Ten una crianza sensible y no reactiva

Madre leyendo un libro a sus hijos

Desde incluso antes de que los niños empiecen a hablar, es necesario que los padres les hagan ver que pueden hablar con ellos y mantener una conversación abierta. Cuando se trata de influenciar a nuestros hijos, simplemente basar la crianza en hacer  reglas nunca funciona, pero mantener un sentido de comunicación abierto e igual sí lo hace.

Sin embargo, para que esto funcione, debemos rendir cuentas: tenemos que cumplir nuestra palabra para ganar la confianza de nuestros hijos. Si invitamos a nuestros hijos a que hablen honestamente con nosotros, pero nos ponemos defensivos o erráticos en nuestras respuestas, les damos muy buenas razones para NO decirnos qué está pasando realmente en sus vidas. A medida que crezcan empezarán a dejar de decirte las cosas solo por miedo a tu reacción desmesurada y en ocasiones, irracional.

La comunicación es vital

Un niño puede que tenga un mal comportamiento en la mesa, pero en lugar de reaccionar de forma negativa ante él para que se comporte bien, puedes sacarle de la mesa y sentarte en otro lugar con él. Pregúntale con cariño si hay algo que le ha molestado y quizá te cuenta que alguien en el colegio no quiso jugar con él, por ejemplo. O que no le escuchaste cuando quería enseñarte algo importante para él.

En lugar de decirle que eso no es excusa para portarse mal en la cena, lo mejor es que reacciones de forma sensible, entendiendo sus emociones y sintiendo lo que él siente. Necesita tu compresión más que nunca. Recuerda que un mal comportamiento en un niño, siempre es porque hay una emoción fracturada detrás que debe ser sentida con amor por parte de los padres.

Mujer feliz sin hijos

De esta manera, si te comunicas con tus hijos con sensibilidad les estarás invitando a que se comuniquen contigo la próxima vez que se sientan mal y que así, puedan reconducir sus emociones en lugar de manifestarlas con comportamientos negativos. De esta manera podréis sentiros todos felices y que exista una buena armonía no solo en el hogar, si no también reforzando vuestro vínculo afectivo.

No reacciones a la defensiva

Como padres, debemos hacer todo lo posible para no reaccionar a la defensiva con nuestros hijos o tratar de sacarlos de su realidad, no tienes que sacarles de su realidad, debes entrar en ella para entenderles y después, guiarles por el mejor camino a seguir. Por su bien y por el de todos.

En cambio, deberíamos pedir disculpas por haber herido sus sentimientos y ayudarlos a dar sentido a su perspectiva y experiencia únicas. Entonces podemos compartir nuestros propios sentimientos sobre cómo actuaron y disfrutar de un nivel de interacción igual y honesto… Tus hijos se merecen esa relación horizontal, recuerda que eso no quita que les hables con firmeza y que existan unas normas y reglas claras en casa… Aunque a  veces puedan ser algo flexibles.

Si nos deslizamos y reaccionamos de manera insensible o inapropiada, es importante retroceder y deshacer el daño que hemos causado a la confianza de nuestro hijo en poder comunicarse con nosotros. Momentos de tensión existirán en todas las relaciones de padres e hijos, pero si pasas el límite inapropiado, pide disculpas y remienda tu error para que en un futuro no pase de nuevo y tus hijos, sigan confiando en ti.


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