Algunos de los estudios mas actualizados sobre la Huella Ecológica constatan que actualmente la humanidad está consumiendo una cantidad de recursos naturales equivalente a 1,6 Planetas para satisfacer sus necesidades. Y nuestro país está entre los que siguen consumiendo más recursos de los que pueden producir.
La Huella ecológica nos proporciona una forma sencilla de medir el impacto o la marca que deja una persona, una comunidad o un país sobre el planeta. Un impacto que no ha dejado de crecer en los últimos años y que solo podremos contrarrestar si cambiamos con premura la forma en que producimos, escogemos y consumimos los recursos. Hoy hablamos en Bezzia de la Huella ecológica y de como reducir la nuestra, ¡descúbrelo!
¿Qué es la huella ecológica?
La Huella Ecológica es la medida, expresada en hectáreas globales (hag), del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza, representada por la superficie necesaria para producir los recursos y absorber los impactos de dicha actividad:
- Superficie necesaria para proporcionar alimento de origen vegetal.
- Hectáreas necesarias de bosque para asumir el CO2 proveniente del consumo energético.
- Superficie marina destinada a la pesca.
- Hectáreas necesarias para el pasto que alimenta al ganado y produce alimento de origen animal.
- Áreas urbanizadas.
Gracias a la huella ecológica, podemos evaluar el impacto que produce sobre el planeta una forma determinada de vida. Es, por tanto, un indicador muy utilizado para la medición del desarrollo sostenible. Un indicador aun en desarrollo que por el momento no contabiliza los impactos que se producen en el suelo, la disminución de biodiversidad, la atmósfera (exceptuando las emisiones de CO2) y la degradación del paisaje.
Como reducir nuestra huella
Cada actividad genera su propia huella ecológica. La agricultura, la ganadería, la actividad forestal, la urbanización, el uso del agua y el consumo de energía, son actividades que influyen en su propia medida a acrecentar esta huella. Y es por tanto en estas áreas en las que debemos trabajar para reducir nuestra huella. Pero, ¿cómo?
La ganadería
Los datos de los últimos informes coinciden en señalar que el sistema alimentario actual resulta insostenible. Casi el 80% de los terrenos agrícolas se destina actualmente a la ganadería con el fin de producir carne y lácteos; y sin embargo, estos productos animales suministran apenas el 33% de las proteínas que consumen los seres humanos en el mundo. De ahí que estos mismos estudios inviten a apostar por una dieta vegana.
La agricultura
Los terrenos dedicados a la agricultura ocupan el 34% del área de tierra del Planeta. Esta actividad es además responsable del 69% de las extracciones de agua dulce y, junto con el resto del sistema alimentario, genera casi la tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para reducir este impacto es necesario apostar tanto por productos locales como por una producción local y sostenible. Además, también aquí influye el exceso de consumo de productos de origen animal en nuestros días. ¿Por qué? Porque parte de estos terrenos dedicados a la agricultura, son trabajados para alimentar a estos animales de granja.
La energía
Aunque el proceso de transición energética tras los Acuerdos de París sea un hecho, es necesario insistir en la necesidad de apostar por las energías renovables para luchar contra el cambio climático. Además es preciso incidir en el ahorro y la eficiencia como único modelo posible.
¿Qué puedes hacer tu? Puedes comenzar por ahorrar energía en tu vivienda siguiendo estos sencillos consejos y estudiar diferentes alternativas para generar tu propia energía, haciendo así mas sostenible tu vivienda. Además, es importante conocer cómo de producen y cuánto cuesta producir a nivel energético aquello que consumimos con el fin de poder tomar mejores decisiones de compra.
La tendencia de consumo actual indica que para el año 2050 necesitaremos 2,5 planetas para garantizar la producción que satisfaga las necesidades de todos los habitantes de la tierra. Y son dos áreas las que contribuyen especialmente a este crecimiento y en las que debiéramos poner el foco según los últimos estudios: el mayor consumo de productos animales y de energía, concretamente, la que proviene de combustibles fósiles.