Para mantener una relación de pareja sana debemos saber equilibrar el tiempo individual, y el dedicado a nuestro compañero. Juntos podemos disfrutar el uno del otro, fortalecer nuestros vínculos y madurar con armonía. Pero también es esencial que mantengamos nuestro propio espacio personal, ahí donde seguir creciendo personal y profesionalmente. Esencial por ejemplo disponer de nuestro círculo de amigos, de actividades propias y de esos espacios personales que construyen nuestra propia identidad.
Un error en el que suelen caer muchas personas es pensar, que la felicidad, se consigue sobre todo teniendo una relación afectiva. Teniendo una pareja. Pero debemos tener claro que la verdadera felicidad debe empezar siempre en uno mismo, consiguiendo un equilibrio personal independiente de los demás. Obviamente tener una relación nos aporta una gran satisfacción emocional, pero es importante no caer en la dependencia, en pensar que hemos de estar a cada instante junto a la otra persona. Todo ello puede hacer que acabemos construyendo una relación tóxica, muy peligrosa para nuestra estabilidad.
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Bienestar emocional y crecimiento en la pareja
Es posible que conozcas a muchas parejas acostumbradas a hacer toda actividad en común: ir de compras, salir de fiesta o de vacaciones, ir a tomar un café… poco a poco los espacios personales acaban reduciéndose de manera, que van perdiendo la identidad personal. Y es un riesgo a tener en cuenta. Por lo común, aquellas personas que se sumergen por completo en la relación, pensando que solo ello es lo que aporta verdadera felicidad, no evolucionan a nivel personal y acaban frustradas.
Y la frustración personal provoca que acabemos desahogándonos el uno con el otro. Estrés, irritabilidad y el riesgo de echarnos determinadas cosas en cara, son realidades muy comunes en estos casos. Cuidar de nuestro crecimiento personal es invertir también en bienestar emocional. Analicémoslo en detalle para comprenderlo un poco mejor:
1. La pareja está formada por tres espacios
Importante que lo tengas en cuenta. Una relación de pareja está formada por el espacio creado entre los dos miembros, ahí donde construir nuestras pautas, reglas, costumbres, nuestras complicidades… lo sabemos, pero además, también existe el espacio personal de nuestra pareja, y el nuestro propio.
Normalmente los espacios personales se reducen mucho debido a esa creencia social de que «una pareja deja de existir cuando pasan a ser uno solo». De ahí que algunos no acepten que uno de los miembros, por ejemplo, se vaya de vacaciones en solitario, o que los fines de semana se hagan salidas con amigos y no con la pareja…
Pero también hemos de tener en cuenta otra cosa. El caso de esas relaciones donde las parejas invierten más en los espacios personales que en el común, donde por lo general, se pierde la complicidad, el roce y, a largo plazo, el cariño.
2. Invertir en tu felicidad personal
Nuestra felicidad no va a depender únicamente de nuestra pareja. No inviertas todo tu tiempo y tus esfuerzos en tu relación dejando a un lado tus aspiraciones o tus hobbies. De seguir esta idea, es seguro que acabe llegando un día en que te sientas frustrada, en que sientas un vacío personal bastante serio. No sacrifiques tu identidad, no reduzcas tus espacios personales en favor del de tu pareja a cada instante… todo ello hará que nuestra autoestima se vaya debilitando, que no nos sintamos realizadas personalmente. Busca tus espacios, disfruta de tus amistades, de tu trabajo, de tus inquietudes intelectuales… si tú eres feliz, podrás también hacer feliz a tu pareja. Evita ser dependiente.
3. La felicidad de tu pareja, otro factor clave.
Ya sabemos que cultivar nuestra propia felicidad es esencial. Pero ello no quiere decir en absoluto que dejemos de invertir en la propia relación, en absoluto. Al igual que nosotras disponemos de nuestro propio espacio personal, también debemos permitir que ellos tengan sus actividades, sus amigos, su tiempo individual. Espacios personales que luego uniremos en uno solo, el que define a la propia pareja, ahí donde el tiempo compartido entre los dos sea de calidad, donde ambos disfrutemos, donde aprendamos también el uno del otro, enriqueciéndonos y cultivando esa felicidad en pareja.Puede que te suene poco romántico, pero siempre es más saludable evitar las relaciones simbióticas (en las que ambos son como uno solo). Parejas donde ninguno de los dos dispone de amistades, donde mantienen un estilo de vida hacia su propio interior evitando el exterior. Este tipo de comportamientos hacen que los miembros pierdan su identidad personal.
Es pues esencial que ambos cultivéis vuestro propio espacio personal, además del clima afectivo en el interior de la pareja. Si a esto se le añade una buena comunicación afectiva y a la posibilidad de tener espacios para compartir, la relación será mucho más saludable. Y el bienestar personal y emocional, más completo.
Establece pues pautas con tu pareja. Negocia esas salidas con tus amigas, permite que él haga esa salida con sus amigos. Sigue aspirando a mejorar en tu trabajo, a mantener tus aficiones, tus manías… disfruta de tu individualidad y de tu espacio personal, para aportar esa madurez y esa felicidad también a tu relación de pareja.
El evitar la dependencia de la otra persona nos evitará caer en posibles frustraciones el día de mañana. Recuerda que una relación no se mantiene únicamente por el amor que sintamos por la otra persona. La comunicación, el compromiso, el respetar los espacios del otro y facilitar el crecimiento personal y la felicidad del otro, son también pilares esenciales.