Ser padre o madre no es una competencia ni tampoco tienes que obtener el primer puesto entre tus amigos y conocidos. La crianza debe ser una competencia interna, para mejorar cada día y conseguir mejores resultados como persona en tu maternidad y paternidad. Cada familia es un mundo que tiene su propia idiosincrasia y no hay mejores o peores.
Quizá…
Quizá tengas un hijo, o dos, o tres. Quizá trabajes o quizá te dediques al cuidado de tus hijos. Quizá tengas otras responsabilidades además de la maternidad. Hay muchos “quizá” que pueden abrumarte, pero lo que es seguro es que toda tu lucha tiene un significado: tus hijos. Puede haber días que sientas que tu vida es un caos y probablemente sea así, pero es un caos perfecto donde el amor es lo más importante en todos los casos.
No es fácil ser padre o madre, no existe un manual de instrucciones que te enseñe a hacerlo bien. Quizá cuando tu hijo mayor empezó a dormir bien te quedaste embarazada de nuevo y vuelta a empezar. Es posible que tuvieras gemelos o que algún hijo tuyo haya tenido la salud delicada. Puede que tu familia parezca una familia de 10, pero sabes que detrás de las puertas de tu casa… todo cambia.
Las apariencias no te sirven
No te permitas vivir de las apariencias y sé totalmente coherente con tus pensamientos y tu vida. No quieras ser mejor que otros ni quieras compararte con otras personas o familias. Cada familia es un mundo y no existe otra familia que sea mejor que la tuya, ni tú eres mejor que otra. El respeto es fundamental y las envidias deben quedarse a raya. Todas las familias tienen dificultades que, quizá a ti te parezcan de menor nivel, pero al fin y al cabo son dificultades que deben pasar.
Cuando veas a una madre que parece perfecta o que está agobiada, no te compares con ella ni pretendas ser mejor ni te sientas peor. Simplemente piensa que ella está haciéndolo lo mejor que sabe en ese momento, por lo que está haciendo un buen trabajo. Es mejor sentir compasión por el resto de madres que sentir competencia.
Sin envidias
Deja la envidia a un lado cada vez que salgas de casa y disfruta de tu maternidad, de tus hijos y respeta lo que otras madres hacen y luchan por sus familias. Cada uno lidia con diferentes cosas cada día, y esas cosas pueden ser tremendamente difíciles. Cuando veas a una madre discutir con sus hijos o disciplinar a sus pequeños, no la juzgues. La etapa en la que se encuentra ahora no es fácil, y lo hace lo mejor que puede o sabe.
No menosprecies la lucha de otras madres, ni tampoco la tuya propia. No pongas excusas de por qué no deberías hacer esto o lo otro. Es mejor ser compasivo con los demás, pero también contigo mismo. La vida puede no ser fácil, pero con la ayuda de los demás, aunque sea a nivel emocional, todo resultará mucho más sencillo.
La maternidad y la paternidad pueden ser etapas desafiantes, pero también hermosas y llenas de aprendizaje. En este camino, es esencial recordar que no estás solo, y que cada paso que das en la crianza de tus hijos es un acto de amor y dedicación. Mantén siempre en mente que la única competencia válida es contigo mismo: para ser un mejor padre o madre día a día.
Es importante también reconocer que comparar a nuestros hijos entre ellos o con los hijos de otras familias pone en riesgo su desarrollo emocional. Según expertos como Carla Valverde y María José Lladó, las comparaciones pueden afectar la autoestima de los niños e incluso generar celos y rivalidades que los acompañen durante toda su vida. En cambio, fomentar un ambiente de amor y aceptación incondicional ayudará a construir una base sólida para su desarrollo emocional.
Fomentar la individualidad en los niños
Cada niño es único, y respetar su individualidad es fundamental para evitar las comparaciones. Los niños necesitan saber que son valorados por lo que son, no por cómo se comportan en comparación con otros. Las etiquetas como «el niño bueno» o «el travieso» pueden limitar su percepción de sí mismos, privándoles de la oportunidad de desarrollarse plenamente.
En lugar de eso, celebra las fortalezas de cada uno de tus hijos y trabaja en sus áreas de mejora sin hacerles sentir que deben competir entre ellos o con otros niños. Esto no solo fortalecerá su autoestima, sino que también fomentará relaciones familiares más saludables y armoniosas.
La presión social y los estereotipos en la crianza
Hoy en día, la crianza está influenciada por ideales que muchas veces generan una presión innecesaria en los padres. Las redes sociales y los medios de comunicación proyectan imágenes de familias «perfectas», lo que puede llevar a una sensación de insuficiencia. Es importante recordar que cada familia tiene su propio contexto y desafíos, y que no existe una fórmula universal para la crianza.
Evita caer en la trampa de estos estereotipos y enfócate en lo que funciona para tu familia. Recuerda que una crianza basada en amor, respeto y empatía es más valiosa que cualquier modelo «ideal» proyectado por la sociedad.
La crianza sin comparaciones es un compromiso continuo contigo mismo y con tus hijos. Construir un hogar donde reine el respeto, el amor incondicional y la aceptación es el mejor regalo que puedes ofrecerles. Los valores que inculques hoy serán la base para que tus hijos crezcan como adultos seguros y empáticos, capaces de enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y confianza.