En Bezzia queremos compartir con vosotros las claves para comprender y decorar los pazos, casas solariegas gallegas que son auténticas joyas arquitectónicas llenas de historia, tradición y elegancia. Estas edificaciones, típicas de los entornos rurales gallegos, se construyeron principalmente entre los siglos XVI y XIX como residencias de la nobleza local y suelen estar rodeadas de frondosos jardines que invitan a la introspección y al disfrute de la naturaleza. Descubramos juntos cómo estas construcciones fusionan funcionalidad, belleza y simbolismo cultural.
La arquitectura: La esencia de los pazos
Los pazos gallegos destacan por su imponente arquitectura basada en muros de piedra maciza que no solo aportan resistencia, sino también carácter. Usualmente construidos en granito, un material abundante en la región, estos muros alcanzan espesor significativo, lo que los hace ideales para soportar las rigurosas condiciones climáticas de Galicia.
En muchos casos, estas edificaciones presentan elementos defensivos, herencia de un pasado donde la seguridad era prioritaria. De ahí que no sea raro encontrar torres almenadas o aspilleras en plantas bajas, lo que añade un aire medieval y majestuoso a su diseño. En cuanto a la organización interior, los pazos suelen dividirse en dos plantas y un desván, siendo las áreas de vivienda y convivencia las que dominan las superiores, aprovechándose al máximo la iluminación natural.
Destacan también las solanas y galerías acristaladas ubicadas orientadas al este o al sur. Estas ingeniosas estructuras capturan el escaso calor solar, creando un microclima que complementa los interiores durante los fríos meses de invierno.
La decoración: Historia y sofisticación
La decoración de los pazos gallegos refleja el nivel de estatus social de sus propietarios. En su mobiliario predomina la madera, tanto de roble como de castaño, y cuenta con piezas que van desde grandes mesas de comedor hasta armarios decorativos con intrincados detalles.
En el comedor, por ejemplo, resaltan las mesas macizas rodeadas de sillas tipo Luis XVI, que a menudo lucen tapicerías en tonos cálidos como granates o burdeos, reflejando lujo y confort. Por su parte, los salones, a menudo presididos por una chimenea de piedra, constituyen las estancias más opulentas, decoradas con retratos familiares, tapices y pesadas cortinas que llegan hasta el suelo, brindando un ambiente acogedor.
En los dormitorios, domina un estilo más sobrio pero igualmente elegante. Las camas con dosel, confeccionadas con tejidos pesados y brocados, son el elemento central en las estancias principales, acompañados de muebles robustos como cómodas y armarios ricos en ornamentos. Todo, sin perder nunca la funcionalidad.
Los jardines: La naturaleza como extensión del hogar
Uno de los elementos más valorados de los pazos gallegos son sus jardines ornamentales. Generalmente exuberantes y siempre verdes, albergan especies icónicas como camelias, rododendros y magnolias, que no solo embellecen el entorno, sino que forman parte del paisaje característico de Galicia.
No es raro encontrar laberintos de setos, fuentes o estanques que juegan con el agua como recurso decorativo y funcional. Además, los jardines suelen servir como transición hacia áreas de cultivo más prácticas, como viñedos, huertos y pequeños bosques de robles o cryptomerias.
Otro detalle cautivador es la presencia de trepadoras como la hiedra y la parra virgen, que cubren parcialmente las fachadas, dotándolas de color y textura. Este recurso no solo embellece, sino que contribuye al aislamiento térmico de la vivienda.
Ejemplos emblemáticos: Los pazos más destacados
Si te apasiona la historia y arquitectura de los pazos, algunos de los mejores ejemplos que puedes visitar incluyen el Pazo de Oca, conocido como el «Versalles gallego», o el Pazo de Rubianes, célebre por sus jardines históricos y elegancia sin igual. Además, tienes opciones como el Pazo de Meirás, con su imponente estilo romántico, o el Pazo de Buzaca, ideal para disfrutar de eventos especiales como bodas o escapadas rurales.
Estos lugares no solo permiten alojarse y vivir la experiencia de un pazo, sino que también ofrecen visitas guiadas para conocer más sobre su historia y peculiaridades arquitectónicas. Sin duda, una excusa perfecta para emprender una ruta por Galicia y viajar en el tiempo.
Los pazos gallegos son joyas que fusionan historia, funcionalidad y belleza en cada rincón. Son una invitación a conocer y respetar lo auténtico, disfrutando de espacios que aún hoy nos sorprenden con su sobria elegancia y su capacidad de adaptación. Si tienes la oportunidad de visitar uno, no la dejes escapar: es una experiencia tan enriquecedora como inolvidable.