Los niños y las palabras mal sonantes… ¡corta el hábito!


Niño enfadado

Hay muchos niños que les divierte decir palabras malsonantes, ¡les resulta emocionante! Pero puede convertirse en un problema. Es necesario reconocer las formas en que ese comportamiento ocurre y el sentido que tiene para tus hijos.

Identifica qué ocurre

Quizá tu hijo haya descubierto que cuando dice palabras malsonantes se le presta más atención. También podría ser que simplemente le guste la experiencia de probar lo que cree que es un lenguaje de adulto (esto es especialmente cierto si escucha a los adultos que lo rodean usando esas palabras). Al considerar primero cuál es la recompensa para tu hijo de decir las palabras malsonantes, podrás ayudarle a satisfacer sus necesidades de manera más saludable.

El poder se consigue de otro modo

nena enfadada

Los niños viven en un mundo donde, de la mañana a la noche, se les dice lo que pueden y no pueden hacer, sienten que no tienen el poder y buscan tenerlo en su propio lenguaje. Busca maneras de ayudar a tu pequeño a sentirse importante. Ponle a cargo de algo, tal vez sea la persona que llame a todos a cenar. O deja que tenga el trabajo de controlar y regar los macizos de flores. Al tratarle menos como el bebé de la familia, estará más dispuesta a comportarse de una manera adulta.

Recluta la ayuda de tu hijo mayor de una manera efectiva

A menudo les pedimos a los hijos que adopten nuestros problemas como sus problemas. Si bien, comprensiblemente, puede preocuparse por el daño que podría causarle un poquito si él usa obscenidades con sus padres y vecinos, sus hijos mayores no necesariamente comparten sus preocupaciones.

En lugar de tratar de obligarlos a reprimir su risa, pídeles ayuda genuinamente para el problema. Al dejar en claro que está pidiendo su ayuda para el problema, despertará un deseo más natural de ayudarte (por ejemplo, si un hermano dice una palabrota delante de la abuela, en lugar de reír todos, apartar al hermano con palabras malsonantes hasta que te deje de decirlas).

No seas demasiado estricto

Poner una rienda demasiado estricta a lo que dice un niño, que en última instancia está fuera de nuestro control, puede promover una imprudencia en un niño, especialmente si saben que recibirán una gran reacción de los adultos cuando dicen palabras malsonantes.

En cambio, puedes decirle a tu hijo que puede usar esas palabras cuando esté solo, diciéndole algo como:  “Puedes usar esas palabras en el baño o cuando estás solo en tu habitación. Pero cuando hay otros alrededor, no es posible”.

Sé un buen ejemplo

Aunque no es necesario que te lo digamos, es importante recordarlo: vigila las palabras que dices delante de tus hijos. Nada tiene más influencia en el comportamiento de un niño que la forma en que nos comportamos delante de ellos.

A casi todos los niños les resulta emocionante experimentar con palabras malsonantes, también a los adultos. La forma en que manejemos esta fase jugará un papel importante en la determinación de si el juramento se convierte en un problema continuo o en una fase temporal. Con suerte, siguiendo estos consejos, a tu pequeño le resultará menos tentador soltar esos improperios.


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