¿Excéntrico? ¿Extravagante? El estilo “kitsch” se describe a menudo con dichos adjetivos. Entendemos por kitsch lo excesivo, llevado a su máxima expresión. ¿Por qué? Porque el estilo kitsch no sigue normas, no se atiene a criterios preestablecidos de equilibrio,
Cuando un estilo rompe con las convenciones estéticas genera amores y odios a partes iguales. Es lo que ocurre con este estilo kitsch. Su estilo transgresor no deja indiferente a nadie y eso es precisamente lo que pretende: impresionar y llamar la atención. ¡Conoce sus claves!
Índice
El origen del estilo Kitsch
El origen del estilo kitsch se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. En esa época la burguesía comienza a experimentar un crecimiento económico y social muy importante en la ciudad de Múnich. Surgen así ‘nuevos ricos’ que buscan alcanzar el estatus de la aristocracia imitando las costumbres y gustos culturales y estéticos de estos. Para ello comenzaron a demandar objetos artísticos a imitación cuya factura era de dudosa calidad.
El deseo de aparentar era mas importante que la autenticidad y la calidad de la obra. Y sí se desarrolló un ‘arte popular’ o un ‘arte kistch’ que el arte clásico comenzó a mirar con recelo y a rechazar por el peligro que suponía para su supervivencia.
Hermann Broch publicaría después en su ensayo “Kitsch, vanguardia y el arte por el arte” la primera definición de la estética kitsch: “La esencia del kitsch consiste en la substitución de la categoría ética con la categoría estética; impone al artista la obligación de realizar, no un ‘buen trabajo’, sino un trabajo ‘agradable’: lo que más importa es el efecto”.
Las claves del estilo kitsch
Tanto los orígenes como la primera definición de la estética kitsch, nos aportan las claves de este estilo en el que lo importante reunir piezas con personalidad, independientemente de su calidad o de como encajen con el resto de piezas que decoran el espacio. Aunque nada es tan despreocupado como parece.
Oponte al minimalismo
Se puede considerar el estilo kitsch como lo opuesto al minimalismo. Es un estilo que podríamos definir, por tanto, como maximalista, en el que los espacios tienden a sobresaturarse de elementos decorativos y color. Olvídate de simplificar las líneas; apuesta por líneas sinuosas y curvas. Y no tengas miedo a pasarte con el color.
Escoge piezas con personalidad
Si algo caracteriza al estilo kitsch es la ausencia de estilo. Para crear ambientes de este tipo escoge piezas con personalidad, piezas que te gusten sin importarte como encajen con el resto que ya decoran la habitación. La idea es que ningún mueble u objeto pase desapercibido y el que el conjunto de estos resulte único.
Muy habituales en las estancias kitsch son los animales de plástico en vivos colores. Sirven como mero objeto decorativo, pero también como pie de lámpara o asiento extra. Gran importancia tienen también las lámparas y las obras de arte., aunque estas sean como ya hemos adelantado de dudosa calidad.
Apuesta por colores vibrantes
Olvídate de los colores neutros. El kitsch se caracteriza por la elección de colores, generalmente vibrantes y saturados: rojo, naranja, rosa, verde lima, violeta… colores muy próximos a la estética del Pop-Art de Andy Warhol. Peor no solo son importantes los colores, también los patrones y motivos. Papeles pintados, textiles y vinilos con patrones estéticos coloridos y recargados son siempre bienvenidos en este estilo.
Expón tus colecciones
¿Qué te gusta coleccionar? Sea lo que sea tendrá cabida en el estilo kitsch. Si tienes una o varias colecciones de objetos, sácalos del armario y búscales un sitio en el que tanto tu como tus invitados podáis disfrutar de ellos como si de un museo se tratara. Platos de cerámica, estatuillas religiosas, radios antiguas, cojines de gatos, esculturas, espejos… ¡todo vale!
Lo mas difícil de decorar una estancia con estilo kitsch es romper con creencias estéticas adquiridas y límites estéticos propios. Una vez hecho, la libertad de este estilo te ganará.
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