Es cierto que todos tendemos a preocuparnos. A veces porque pensamos en los que nos rodean, otras muchas por cuestiones laborales y sentimentales. Es por ello que la precaución siempre va de nuestra mano, pero en ocasiones llega a ser una preocupación excesiva y ahí se dan unas características concretas en las personas.
A veces nos dejamos llevar por dicha preocupación y esta llega a límites problemáticos. Lo que se va a convertir en todo un gran problema para nuestra vida y salud. Hoy veremos cuáles son las características pero también algunos consejos sobre cómo manejar esto de una manera más optimista.
Las características principales de las personas con preocupación excesiva
Interpretan situaciones al límite y con negatividad
Realmente estas personas saben bien dónde están los límites pero es cierto que en cada una de las situaciones que se les presenta, la llevarán al límite. No verán la parte más positiva, sino que cuando hay cabos sueltos generan esa negatividad que les impide ver la luz. Por lo que, aún sin saber resultados, su interpretación siempre será más negativa que positiva.
Se adelantan siempre a los acontecimientos
Algo muy unido a lo anterior es esto. Ya que las personas que se preocupan de más, no esperan a que los hechos se vaya sucediendo y de ellos, sacar las conclusiones. Sino que más bien, dichas conclusiones ya las ponen estas personas en su mente pero de forma negativa. No van a ver el futuro de un modo alegre y positivo, no.
Tienen las mejores estrategias pero no las llevan a la práctica
Saber lo que se puede hacer en cada paso de la vida, es algo realmente importante. Pues bien, este tipo de personas lo sabe y por ello, tienen las mejores estrategias posibles ante la resolución de conflictos. Pero lo malo es que no sabrán ponerlos en práctica. Ese pesimismo se lo va a impedir.
Demasiadas vueltas a la cabeza
Siempre se nos dice que no debemos darle tantas vueltas a los problemas, porque esto hará que dichos problemas todavía se vean más intensos. Pero en ocasiones, no podemos evitarlo y es ahí donde entran en juego las obsesiones y el ver todo, todavía más negro de lo que es. Ya que de este modo, lo vamos a intensificar hasta límites bastante problemáticos.
Llegan a los pensamientos catastrofistas
Para estas personas, lo que sea ambiguo será llevado a la parte peor de todas. Porque lo que no está realmente en sus manos no tiene límite. No les dan la opción de la duda, sino que directamente serán llevados por el terreno más pantanoso que exista. Esto hace que siempre estén en un estado de alerta que llegará a agotar mental y físicamente.
Qué hacer para no preocuparnos demasiado
No es una tarea sencilla el cambiar una forma de pensar o de ser, de un día para otro. En muchos casos debemos recurrir a las terapias de los profesionales. Aunque siempre debemos tener en cuenta que somos nosotros los dueños para poner el freno que necesitamos.
- Intenta hablar siempre con alguien de tus preocupación y escuchar sus consejos.
- Hay que comprender que no todo lo podemos controlar.
- Todo lo malo también pasa, aunque unas situaciones duelan más que otras, llegarán momentos de calma.
- Practica algún tipo de deporte o meditación.
- Piensa antes en las posibles soluciones y no solo te centres en el problema.
- Céntrate más por el presente y deja que el futuro vaya llegando sin avanzarlo.
- No podemos evitar lo que nos pasa pero sí cómo gestionarlo.
¿Por qué me preocupo tanto?
Hay que decir que todos nos llegamos a preocupar. Es cierto que esto es algo innato, pero ya estamos viendo que, cuando pasa ciertos límites, se convertirá en todo un verdadero problema. Algo que puede desencadenar problemas de estrés bastante importantes. Se dice que las personas que se preocupan demasiado y por todo tienen algunos rasgos de personalidad en común. Por ejemplo, el querer controlarlo todo, la autoestima un tanto baja o el ser bastante perfeccionistas. Es cierto que en otras ocasiones, la preocupación excesiva la hace el que seamos más sensibles de lo que pensábamos.