Para cuidar la piel siempre debemos aplicar los mejores remedios en forma de productos. Claro que en ocasiones podemos recurrir a un mineral como son los tipos de arcilla. Aunque no es algo nuevo realmente, sí es cierto que en los últimos años se han convertido en uno de los grandes básicos de la belleza, así que, debemos tenerlas siempre en cuenta.
Las diferentes arcillas nos van a ayudar con los diferentes problemas que podamos tener en la piel. Todas ellas serán perfectas para el cuidado de la piel, pero es cierto que siempre podemos tener algunos cuidados más específicos. De ahí que debes conocer todo lo que pueden hacer por ti y luego decidir con cuál te quedas. ¡Comenzamos!
Qué beneficios tiene la arcilla para la piel
Tenemos que comenzar con todos los beneficios que tienen los tipos de arcilla en general, para entender un poco más y mejor el porqué necesitamos de ella. Claro que luego veremos cómo cada una de ellas nos brindará nuevas ventajas sobre nuestra piel. A grandes rasgos los beneficios de usar arcilla son los siguientes:
- Limpian la piel en profundidad y ayudan a eliminar todo tipo de impurezas.
- Tienen propiedades desinfectantes, por lo que van a desintoxicar la piel.
- Además, también la protegen de los factores externos como puede ser del sol.
- Gracias a la arcilla tu piel estará mucho más hidratada.
- También van a regenerar la piel.
- Como son revitalizantes, nuestra piel tendrá ese toque de luminosidad que tanto nos gusta.
- Controlarán el exceso de grasa, por lo que serán perfectas para controlar un exceso de sebo.
Tipos de arcilla: la blanca
Quizás la arcilla blanca sea una de las más conocidas, porque al combinarse con un poco de agua, conseguiremos un resultado cremoso para aplicar sobre todo tipo de piel. Sí, tanto en las más sensibles como en las pieles más secas hará sus milagros. Uno de sus propósitos principales es conseguir eliminar todo tipo de impurezas pero además, si la usas de una manera regular, notarás tu rostro más suave. Sin olvidar que también dejará la piel mucho más tersa. También será perfecta para todas esas pieles más grasas, porque va a controlar el exceso de esta. Reduciendo de manera considerable el tamaño de los poros. Como está indicada para tonificar, también las pieles maduras pueden usarla, consiguiendo ver grandes resultados.
La arcilla verde
Claro que si la blanca es una de las grandes conocidas, la verde no se queda a un lado. En ese caso es perfecta para las pieles grasas o mixtas. De ahí que siempre se suele usar cuando tenemos un problema específico en la piel. Porque gracias a sus propiedades va a tonificar pero también a reafirmar. Sin olvidarnos que es perfecta para una limpieza profunda y también para exfoliar. De manera que cuando contamos con una piel llena de acné, será de gran ayuda. Te ayudará a sentir la piel más flexible y más fresca, mientras te ayudará a cicatrizar los tejidos, aportando bastantes minerales para un proceso más que saludable. ¡Recuerda que también mejora la circulación!
La arcilla negra
En este caso, la arcilla negra se suele usar para limpiar y rejuvenecer la piel. Porque al contar con numerosos minerales como el silicio, ayudarán a la textura de nuestro rostro. De ahí que es muy usada en las pieles maduras. Si quieres desintoxicar tu piel, es el momento de apostar por una arcilla de este color básico.
La arcilla de color amarillo
Compuesta por hierro así como potasio, quizás no tiene el gran éxito de otras que hemos mencionado pero sí muchos beneficios. Podemos decir que si quieres mejorar la elasticidad de la piel, además de controlar el exceso de grasa, será tu mascarilla favorita. Del mismo modo que si tienes problemas de dermatitis, también se verán mejorados gracias a la arcilla amarilla.
La arcilla roja: otro de los tipos de arcilla a tener en cuenta
Es perfecta y recomendada para las pieles más secas. Porque le dará un acabado más suave, al mismo tiempo que también se considera como un buen exfoliante y ayuda a mejorar ciertas marcas o cicatrices que tengamos en la piel. Sí, la pueden usar también las pieles más sensibles.