Es cierto que no siempre tenemos el mismo tiempo para comer, porque el trabajo nos espera, pero un día tras otro puede suponer que algunos problemas comiencen a aparecer. Sí, el comer rápido hará que tu cuerpo se resienta y por lo tanto te lo haga saber de una manera no demasiado agradable. ¿Eres de las personas que casi ni se sientan cuando están comiendo?
Sí, sabemos que no todos los días podemos lidiar con todo lo que tenemos por delante. La familia o el trabajo hacen que vayamos siempre a 100, pero debemos intentar pausar un poco, por nuestra salud. Es por ello que ahora te hablamos de los problemas que te acarrea el comer rápido. ¡Tenlo muy en cuenta!
¿Qué pasa cuando se come muy rápido?
No significa que vayan a ocurrir todos, pero sí que podemos tener más posibilidades de que aparezcan en nuestra vida debido a comer rápido. Por un lado llega el aumento de peso o la hinchazón, porque nos parecerá que no estamos saciados y seguiremos comiendo todavía más hasta hartarnos. Como no masticamos bien, por esa rapidez, la indigestión también puede ser otra de las consecuencias directas. Pero es que además, y ya hablando de problemas más graves, sí que el comer rápido tiene relación estrecha con enfermedades como la diabetes, el colesterol e incluso con enfermedades cardiovasculares. Así que, conociendo todo esto, sí es el momento de apostar por un poco más de tiempo a la hora de comer y de disfrutar de cada plato.
¿Cuáles son las consecuencias de no masticar bien los alimentos?
Cuando no masticamos bien, no generamos tanta saliva y como consecuencia de ello, tampoco las enzimas que son básicas a la hora de descomponer los hidratos o bien de decir adiós a ciertas bacterias que puede tener la comida. De manera que esta irá directamente hacia el aparato digestivo y una vez allí diferentes órganos tendrán un doble trabajo. Para entenderlo un poco más, diremos que será más frecuente sufrir algún tipo de intoxicación y como no, de problemas estomacales como pesadez o acidez. Tampoco podremos saborear cada plato como bien se merece y aunque no te lo parezca, también es otra de las consecuencias directas. Al producir menos saliva, los restos de los alimentos también se quedan pegados en los dientes y provocarán mal aliento.
¿Qué hacer para no comer tan rápido?
A veces no nos damos cuenta de que estamos comiendo muy rápido. Quizás porque ya tenemos la costumbre tan arraigada que lo hacemos sin querer.
- Concéntrate en masticar y saborear: esto no quiere decir que tengas que estar concentrada, sin hablar o compartir con tu familia. Sino que debes pensar en darle un ‘plazo’ a esos alimentos que tienes en la boca. Aunque son unos 30 segundos lo más aconsejable, no tienes que seguirlo a rajatabla.
- Bebe un par de sorbos de agua entre un bocado y el siguiente.
- Puedes soltar los cubiertos unos segundos, porque esto hace que haya una especie de paréntesis y te permita descansar.
- Siéntate siempre a la mesa. Antes lo mencionábamos, que a veces por culpa de tiempo o por atender a todos los demás, no podíamos ni sentarnos. Pero es muy necesario que lo hagas. Porque al comer de pie quizás no se es tan consciente de lo que se come y por lo tanto, ingerimos más cantidad.
- Evita cualquier distracción. No decimos que no puedas hablar con tu familia pero sí que evites la televisión, los móviles o similares, porque captan toda nuestra atención y con ello, no mediremos bien lo que estamos comiendo.
Así que, siempre es mejor seguir dándole el tiempo necesario al momento de la comida porque es importante y nuestra salud nos lo agradecerá.