Prepara el terreno para tu nuevo huerto

Preparar terreno para un huerto en el jardín

Si tienes un jardín y deseas dedicar una pequeña parte de este a cultivar verduras y hortalizas, el invierno es el momento perfecto para ponerse a trabajar en el huerto. Tendrás tiempo no solo de planificarlo sino de preparar el terreno, antes del momento de la siembra en abril.

Poder disfrutar de un huerto en el jardín requiere cierta planificación.  Conocer tu jardín será clave para determinar cuál es el lugar mas adecuado para colocar el huerto ¡comienza a observarlo! Una vez determinado, llegará la otra del trabajo sucio; preparar y optimizar el terreno. Toda una lista de tareas que hoy compartimos contigo.

Elimina la maleza

Una vez escogida el área destinada al huerto y antes de cualquier otra labor, será necesario hacer una limpieza. Si se trata de un espacio desatendido durante mucho tiempo, tendrás que lidiar con la maleza. Mientras que si ya utilizabas este espacio es probable que tengas que trasladar las plantas que lo ocupan a otro lugar.

Pala para cavar

Es importante eliminar las plantas grandes para que estas no entren en lucha por los recursos de agua con las nuevas plantas del huerto. Además, será importante también erradicar aquellas a veces mal conocidas como malas hierbas. Lo ideal es sacarlas de raíz con una pequeña azada mientras aun son pequeñas y no oponen mucha resistencia. Tienden a salir dspués de unos días de lluvia, as que deja que esta haga su trabajo y aprovecha el momento.

Identifica el tipo de suelo y mejóralo

Conocer las características del suelo es esencial para tomar determinadas decisiones respecto a las especies vegetales, las condiciones de riego o aquello que puedes hacer para mejorar las características del mismo. Los principales tipos de suelo son dos:

  • Tierra arenosa: Compuesto por partículas de diferentes tamaños y mayores que las de otros suelos, permite una evacuación rápida del agua. Esta baja capacidad para retener el agua provoca el arrastre de los nutrientes y el empobrecimiento de los suelos, por lo que a priori estos podrían no se los mejores suelos para el cultivo. Sin embargo,  la oxigenación de las raíces es elevada, ¡toda una ventaja!
  • Tierra arcillosa: Son suelos pesados y compactos, con una alta capacidad de retener el agua y por ende también los nutrientes presentes, convirtiéndolo en potencialmente fértiles. Esta capacidad de retener el agua, sin embargo, repercute directamente en la oxigenación y salud de las raíces. Representan todo un reto  pero son los más recomendados por su alto contenido nutricional.

En los huertos se busca encontrar un equilibrio ideal entre el suelo arenoso y arcilloso por lo que, habitualmente, teniendo en cuenta el suelo de partida y lo que este «necesita» se agregan arlita, perlita o fibra de coco, para sacar el mayor provecho de este.

Airea y añade materia orgánica

Renovar y oxigenar la tierra son tareas esenciales en el huerto. Para realizarlas, la tierra tendrá que estar húmeda. Puedes mojarla a conciencia un par de días antes de comenzar con la labor o bien aprovechar los días de sol posteriores a unos días de lluvia. Recuerda, eso si, no hacerlo cuando esté recién mojada para que no ofrezca demasiada resistencia.

Llegado el momento, lo idea es cavar en torno a 20 o 25 centímetros de la superficie de cultivo sacando toda su tierra para mezclar parte de ella con materia orgánica y devolverla después al área de cultivo. Aunque también puedes sacar los primeros centímetros de tierra e ir mezclándola directamente y a medida que la aireas con la materia orgánica. Encontrarás diferentes técnicas para hacerlo en youtube.

Airea y nutre la tierra

Existen varias técnicas para poder mejorar las propiedades de la tierra aprovechando la materia orgánica que generas en casa . Las dos más conocidas son el compostaje y la lombricultura, aunque también puedes utilizar para enriquecer tu tierra compost o estiércol seco comercial.

Allana el terreno

Una vez hayas aireado y mejorado suelo, es momento de allanar el área de cultivo. El objetivo es que la tierra presente un aspecto fino y una textura suave. A estas alturas no deberías encontrar ya terrones de tierra, pero si encontrases alguno, sería el momento de deshacerlos.

¿Y tienes el terreno preparado? Ahora comienza a planificar qué cultivos sembrarás en él y dónde pondrás cada uno de ellos, para que todos se favorezcan del movimiento del sol en tu jardín.


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