Las mujeres que presentan lesiones pre-cancerosas en el cérvix en pocas ocasiones tienen signos o síntomas que las alarmen. El médico puede no ser capaz de decirles si existe alguna anomalía mediante la simple inspección del cérvix. En consecuencia, es esencial para las mujeres la realización de frotis cervicales frecuentes para prevenir el desarrollo del cáncer, más bien que esperar a que surjan síntomas alarmantes. Cuanto más temprano se encuentra una situación anormal, tanto más fácil es su tratamiento.
Aunque los frotis se emplean principalmente para detectar y prevenir los tipos más comunes de cánceres cervicales, también son útiles en el diagnóstico de otras situaciones. Por ejemplo, unas pocas células de un cáncer de ovario o de un cáncer de la capa que reviste el útero (enometrio) a veces pueden ser vistas en un frotis cervical. Sin embargo, estas células no siempre están presentes en el frotis, por lo que el mismo no es un método completamente fiable para el diagnóstico de los cánceres.
Los frotis cervicales también se emplean para detectar infecciones vaginales que originan flujo. Este método no es totalmente seguro pero puede ser empleado en clínicas en las que es imposible hacer cultivos de las bacterias presentes en la vagina. Las infecciones que pueden ser diagnosticadas de esta manera incluyen herpes, aftas y tricomonas, así como el tipo de organismos presentes en algunas mujeres que portan un dispositivo intrauterino.
El frotis cervical es un procedimiento habitual en las clínicas de planificación familiar y de abortos, en las clínicas maternales, así como en las clínicas ginecológicas. Muchas empresas realizan estudios clínicos de sus empleados y piden a los médicos generales que realicen frotis cervicales especialmente en mujeres por encima de los 35 años de edad.
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