Las personas desconfiadas tienen esa sensación de que no pueden fiarse de nadie, o de casi nadie. Hablamos de un sentimiento o una sensación negativa que sí puede afectar a nuestra vida casi sin quererlo. Porque es cierto que no se trata de algo que podamos controlar en todo momento.
Por eso hoy nos toca profundizar un poco más en dicha sensación, en lo que nos puede llegar a afectar el ser personas desconfiadas y el pensar que los demás lo son también. Todo ello y mucho más para poder entender una de las sensaciones que nos encontramos cada día. ¿Te sucede a ti lo mismo?
Qué pasa cuando una persona es muy desconfiada
Si somos personas desconfiadas es que esa confianza que debe existir en nosotros, tiene una línea muy delgada. Por lo que si la desconfianza es hacia nosotros mismos, sí que puede suponer todo un problema de cara a entablar relación con los demás. Si es hacia los demás, pues más de lo mismo. Ya que dichas relaciones no se forjarán con una base firme porque siempre estará la sombra de la duda. De ahí que no sea nada sencillo el vivir con gran desconfianza hacia las personas en general. Ya que, en casos más extremos, hasta podamos llegar a dudar de la gente que realmente nos ha demostrado con creces su amor incondicional. Ya que la mente, como todopoderosa que es, nos hará creer que realmente no somos merecedores de lo que nos rodea.
Hay que recordar que una persona con desconfianza sufre y mucho. Estará en todo momento analizando situaciones, conversaciones y hasta los gestos que tanto dicen de uno. Por lo que esta sensación les crea una alerta, un estado de estrés más que continuado, que los marca. Para muchos, es una especie de caparazón que se crean para no sufrir.
Qué hay detrás de una persona desconfiada
Por un lado puede haber una persona que ha sido dañada previamente. De ahí que cuando los daños se van acumulando, es complicado el poder confiar de nuevo totalmente. Siempre queda algo de duda, de desconfianza y eso, si no se trabaja irá en aumento. Pero es que por otro lado no siempre hay ese daño sino que simplemente se trata de desconfianza, un sentimiento de no tener una confianza plena con las personas que nos rodean. Esto es debido a esa sensación que nos echa hacia atrás en lugar de poder avanzar. Así que, podemos decir que las personas desconfiadas no lo son porque así lo hayan elegido, sino porque tienen un miedo que les impide el ver la otra cara de la moneda.
Cómo ayudar a una persona desconfiada
Para poder ayudarle a salir de ese bucle, nada como ser personas claras ante ellos. Es decir, nada de rodeos, contando todo tal y cual es y mostrando siempre nuestra mejor cara. Además, hay que intentar no estar a la defensiva y siempre escuchar lo que las otras personas nos dicen. De modo que no debemos juzgarlas a priori sino esperar a ver sus hechos y tener un poco de paciencia. Esto hace que le demos un margen de tiempo para poder demostrarnos que realmente existirá la confianza.
No debemos de idealizar a nadie ni que hagan esto con nosotros. Porque todo el mundo comete errores, pero en ocasiones casi sin darse cuenta o errores menores. Por ello, hay que ser tolerantes y las personas desconfiadas todavía un poco más. Otro de los consejos a poner en práctica es que deben ser más flexibles, no poner un límite, sino ser más abiertos sin tantas exigencias. Para poder generar más confianza en alguien desconfiado, hay que hacer más y dar más hechos que palabras.