Las rosquillas fritas son un dulce icónico de la gastronomía tradicional española, especialmente popular durante la Semana Santa. En esta receta te proponemos una variante única: rosquillas fritas con vino dulce, una alternativa deliciosa y aromática que puedes disfrutar en familia. Además, te ofrecemos la opción de hornearlas, para quienes prefieran evitar las frituras.
Aunque las rosquillas tradicionales suelen incluir anís como ingrediente principal para aromatizarlas, esta receta utiliza un toque especial de vino dulce, concretamente de la denominación de origen Pedro Ximénez. Sin embargo, puedes personalizar la receta empleando cualquier otro vino dulce de tu preferencia, adaptándola a tus gustos y a los sabores que más se disfrutan en tu hogar.
Preparar estas rosquillas no requiere ser un experto en repostería, aunque sí puede llevar su tiempo, sobre todo si optas por freírlas. Sin embargo, el resultado valdrá la pena: rosquillas doradas, esponjosas y llenas de sabor. ¡Vamos a por la receta!
Ingredientes
- 560-600 g de harina
- 15 g de levadura química
- 5 huevos
- 130 g de azúcar
- 50 g de aceite de oliva
- 25 g de vino dulce
- 8 g de sal
- Aceite de oliva para freír
Paso a paso
- Si planeas hornear las rosquillas, precalienta el horno a 240 ºC para tenerlo listo al momento de cocinarlas.
- En un bol, mezcla 560 g de harina, la levadura química y la sal. Tamiza los ingredientes para evitar grumos.
- En otro recipiente, bate los huevos junto con el azúcar, el aceite de oliva y el vino dulce. Continúa batiendo hasta obtener una mezcla esponjosa y blanqueada.
- Poco a poco, incorpora la mezcla de harina, levadura y sal a la preparación líquida. Mezcla inicialmente con varillas y, al espesar, amasa con las manos en una superficie ligeramente enharinada. Asegúrate de lograr una masa suave que no se pegue a los dedos. Si esto ocurre, añade más harina poco a poco.
- Divide la masa en porciones de 32 g aproximadamente. Forma pequeñas bolas, haz un agujero en el centro y dales la forma de rosquilla, asegurándote de que no queden demasiado gruesas, ya que se inflarán al freírlas u hornearlas.
- Si decides hornearlas, coloca las rosquillas en una bandeja cubierta con papel sulfurizado. Puedes pintarlas con huevo batido para darles un tono dorado más atractivo. Hornéalas durante 12 minutos o hasta que estén ligeramente doradas.
- Si las prefieres fritas, calienta abundante aceite de oliva en un cazo o sartén profunda. Fríe las rosquillas en tandas de 2 o 3, girándolas para que se doren de manera uniforme por ambos lados. Sácalas cuando estén bien doradas y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
- Por último, deja enfriar las rosquillas sobre una rejilla. Una vez frías, estarán listas para disfrutarlas.
Además de ser un postre ideal para la Semana Santa, las rosquillas fritas destacan por su versatilidad. Puedes disfrutarlas como merienda junto a una taza de chocolate caliente o café, o incluso acompañarlas con una copita de licor dulce para realzar sus matices de sabor. Para conservarlas frescas, guárdalas en un recipiente hermético; así se mantendrán deliciosas durante varios días.
¿Te interesa descubrir más platos tradicionales vinculados a la Semana Santa? No te pierdas este artículo:
Si eres amante de los postres tradicionales, también te puede interesar esta receta:
En el proceso de preparar este dulce clásico, podrás experimentar la conexión con la tradición y la cultura que envuelve a recetas como esta. Ya sean fritas o al horno, con vino dulce o anís, las rosquillas son un manjar que nunca pasa de moda.