Los niños necesitan sentir que tienen el control

Abuelos y nietos

Los niños necesitan sentir que tienen cierto control de la situación para mejorar su conducta. Si un niño pequeño tiene mucha hambre, está cansando o se siente enfermo, tendrá una mala conducta, porque no tiene el control de poder comunicarte qué le ocurre. No tiene la capacidad suficiente para poder hacerlo correctamente.

Cuando esto ocurre, a menudo usan su comportamiento para demostrar que tienen necesidades no satisfechas. Los padres pueden ayudar a prevenir problemas de conducta buscando necesidades no satisfechas en sus hijos y dándoles el control en parte de la situación. Por ejemplo, llevar a un niño a comprar después de que haya tomado una siesta y merendar por el camino para que no pase hambre ni esté cansado. Pregúntale a tu hijo cómo se siente y busca señales de que sus necesidades están (o no) satisfechas.

El poder y el control

El poder y el control a menudo contribuyen a la mala conducta. A veces, el comportamiento desafiante y argumentativo se produce cuando un niño intenta recuperar cierto control. Cuando los problemas de conducta resultan del intento de un niño de tener cierto control sobre una situación, puede producirse una lucha de poder. Una forma de evitar una lucha de poder es ofrecer al niño dos opciones. Por ejemplo, puedes preguntarle: «¿Prefieres limpiar tu habitación ahora o después de que termine este programa de televisión?”

Al ofrecer dos opciones, puede darles a los niños cierto control sobre la situación. Esto puede reducir una gran cantidad de discusiones y puede aumentar la probabilidad de que un niño cumpla con las instrucciones.

Si no tiene control la mala conducta puede ser efectiva

Si no tiene el control de la situación tendrá una mala conducta para intentar de algún modo, mantener el control. Si al romper las reglas el niño obtiene lo que quiere, aprenderá que la mala conducta funciona y que en ese momento, es él quien tiene el control de la situación.

Por ejemplo si un niño llora hasta que la madre se rinde y cede a sus pretensiones, aprenderá que llorar es una manera de obtener el control de la situación y lo que quiera realmente. O si por ejemplo, tu hijo tiene una rabieta en una tienda para que le compres un juguete y se lo compras para que deje de gritar, la próxima vez tendrá el control de la situación de nuevo con una rabieta aún más grande.

Debes asegurarte de que la mala conducta de tu hijo no le proporcione el control de la situación. Aunque ceder o retroceder puede hacer tu vida más fácil en el momento, en última instancia, solo estarás enseñando a tu hijo a romper las reglas y a tener un mal comportamiento en el futuro.

Cuando los niños tienen el control de forma saludable, todo mejora considerablemente. Para ello, tendrás que establecer unas normas así como unos límites acordes a su edad, desarrollo y a lo que quieres conseguir en su comportamiento. Una vez que tengáis las opciones claras de normas y límites, se tendrán que establecer las consecuencias de no cumplir las normas (negativas) o las consecuencias de sí cumplirlas (positivas). El niño tendrá el control de decidir si cumplir o no las normas según sus intereses propios y comunes de la familia.


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