Dentro de la familia de los frutos secos, están las almendras, un alimento muy antiguo que ya aparece mencionado en la Biblia y que tiene muchos beneficios para la salud. Este fruto posee una película que lo recubre de color marrón canela además de una dura cáscara exterior que no es comestible. Cuando esta cáscara tiende a un color rosado amarillento significa que está lista para su consumo.
De todo el fruto que nos da el almendro, tan sólo es comestible el 40%. Esto suele pasar con los frutos secos, ya que normalmente están compuestos por cáscaras que no son comestibles.
Características generales
Es un fruto seco que aporta gran cantidad de vitamina E, que se caracteriza por ser uno de los mejores antioxidantes que podemos encontrar en los alimentos. Es tan eficiente que consumiendo 50 gramos diariamente cubrimos la necesidad de esta vitamina durante toda la jornada.
Las almendras aportan también un gran porcentaje de fibra. Que no nos engañe su pequeño tamaño porque a pesar de se un fruto de apariencia muy seca y homogénea en su interior contiene un 10% de fibra. Todo este aporte fibroso es ideal para estimular el movimiento intestinal y para que sintamos saciedad rápidamente.
La almendra es rica en proteínas, es un gran aliado para los que llevan una alimentación vegetariana porque la cantidad que posee por cada 100 gramos es muy similar a la carne. Es decir, 19g/100g. Además, conserva en su interior la arginina, un aminoácido muy importante en las etapas tempranas de los niños.
A su vez, este fruto seco aporta gran cantidad de hierro. El comer 50 gramos de almendras tiene tanta cantidad de hierro que las espinacas. Aunque sí que es cierto que las espinacas tienen un aporte calórico mucho más bajo.
Previene muchas enfermedades
Considerado el fruto seco con más nutritivos, es la mejor elección para prevenirnos de las enfermedades. Las almendras ayudan a fortalecer los huesos y hace que luzca la piel brillante y tersa. Comer un puñado de almendras al día nos da los beneficios necesarios para afrontar cualquier malestar reduciendo el riesgo de contraer cáncer.
Por otro lado, debido al gran contenido de fósforo, las almendras son ideales para proteger y fortalecer los huesos y los dientes. Esta es otra buena razón para consumir almendras más a menudo. Además, son muy buenas para el cerebro, aportan una energía extra que el cerebro agradece y trabaja con mayor rapidez y eficacia. A la larga, reduce el riesgo de padecer enfermedades graves como el Alzheimer y aumenta la longevidad.
«Los frutos secos engordan»
Hemos escuchado esta afirmación gran cantidad de veces e incluso en los envases de los frutos secos se avisa de que son altamente calóricos. Recomiendan “consumirlos con moderación”. Se culpa de todo esto a las grasas que poseen, pero no todo es el número de calorías que aportan cada 100 gramos, sino que también hay que saber los beneficios que aportan esas grasas a nuestro organismo.
Las almendras tienen un 52% de grasas. De esa cantidad, dos terceras partes corresponden al ácido oléico, es decir, prácticamente el equivalente a tomar aceite de oliva siempre bajo el punto de vista cardiovascular.
Se han realizado numerosos estudios sobre la afirmación “los frutos secos engordan” y muchos han apuntado a que la gente que consume mayor cantidad de estos alimentos a lo largo de su vida tiene mucho menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Además del ácido oléico, las almendras poseen el ácido linoleico que es el que corresponde a omega 6, un ácido graso muy esencial para el organismo que éste no sintetiza de ninguna forma por lo que es necesario su consumo nuestro beneficio. La grasa que contiene las almendras no perjudica a nuestro metabolismo; de hecho produce un efecto contrario: aquellas personas que las consumen con regularidad son menos propensas a aumentar de peso y son más delgadas.
Cómo degustarlas
La forma más habitual de disfrutar de este pequeño fruto seco es incorporándola a ensaladas, batidos, en decoración en algún postre o convirtiéndole en el protagonista de un bizcocho. O si uno se quiere beneficiar de todos sus nutrientes, no tiene más que abrir la bolsa y devorarlas una a una.
Al ser un fruto seco y contener mucha grasa en su interior es preferible evitar que las almendras estén en contacto con la humedad.
No importa la manera de consumirlas, tan solo hay que hacerlo. Existen razones suficientes para incluir en la próxima lista de la compra una bolsa de almendras. Junto a una dieta equilibrada uno puede tener la seguridad de que cada día que pasa se está contribuyendo a que nuestro cuerpo esté sano y vital.