La caída del cabello en las mujeres es un problema que afecta a una gran parte de la población femenina. Aunque perder cabello diariamente es algo natural dentro de los ciclos de renovación del mismo, cuando la pérdida supera los 100 cabellos diarios o se evidencia un adelgazamiento notable de la melena, podría tratarse de una condición que necesita atención específica.
Para muchas mujeres, observar un cambio en la densidad capilar puede significar una pérdida de seguridad en sí mismas, llegando incluso a desencadenar ansiedad, depresión o fobia social. Es por ello que resulta crucial identificar las causas y abordar el problema desde sus raíces para evitar que avance.
Causas principales de la caída del cabello en mujeres
1. Herencia genética
La alopecia androgénica, también conocida como calvicie de patrón femenino, es una de las causas más comunes de pérdida de cabello. Este trastorno hereditario afecta a mujeres que poseen predisposición genética y suele manifestarse de forma progresiva, con un notable adelgazamiento del cabello en áreas como la corona del cuero cabelludo. A menudo, el componente genético actúa en combinación con factores hormonales, principalmente con el efecto de los andrógenos, que acortan el ciclo de vida del cabello.
Se considera que hay una pérdida de pelo preocupante cuando supera la cantidad de los 100 cabellos perdidos al día, aunque, también, se puede apreciar por una pérdida visible del grosor de la melena.
2. Cambios hormonales
Los cambios hormonales, especialmente en etapas como el embarazo, el postparto, la menopausia o problemas relacionados con el funcionamiento de la tiroides, son causas frecuentes de pérdida de cabello. Durante el embarazo, el aumento de estrógenos suele fortalecer el cabello, pero tras el parto, estos niveles disminuyen, lo que puede desencadenar una pérdida temporal conocida como efluvio telógeno.
Además, el desequilibrio hormonal en la menopausia resulta en una disminución de estrógenos y progesterona, mientras aumentan los niveles de andrógenos, lo que puede acelerar la caída de cabello. También son comunes trastornos como la tiña (infección en el cuero cabelludo) y trastornos como la tricotilomanía (arrancarse impulsivamente el cabello).
3. Estrés físico y emocional
El estrés juega un papel importante en la pérdida de cabello. Episodios de estrés agudo, como una enfermedad, cirugía, pérdida significativa de peso o incluso cambios emocionales, pueden llevar al efluvio telógeno. Este tipo de caída de cabello se caracteriza por una pérdida generalizada y, aunque suele ser temporal, puede a veces durar más de seis meses si el estrés no se maneja adecuadamente.
Tampoco son pocos los casos en los que un evento estresante ha provocado una reducción importante, generalizada, del cabello, incluso meses después de haber sufrido el evento. En estos casos no hay que preocuparse, puesto que el pelo volverá a crecer en cuanto la persona vuelva a su estado habitual, superado el trauma.
4. Trastornos autoinmunitarios
Algunas mujeres experimentan pérdida repentina de cabello en áreas específicas debido a trastornos autoinmunes como la alopecia areata. En esta condición, el sistema inmunitario ataca los folículos pilosos, causando calvas circulares. Otro tipo de alopecia autoinmune es la alopecia cicatricial, que puede destruir permanentemente los folículos pilosos si no se trata a tiempo.
5. Uso excesivo de productos químicos y peinados ajustados
La alopecia por tracción es otra causa común, causada por el abuso de peinados que tensionan la raíz del cabello como trenzas muy apretadas y colas de caballo. También, el uso excesivo de productos como lacas, tintes, y tratamientos con calor, debilitan el cabello, llevándolo a una rotura constante.
6. Medicamentos y procesos médicos
No son pocos los fármacos y suplementos alimenticios que avisan de este posible efecto secundario. Los más habituales son aquellos que se utilizan para la depresión, para la artritis, problemas cardiacos y presión arterial alta, la gota o aquellos que tratan el cáncer. En este último caso, la radioterapia en la cabeza utilizada en tratamientos para curar este mal hace que el cabello se caiga y no vuelva a crecer como antes.
7. Deficiencias nutricionales
Una dieta pobre en nutrientes esenciales como hierro, zinc, biotina, ácido fólico y vitamina D puede debilitar el cabello, provocando su caída. Asimismo, las dietas extremas o bajas en proteínas también son factores de riesgo importantes. Mantener una alimentación equilibrada es crucial para la salud capilar.
Cómo abordar y tratar la caída del cabello
1. Diagnóstico profesional
Es esencial acudir a un dermatólogo especializado en salud capilar para realizar un análisis del cabello y el cuero cabelludo. Herramientas como la tricoscopia permiten identificar el origen del problema y establecer el tratamiento adecuado.
2. Tratamientos tópicos y orales
- Minoxidil: Es uno de los medicamentos tópicos más utilizados y efectivos para estimular el crecimiento del cabello. Se recomienda su aplicación diaria a concentraciones del 2% al 5%.
- Antiandrógenos: Medicamentos como la espironolactona ayudan a reducir los efectos del DHT en los folículos capilares.
- Suplementación: El consumo controlado de vitaminas del grupo B, zinc, hierro y otros nutrientes esenciales puede ser necesario.
3. Terapias avanzadas
El plasma rico en plaquetas (PRP) y las infiltraciones con Dutasterida son tratamientos que estimulan la regeneración folicular y frenan significativamente la caída del cabello. También, el uso de cascos LED con terapia de luz roja está ganando popularidad por su capacidad para aumentar el flujo sanguíneo en los folículos.
4. Cambios en el cuidado capilar
- Evitar el uso excesivo de herramientas de calor como secadores y planchas.
- Elegir champús suaves, libres de sulfatos, y adecuados para el tipo de cabello.
- Optar por peinados más relajados que no tensionen el cuero cabelludo.
Importancia del tratamiento temprano
La intervención oportuna puede marcar la diferencia entre controlar la pérdida de cabello o enfrentar pérdidas permanentes. La clave está en un diagnóstico adecuado y en el seguimiento de los tratamientos recomendados por profesionales.
La salud capilar no depende únicamente de factores externos. Una buena alimentación, un manejo adecuado del estrés y un cuidado capilar respetuoso son pilares fundamentales para mantener la fortaleza y vitalidad del cabello. Dada la variedad de causas, es imprescindible diseñar soluciones personalizadas que ataquen directamente al origen del problema.