Hay un refrán popular que dice que después de la tormenta acaba viniendo la calma. Si se extrapola al mundo de la relación de pareja se puede decir que después de una discusión o pelea, suele haber una reconciliación que lo calma todo. Sin embargo hay veces en los que los conflictos son tan frecuentes que las partes se cuestionan si de verdad merece la pena una reconciliación.
En el siguiente artículo te contamos cuándo resulta necesario reconciliarse con la pareja y cuándo no merece la pena.
Cuándo no es bueno reconciliarse con la pareja
A la hora de llevar a cabo una reconciliación con la pareja es importante el tener en cuenta los sentimientos propios y si los mismos son tan fuertes como para poder luchar por la relación. En caso contrario hay una serie de casos en los que no resulta para nada aconsejable el volver con la pareja:
- El principal motivo por el que quieres reconciliarte se debe al hecho de que tienes mucho miedo de que se termine la relación.
- Las peleas son continuas y con la reconciliación no se termina el problema.
- El acto de reconciliación es concebido como un acto de venganza hacia la pareja.
- Hay un sentimiento de culpabilidad que te lleva a reconciliarte con la pareja.
- Concibes el acto de reconciliación como un deber hacia los hijos.
- Existen una serie de intereses o fines económicos.
- La reconciliación depende en gran medida de lo que piensen los demás.
En todos estos casos es recomendable no volver a intentarlo con la pareja. La reconciliación no funciona y solo se alarga una situación que no beneficia en nada a las partes.
Cómo reconciliarse con la pareja
Si estás enamorado/a de la pareja y quieres luchar por conseguir cierto bienestar, es bueno hacer todo lo posible para reconciliarse la persona amada. Pero es importante decir que con la simple intención no basta, ya que es esencial acertar con la forma elegida para solucionar el conflicto. en cuestión.
En primer lugar es importante tenerlo todo claro y pensar las cosas bien antes de actuar. Debes tomar cierto tiempo para analizar los diferentes sentimientos y emociones. Es bueno el identificar el problema que causa dichos conflictos y a partir de ahí actuar de la mejor manera posible. Hay que centrarse en uno mismo y dejar de lado a la pareja.
Una vez lo tengas todo claro, es el momento para sentarse con la pareja y hablar las cosas sin tapujos y sin rodeos. No hay que correr en ningún momento y tomar el tiempo que haga falta para solucionar las cosas. Busca un lugar tranquilo en el que poder exponer lo que se piensa y lograr tener una comunicación fluida con la pareja.
La mejor forma de reconciliarte con la pareja es exponiendo sin problemas lo que has pensado y reflexionado. Cada parte debe decir lo que piensa de la relación y lo que ve a largo plazo. Al igual que es importante decir lo que uno piensa, también es bueno escuchar de manera atenta lo que piensa la pareja.
La reconciliación se lleva a cabo cuando las partes llegan a un acuerdo. Debe haber un compromiso de ambas personas de revertir la situación y de luchar por la propia relación. Recuerda que reconciliarse con la pareja no es pasar página por lo ocurrido y seguir como si no hubiera ocurrido nada. Dicho acto debe consistir en el interés de las partes por mejorar en la relación y evitar ciertas conductas o acciones que puedan dañar a la relación.
En definitiva, no siempre resulta positivo el reconciliarse con la pareja. Hay casos en lo que es mucho mejor el poner fin a la relación que el volver a intentarlo. La falta de compromiso de las partes unido a cierta desgana, puede provocar que la reconciliación sea insuficiente para que la pareja salga a flote y continúe como tal.