Cuando vivía en la India me pasaba el día comiendo pollo y es que por un tema de religión era muy difícil acceder a la carne de vaca que tanto me gusta ya que para los hindús es sagrada, así como para los musulmanes comer cerdo es un pecado. De repente yo española y atea me vi envuelta en un mundo lleno de comida de pollo, en todos los estilos y casi de todos los colores.
Tras una minuciosa investigación os explicaré que la carne de pollo protege y fortalece el sistema nervioso, ayuda a la cicatrización y reparación de los tejidos y contiene proteínas que son de gran importancia para los niños en edad de crecimiento o para las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
El consumo de pollo es además beneficioso para nuestro organismo ya que optimiza diversas funciones orgánicas del mismo gracias a su alto valor nutritivo de proteínas. Pero no únicamente destaca por sus proteínas, también nos aporta selenio en cantidades importantes, contiene vitamina B6 necesaria para mantener una buena salud cardíaca.
Pero ¿cuánto pollo podemos consumir? Se calcula que como mínimo 200 gramos diarios sobre todo para los deportistas que necesitan mantener sus músculos en perfecto estado. Como muchas cosas en la vida lo importante es la calidad del pollo, aunque si consumimos entre 400 y 500 gramos diarios puede ser perjudicial para nuestra salud.
La carne de pollo que comamos debe ser de color blanco sin manchas, a veces puede presentarse un poco amarilla y eso se debe a que el pollo ha sido alimentado a base de maíz. Que huela bien es muy importante así como que no esté pegajosa o presente grumos, para prevenir enfermedades como la salmonelosis debemos asegurarnos que el pollo está bien cocido.