El uso de tacones altos ha sido durante décadas símbolo de estilo, elegancia y feminidad. Sin embargo, más allá de la estética, este tipo de calzado genera diversas consecuencias negativas para la salud que afectan no solo a los pies, sino también a otras partes del cuerpo como la columna vertebral, las rodillas e incluso la cadera. Aunque los tacones puedan estilizar las piernas y mejorar la postura en imágenes, el impacto biomecánico y el esfuerzo adicional que exige al cuerpo pueden desencadenar diversos problemas a corto, mediano y largo plazo.
En este artículo exploraremos en profundidad los problemas de salud que puede generar el uso prolongado de tacones, desde los más leves hasta los más graves, y ofreceremos consejos útiles para minimizar estos riesgos sin renunciar por completo a este tipo de calzado. Si eres de las que usa tacones con frecuencia o simplemente deseas informarte mejor sobre el tema, sigue leyendo.
Consecuencias del uso frecuente y prolongado de tacones
Alteraciones en la postura
Los tacones alteran el centro de gravedad del cuerpo, empujándolo hacia adelante. Como resultado, las caderas y la columna vertebral deben compensar este desplazamiento, generando tensión en los músculos de la zona lumbar. Esto puede ocasionar dolor de espalda crónico e incluso aumentar la curvatura de la columna (hiperlordosis).
Presión en la parte delantera del pie
A medida que aumenta la altura del tacón, también lo hace la presión en el antepié (zona metatarsal). Este exceso de peso puede provocar dolores agudos y problemas más graves como la metatarsalgia, una inflamación de las articulaciones de esta área.
Problemas en las rodillas
Usar tacones altos genera mayor presión sobre las articulaciones de las rodillas, especialmente en la parte interior, lo que puede derivar en osteoartritis. De hecho, estudios han demostrado que el uso continuo de tacones incrementa hasta un 26% la presión dentro de la articulación de la rodilla, siendo esta una de las zonas más afectadas.
Afectaciones en los músculos de las piernas
Los músculos de la pantorrilla (gemelos y sóleo) permanecen constantemente contraídos al usar tacones, lo que puede llevar a su acortamiento y rigidez. Esto también afecta al tendón de Aquiles, que se contrae progresivamente, aumentando el riesgo de dolor y desgarros.
Dedos en martillo
El uso prolongado de calzado estrecho y con tacón favorece la aparición de los conocidos “dedos en martillo”. Este problema ocurre cuando los dedos adquieren una forma de garra, dificultando su movilidad e incluso generando dolor crónico que no desaparece con un cambio de calzado.
Juanetes
Los juanetes o “hallux valgus” son una deformidad ósea que afecta a la base del dedo gordo del pie. Esto sucede con mayor frecuencia en personas que usan tacones ajustados y estrechos, lo que incrementa la presión sobre esta zona. Los juanetes no solo son dolorosos, sino que también requieren en muchos casos de intervenciones podológicas.
Inestabilidad y esguinces de tobillo
El diseño de los tacones altos afecta el equilibrio, causando un mayor riesgo de caídas. Esto puede derivar en esguinces de tobillo, una dolencia particularmente común entre quienes usan tacones de aguja o calzado que no proporciona una sujeción adecuada.
Neuroma de Morton
El neuroma de Morton es una lesión del nervio digital plantar, que pasa entre los dedos del pie. Esta condición genera un dolor punzante e incluso sensación de ardor en el pie, especialmente al caminar con tacones. El uso prolongado de zapatos estrechos suele ser el detonante de esta lesión.
Consejos para reducir los riesgos asociados al uso de tacones
Aunque las recomendaciones generales sugieren evitar el uso sistemático de tacones, para quienes no puedan prescindir de ellos, adoptar ciertas medidas puede ayudar a reducir los riesgos:
- Optar por tacones de menor altura: Los expertos recomiendan tacones de no más de 4 cm para minimizar la presión en el antepié y el impacto en las articulaciones.
- Alternar con calzado plano: Usar tacones en ocasiones específicas y combinar con zapatos más cómodos para el día a día.
- Emplear plantillas: Las plantillas personalizadas pueden mejorar la distribución del peso y aliviar la presión en puntos específicos.
- Realizar ejercicios de estiramiento: Estirar los músculos de las piernas y el tendón de Aquiles regularmente ayuda a prevenir el acortamiento muscular.
Adicionalmente, es importante prestar atención a los primeros signos de molestias, como inflamación o dolor persistente, y consultar a un podólogo si los síntomas se agravan.
Usar tacones altos de forma ocasional y con las precauciones adecuadas puede marcar la diferencia entre disfrutar de la moda y comprometer seriamente la salud de nuestros pies y articulaciones. Recuerda que la comodidad y la salud no deben sacrificarse, incluso en nombre de la elegancia y la estética.