Mobiliario campestre: Renovarse y vivir

Estilo campestre renovado

Disfrutar de una casa en el campo en cualquier época del año es un privilegio del que hay que saber sacar el máximo partido, no solamente por motivos familiares, espirituales, de relax o salud, sino por la cantidad de posibilidades a la hora de plantearnos el estilo decorativo de cada estancia.  ¿Existe una línea de mobiliario más apetecible que la de aire campestre?

Sin embargo es un error dejarse llevar por la máxima del «no me quiero gastar mucho en amueblar una segunda residencia»; sin duda es ahí donde deberíamos pensar en una inversión a largo plazo, eligiendo piezas de calidad que puedan durar toda una vida, recuperando antigüedades permisibles de redecorar y decantándonos por estilismos atemporales que se puedan renovar con un simple cambio de accesorios textiles o un lavado de cara en puertas y ventanas.

Comedor estilo ingles

Sin duda hay materiales claramente adscritos al estilo campestre, como la madera torneada, decapados, mimbre, hierro forjado o colado, latón, así como tejidos naturales donde priman los algodones, la sarga, la franela o el esparto. No se trata de una biblia que haya que seguir a rajatabla ni mucho menos, pero si estos elementos decorativos han perdurado en las casas de campo desde el siglo XVIII es por algo: Priman los muebles de formas suaves y concepto clasicista que muestren una relajada mezcla de confort, elegancia, homogeneidad y acabados impolutos.

La inspiración viene de lejos y denota influencias muy concretas, como la Francia de Luis XVI, la Inglaterra victoriana, la Suecia de Gustavo III y la América de mediados del siglo XX. Cada país cuenta con un estilo muy reconocible y en cuestión de mobiliario imponen las prioridades en lugares muy diferentes. Veamos algunos ejemplos que nos empapen de historia:

Cocina campestre estilo frances

Chaise longues campestres

No hay mueble más francés que una chaise longue (exenta, nada que ver con las que vienen unidas a los sofás modernos) ni un asiento tan polivalente: Tumbona, banco, sillón de lectura o costura, espacio de retozo… y se adapta por igual a recibidores, dormitorios, salones, porches o invernaderos. Su versión renovada mantiene las patas torneadas, el barnizado y el formato curvilíneo pero sustituye los brocados por tapicerías lisas en tonos neutros; el toque «deluxe» se aporta en cojines de terciopelo y seda o mantas de pura lana vírgen.

Bancos campestres estilo frances

La esencia más «british» está representada en el banco con respaldo, las potentes butacas de madera oscura frente a la chimenea y sobre todo las flores, que pueblan desde los revestimientos de pared a cortinas, tapizados, mantelerías, muebles estarcidos, y como no, todo jarrón que se precie, siempre aderezado con los mejores ejemplares de sus jardines.

Salon de campo estilo ingles

Librerias estilo ingles

Sin embargo, el mueble de estilo inglés que mejor hemos encajado en nuestro decálogo decorativo campestre es la librería con vitrinas cuyo término original («bookcase») define perfectamente su cometido. En maderas nobles o pintada en blanco, contínua siendo una pieza imprescindible en comedores o despachos, aunque ahora su uso no se reduce unicamente a albergar libros y enciclopedias, ofreciendo auténticos bodegones de los objetos más variopintos y hasta iluminación interior con efectos.

Especificamente los despachos o las áreas de trabajo tienden hacia estilos más industriales y al «american way of life» posterior a la Segunda Guerra Mundial; y lo mismo sucede con los dormitorios de invitados: Muebles en madera sin tratar, acero pintado en negro, estructuras livianas y de poco fondo… En este caso se puede optar igualmente por piezas vintage o nuevos diseños que recuperan el espíritu de la época, pues hay numerosos ebanistas que trabajan sobre productos actuales con efecto «envejecido».

Oficina en casa estilo americano

Dormitorio estilo gustaviano

Si hay un estilo campestre que ha proliferado en los últimos años por encima de los demás es el llamado «Gustaviano» (un hit en enclaves de lujo como Los Hamptons), desarrollado en Suecia desde finales del XVIII tras la entronización del rey Gustavo III, que comenzó su reinado tras un viaje a la Francia neoclásica que impactó profundamente en su visión estética y artística. Del país galo se trajo las molduras, los espejos y los dorados, si bien los muebles gustavianos no son tan recargados como los franceses.

Enseguida supo aclimatar las pautas neoclásicas a la forma de vida escandinava, reduciendo la paleta de color al blanco, el azul y el gris para ganar luminosidad, suavizando los asientos hacia formas más ovaladas, optando por maderas en tonos muy claros y un uso habitual del decapado en tonos pastel.

Comedores estilo gustaviano

Estilo gustaviano renovado

Con el tiempo el estilismo gustaviano se ha ido italianizando, con recursos decorativos como medallones, relieves o patas de muebles talladas en rayas a modo de columnas romanas. Elementos como los carillones, las mesas de artesanía y las lámparas de araña siguen estando a la orden del día incluso aunque se combinen con piezas de diseño actual. Con tomar un par de claves de cada una de estas propuestas decorativas acertaremos de pleno con el estilo campestre, en definitiva un mix entre lo rústico y lo acogedor.

Imágenes – Country days, Founterior, Stanley furniture


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