Los comportamientos más comunes derivados de un trauma infantil

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Un trauma es una experiencia tan fuerte e impactante que el cerebro puede tener serios problemas a la hora de procesarla. El daño emocional es tan importante que muchas personas acaban por desarrollar diversos trastornos o comportamientos. En el caso de los niños los síntomas provocados por un trauma son diferentes a los que sufren las personas adultas.

Es por ello que los padres deben estar atentos en todo momento a los comportamientos que puedan desarrollar sus hijos a causa de un determinado trauma. En el siguiente artículo vamos a hablarte de los comportamientos más habituales y comunes en niños que han vivido alguna experiencia de tipo traumática.

El trauma en los niños

Diversos estudios señalan que un tanto por ciento alto de niños van a sufrir un evento traumático antes de llegar a los 18 años de edad. Las experiencias que pueden dar lugar al trauma están relacionadas con la muerte, con la violencia sexual o con algún tipo de lesión grave.

Comportamientos habituales en niños que han sufrido un trauma

Hay una serie de comportamientos que pueden llegar a desarrollar aquellos niños que han vivido alguna una experiencia traumática:

Juego repetitivo

Este tipo de juego lo va a reproducir según la experiencia vivida. Un ejemplo sería la relación que hay entre haber sufrido un incendio y jugar con coches de bomberos, llegando a plasmar en tal juego el trauma. El juego lo va a repetir de una manera constante ya que su mente necesita procesar tal trauma.

Pesadillas

El trauma vivido también se puede manifestar en forma de pesadillas realmente aterradoras. Al tratarse de pesadillas el niño es capaz de recordar los elementos de las mismas, provocando un estado de angustia bastante importante. Esto es algo que lo va a diferenciar de los terrores nocturnos, ya que en éstos el niño no recuerda nada de lo soñado.

Problemas con la atención y la concentración

Es normal que ciertos traumas provoquen problemas relacionados con la atención y la concentración. El trauma hace que el niño se despiste más de la cuenta y tenga serios problemas a la hora de concentrarse.

Evitación

El comportamiento de evitación es otro de las consecuencias de haber vivido un trauma. La evitación puede darse de varias formas como es el hecho de no querer hablar sobre el trauma o evitando entrar en contacto con cualquier cosa que le recuerde dicha experiencia traumática.

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Apego ansioso

El trauma puede provocar que el niño llegue a desarrollar un fuerte apego hacia los adultos. Con ello busca encontrar cierto cobijo y apoyo ante la posibilidad de volver a revivir la experiencia que tuvo al sufrir el trauma.

Hiperactividad e inquietud

Un niño que ha sufrido un trauma puede desarrollar dos síntomas como son el caso de la hiperactividad y de la inquietud. Si esto ocurre el pequeño va a tener serios problemas a la hora de dormir y se puede llegar a exaltar más de la cuenta. Se siente continuamente amenazado, lo que provoca que esté más inquieto de la cuenta y tenga cierta hiperactividad en su día a día.

Agresividad e irascibilidad

El trauma vivido puede provocar también ciertos trastornos de conducta en los niños. De esta manera pueden mostrarse más agresivos y violentos y ser más irascibles ante cosas sin importancia. Suelen enfadarse a la mínima y padecer ciertas rabietas.

Estos son los síntomas más habituales o normales en niños que han vivido algún trauma. Aparte de ello pueden aparecer otra serie de síntomas bastante claros tales como dolores de cabeza o de estómago y sentimientos como la apatía, la tristeza o la ansiedad. En el caso de identificar algunos de dichos comportamientos es importante pedir ayuda a un profesional que sea capaz de tratar tales problemas que afectan a la salud emocional de los niños.

En definitiva, vivir un determinado trauma durante la infancia suele provocar ciertos comportamientos en los niños como el sufrir pesadillas, tener una mayor agresividad o sentimientos como la ansiedad o la apatía. Si ello ocurre, hay que tratar al pequeño lo más pronto posible para evitar futuros problemas.


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