Las diferentes crisis de la lactancia

Las crisis de la lactancia

La lactancia materna es un regalo de vida, el mejor alimento que puede recibir un recién nacido y una forma maravillosa de crear una conexión especial con el bebé. Sin embargo, en la mayoría de los casos no es un camino fácil. Por el contrario suele estar plagado de crisis y momentos que ponen a prueba a una madre que a menudo no sabe bien qué es lo que pasa.

Existen diferentes etapas de la lactancia que causan picos o brotes en el crecimiento, cambios que se producen como consecuencia de las diversas necesidades del bebé. Gracias a los muchos estudios que existen al respecto, se conocen cuáles son esas etapas o crisis de la lactancia. Lo que sin duda ayuda a sobrellevar una situación nada fácil para la madre, que además vive un proceso muy sacrificado, aunque lleno de momentos maravillosos.

Las crisis de la lactancia

Todos los recién nacidos no se agarran al pecho de forma inmediata y la lactancia no se establece de forma exitosa en todos los casos. Al contrario, para la mayoría de las madres supone uno de los grandes retos del postparto y aunque en principio, todas las mujeres están capacitadas para amamantar a sus criaturas, no siempre sucede como se esperaba.

El embarazo, el postparto y la maternidad están idealizadas en todos los sentidos. Algo que causa mucho desconcierto y sufrimiento en las mujeres, especialmente en las primerizas. Esto también ocurre con la lactancia, porque los especialistas dicen que todas las mujeres están físicamente preparadas para alimentar a sus hijos, excepto en determinados casos y por causas físicas.

Sin embargo, nadie habla de la preparación mental, esa para la que no se prepara a las madres. Se habla mucho de lo importante que es la leche materna, de las muchas defensas y ventajas que tiene para el bebé y también para la madre. Pero poco se habla de esos momentos en los que parece que todo vuelve atrás y la madre no sabe qué hacer. Esas son las llamadas crisis de la lactancia y conocerlas, te ayudará a superarlas y continuar con una lactancia exitosa.

La primera crisis a los 17-20 días

Durante los primeros días de vida el bebé es bastante regular en su rutina, come y duerme de forma muy constante. Pero hacia la tercer semana de vida necesita aumentar la ingesta de leche, su crecimiento lo requiere y llega el primer brote. El bebé quiere mamar de forma constante, regurgita bastante leche y a pesar de ello quiere seguir mamando y no para de llorar cuando no está al pecho.

Una de las importantes, hacia el mes y medio de vida

A medida que crece la demanda de leche cambia y el bebé requiere más cantidad. De forma natural el bebé sabe que para conseguir la cantidad que necesita tiene que mamar más y más veces y para ello utiliza un comportamiento errático. Se pone muy nervioso, llora en el pecho, arquea la espalda con el pezón en la boca, tensa las piernas y mama a tirones.

La crisis de lactancia de los 3 meses

Se trata de una de las más delicadas y más largas, lo que puede provocar la interrupción de la lactancia de forma prematura. Lo que ocurre es que el bebé ya es experto mamando, apenas necesita unos minutos para vaciar el pecho. Por otra parte, sus estímulos sufren una importante evolución y pueden distraerse con cualquier cosa. La lactancia se vuelve caótica, a deshoras, el bebé apenas demanda el pecho y solo parece mamar tranquilo cuando está durmiendo.

Al año de vida

Llegar al año con la lactancia es todo un logro digno de admirar, ya que con las crisis, la vuelta al trabajo y la vida cotidiana no es nada fácil mantenerla tanto tiempo. Si lo has conseguido, enhorabuena y quizá, debas prepararte para una nueva crisis. A estas alturas el bebé ya toma prácticamente todo tipo de alimentos y la leche se vuelve poco atractiva, aunque sigue siendo el alimento principal de la dieta del bebé. Con el año de vida se produce un descenso en la velocidad del crecimiento del bebé, que lo hace más despacio y por ello no necesita tanto alimento para cubrir sus necesidades.

Para superar las crisis de la lactancia, es muy importante seguir algunos consejos. El principal es no obligar al bebé a mamar en ningún momento y respetar sus necesidades. Evita estímulos que puedan interferir en la lactancia, dale de comer en el cuarto, a oscuras y sin distracciones. Recuerda que, aunque sacrificado, la lactancia es a demanda y eso significa paciencia, mucha paciencia. Pero merecerá la pena esta etapa que nunca vuelve, disfrútala y vive plenamente consciente esos momentos de intimidad con tu bebé.


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