Las patas de gallo, esas pequeñas arrugas que aparecen alrededor de los ojos, son uno de los primeros signos del envejecimiento que muchas mujeres intentan prevenir o reducir. Aunque son inevitables con el paso del tiempo, existen múltiples formas de mitigarlas. Entre las opciones más efectivas está el tratamiento láser Resurfacing, una técnica que no solo combate estas marcas de expresión, sino que también rejuvenece la piel. Esta solución no invasiva ha ganado popularidad gracias a sus resultados visibles y duraderos.
¿Qué causa las patas de gallo?
La aparición de las patas de gallo está directamente relacionada con el envejecimiento, pero factores como la exposición prolongada al sol, la falta de hidratación, el estrés y las repetidas contracciones musculares alrededor de los ojos también juegan un papel determinante. La pérdida gradual de colágeno y elastina, componentes esenciales para mantener la tersura de la piel, contribuye a la formación de estas arrugas. Sumado a esto, el daño solar intensifica el deterioro cutáneo, generando manchas y flacidez.
¿En qué consiste el tratamiento láser Resurfacing?
El Resurfacing es un procedimiento no quirúrgico que utiliza una tecnología láser avanzada para renovar las capas superficiales de la piel. Mediante esta técnica, se eliminan las células dañadas, permitiendo que una piel más joven, suave y libre de imperfecciones emerja. Una de las principales ventajas de este tratamiento es su capacidad para estimular la producción de colágeno, mejorando la firmeza y la textura de la piel.
Existen diversos tipos de láser utilizados para el Resurfacing, siendo el más destacado el láser de CO2 fraccionado. Este tipo de láser genera pequeños puntos de calor en la dermis, dejando áreas de piel intacta entre ellos, lo que acelera el proceso de recuperación y minimiza los riesgos de complicaciones. Gracias a su precisión, puede actuar en áreas específicas como el contorno de los ojos, eliminando las arrugas perioculares (patas de gallo).
¿Quiénes son candidatas para este tratamiento?
El Resurfacing está recomendado para personas con signos leves o moderados de envejecimiento, incluyendo:
- Arrugas periféricas, como las patas de gallo y las líneas de expresión.
- Manchas solares y queratosis actínicas.
- Cicatrices de acné y estrías.
- Flacidez cutánea en el rostro o cuello.
Es importante tener una evaluación previa con un especialista para determinar si este tratamiento es el más adecuado según las necesidades individuales y las condiciones de la piel. Además, se debe tener en cuenta que no se recomienda en personas con infecciones activas en la piel o ciertas condiciones médicas, como trastornos de cicatrización.
¿Cómo se realiza una sesión de Resurfacing?
Una sesión de Resurfacing comienza con la limpieza de la piel usando un antiséptico para eliminar cualquier residuo. A continuación, se aplica una crema anestésica tópica para minimizar las molestias durante el procedimiento. El láser se dirige de manera controlada a las áreas a tratar, eliminando las capas superficiales y estimulando la regeneración de la piel.
El procedimiento suele durar entre 20 y 30 minutos, dependiendo del área tratada. Una ventaja significativa del láser fraccionado es que actúa en áreas específicas sin afectar gravemente la piel circundante, lo que facilita una recuperación más rápida en comparación con otros métodos.
¿Qué esperar durante la recuperación?
Tras el tratamiento, es habitual que la piel aparezca enrojecida y sensible, similar a una quemadura solar. También pueden presentarse una ligera hinchazón y formación de costras en las áreas tratadas, las cuales se desprenderán naturalmente en el transcurso de 7 a 14 días. Durante este periodo, se deben seguir las siguientes recomendaciones:
- Asegurarse de mantener la piel hidratada utilizando cremas específicas.
- Evitar la exposición directa al sol. En caso necesario, proteger la piel con un protector solar de amplio espectro con FPS 50 o superior.
- Evitar maquillarse hasta que la piel esté completamente cicatrizada.
- Limpiar suavemente el área tratada con productos recomendados por el médico.
Estos cuidados son esenciales para evitar infecciones y garantizar un resultado óptimo.
Resultados y duración de los efectos
Los primeros efectos del Resurfacing se hacen visibles aproximadamente una semana después de la sesión, cuando la piel comienza a regenerarse. Sin embargo, la mejoría en la firmeza, textura y luminosidad se incrementa progresivamente durante los siguientes 6 meses, a medida que se produce nuevo colágeno.
Aunque los resultados son duraderos, no son permanentes. Con el tiempo, el proceso natural de envejecimiento hará que las arrugas reaparezcan, por lo que se recomienda mantener una rutina de cuidado de la piel y, en algunos casos, repetir el tratamiento cada dos o tres años para prolongar sus beneficios.
Beneficios del Resurfacing frente a otros tratamientos
El Resurfacing presenta numerosas ventajas frente a otros procedimientos estéticos:
- Resultados visibles y duraderos: Mejora la textura y la firmeza de la piel desde la primera sesión.
- Personalización: Permite adaptar el tratamiento según las necesidades específicas del paciente.
- Versatilidad: Puede tratar diversas afecciones cutáneas, incluyendo manchas, cicatrices y arrugas.
- Estímulo de colágeno: Favorece la producción de colágeno, esencial para una piel joven y tersa.
Cuidados para prolongar los resultados
Para mantener los beneficios del tratamiento, se recomienda seguir consejos básicos como estos:
- Usar diariamente cremas hidratantes adecuadas para el tipo de piel.
- Proteger la piel del sol con protector solar de alta protección.
- Evitar fumar y mantener una dieta equilibrada rica en antioxidantes.
- Incorporar productos de cuidado facial que potencien la regeneración celular, como aquellos que contienen retinol.
El Resurfacing es una técnica avanzada que, además de mejorar estéticamente, restaura la salud de la piel. Este procedimiento no solo elimina las patas de gallo, sino que también brinda una apariencia más joven y renovada, asegurando resultados que marcan la diferencia.