Los abrazos son el ritual de felicidad en la pareja

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Los abrazos forman parte de esos gestos cotidianos que edifican una relación de pareja, son indispensables, nos ofrecen reconocimiento y reafirman el vínculo. Las relaciones de pareja más estables y felices consideran que tanto las caricias como los abrazos son pilares fundamentales en el día a día.

En ocasiones, como ya sabes, en el día a día no nos bastan sólo las palabras para encontrar cariño y complicidad, no nos basta eso de «claro que te quiero» o un «lo sé» al más puro estilo de un duro Han Solo. Las personas, necesitamos el contacto físico de los seres que amamos para reafirmar ese cariño, esa pasión que va más allá de las frases. Hoy en «Bezzia» te invitamos a descubrir su importancia y a practicarlos más a menudo.

Los abrazos disuaden las dudas

Estamos seguros de que también tú habrás pasado esas épocas en que sin saber muy bien cómo, aparecen las dudas. ¿Me seguirá queriendo igual? ¿Seguiré gustándole? Son momentos donde factores como la rutina, hacen que la relación ente en una especie de transcurso de «piloto automático» donde todo lo damos por sentado y parece que no hay necesidad de seguir «cultivando» esos gestos cotidianos.

  • Ahora bien, en el momento en que damos las cosas por sentado aparece el verdadero problema: el amor necesita un reconocimiento cotidiano, necesita complicidad en las pequeñas cosas, en los pequeños gestos.
  • Algo tan sencillo como un abrazo a tiempo, aplaca las dudas casi de inmediato. No obstante, hay que tener en cuenta que ese abrazo debe ser sincero, intenso y muy sentido.

Los abrazos reducen el estrés en la pareja

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Los abrazos reducen el estrés y la ansiedad. Y si esto es así es básicamente porque nuestro cerebro nos gratifica con esas endorfinas sólo cuando hacemos algo que es bueno para nuestro bienestar y nuestra salud física o emocional.

  • Los abrazos regulan la respiración, nos hacen entrar en un estado de calma.
  • Abrazar nos da placer, seguridad y cobijo, tres elementos que aplacan miedos, nerviosismo y preocupaciones.

Cuando los abrazos nos ofrecen raíces y nos unen al mundo

Hay que tener en cuenta que no a todo el mundo le agradan los abrazos. En ocasiones, se llevan a cabo pequeñas muestras de cariño espontáneas en la calle donde un desconocido «regala» abrazos. En realidad, hemos de tener en cuenta que estos gestos amables sólo adquieren auténtica realidad cuando los recibimos de alguien que nos es significativo.

  • Las personas necesitamos recibir y sentir contacto físico de las personas que amamos. Pensemos por ejemplo en los bebés. De no recibir caricias, abrazos o esas pruebas de cariño, su desarrollo neuronal no se llevaría a cabo de la misma forma. Sufriría unas carencias que alterarían en cierto modo su madurez posterior.
  • Lo creamos o no, a nivel de pareja ocurre algo parecido. Si bien es común que en una relación siempre exista alguien más afectuoso, por lo general, existe un mínimo equilibrio que satisface a ambos.
  • La persona que no recibe caricias, muestras espontáneas de afecto, complicidad en las miradas, o la fuerza de un abrazo cuando de verdad se necesita, también experimentará carencias porque en él o en ella aparecerán las dudas: ¿será que no me quiere, será que no le atraigo, y si no se preocupa por mi?

Los abrazos nos ofrecen raíces, pertenencia y unión a algo, a una persona, a un proyecto, a un compromiso. Abrazar la piel es dar refugio al alma y reafirmar nuestra relación con una persona.

Un abrazo para cada momento

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No hay un sólo tipo de abrazo. Están los abrazos entre amigos, entre padres e hijos, entre hermanos… Y entre las parejas, también existen diversos tipos que merece la pena tener en cuenta:

  • Un abrazo de espaldas: es uno de los más apreciados porque llegan cuando menos lo esperas. Es ese instante en que tu pareja te abraza por la espalda y te susurra algo al oído. Es un gesto de gran complicidad, cariño y picardía.
  • Abrazo de corazón con corazón: no importa que tu pareja mida dos metros. Ponte en puntillas y alcanza tu corazón con tu corazón y permanece unos cuantos minutos unidos en este lazo eterno que revive las emociones y donde nos e necesitan palabras.
  • Abrazo cara a cara: este es muy común cuando estamos en la cama, un momento de intimidad insuperable que hace de nuestra relación un momento inolvidable, de esos que perduran para siempre.
  • Un abrazo de buenos días, de recibimiento, un abrazo cotidiano: ya conocemos los abrazos más intensos y significativos. Ahora, practiquemos esos otros que deben formar parte de nuestro día a día: abrazos de despedida, de «que pases un buen día», de «cuánto te echado de menos», y por su puesto esos otros de «te abrazo sólo porque estoy aquí, porque todo va bien y porque te quiero».

Para concluir, si tu pareja es de los que no dan muchos abrazos, no temas ofrecérselos tú. Hay personas que a lo largo de su vida, e incluso en su infancia, no vivió estos gestos en su día a día. No obstante, que no los ofrezca no significa que no le agraden, sin lugar a dudas los disfruta tanto como tú y, poco a poco, irá dándotelos sin que se lo pidas. Vale la pena ponerlo en práctica.


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