las arcadas de San Marcos, es un clásico: fue fundado el 29 de diciembre de 1720 y es el café más antiguo de Italia. También es posible que sea uno de los más caros del país en el que, además, se cargan a la cuenta 5 euros por persona si hay música en vivo. Otra leyenda es el Harry’s Bar, el lugar donde se inventó el bellini y sitio de peregrinación de gringos que andan tras los pasos del fantasma de Ernest Hemingway, quien fuera asiduo del local. Caro, pretencioso y sin vista a la ciudad.
- En la zona del Cannaregio, un paseo interesante es el ghetto, un apacible barrio donde se constituyó, a principios del siglo XVI, el primer gueto judío. S.E








