Con los nuevos retos para el medio ambiente surgen también nuevos términos y muchas dudas en torno a ellos. En esta ocasión queremos hablar de uno que se menciona muy a menudo, la huella de carbono. Tenemos que pensar que este término se puede referir a empresas o incluso a una persona, ya que también se habla de la huella de carbono personal. Es una idea de la que se habla mucho y que nos ayuda a medir la emisión de gases de las actividades.
Vamos a ver en qué consiste esa huella de carbono de la que tanto hemos oído hablar, cómo se produce y sobre todo qué podemos hacer para evitar que siga creciendo. Dejar una gran huella de carbono solo ayuda a la contaminación y a la aceleración del cambio climático.
Qué es la huella de carbono
Ya os hablamos de la huella ecológica, pero ahora le toca a la huella de carbono. La definición de la huella de carbono como tal es la de ‘ totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto’. Esta definición nos queda claro que se puede aplicar a todo, porque desde las grandes empresas hasta nosotros mismos creamos un impacto ambiental a diario con nuestras actividades sean estas las que sean. Estos gases, principalmente CO2, se emiten a la atmósfera reteniendo parte del calor que emite la Tierra y aumentando el calentamiento global. Ser una persona que consume más productos o que utiliza mucho el coche para todo hará que nuestra huella de carbono sea mucho más grande que la de otras personas. Es un buen punto de partida para tener en cuenta qué impacto tiene cada uno en la contaminación y el calentamiento global.
Cómo influye la huella de carbono
El ser humano es el responsable último del proceso del calentamiento global que está acabando con nuestro planeta. Si no ponemos freno a este problema que ha crecido durante los últimos años llegará un punto en que ya no será reversible y las consecuencias pueden ser nefastas para la Tierra y para el ser humano y todos los seres que la habitan. Es por eso que resulta fundamental que nos concienciemos de ello y comencemos a frenar la emisión del CO2 a la atmósfera. Estos gases que se emiten van creando una capa que no solo hacen que el calor quede atrapado, sino que estropea la capa de ozono que nos protege.
Huella de carbono personal
A veces pensamos que los grandes culpables del cambio climático son las grandes empresas. Es evidente que este consumismo solo es posible con grandes producciones masivas en empresas globales que emiten muchos gases y son muy contaminantes. Pero en última instancia los que deseamos consumir más y más cada vez somos los seres humanos, que nos hemos acostumbrado a un tipo de vida en el que solo importa lo que consumimos. Si consumimos de empresas que no cuidan el medio ambiente nuestra huella será también mayor, pues contribuimos a que aumente la contaminación. Nuestros hábitos diarios, todo lo que consumimos y compramos influye de forma directa o indirecta en el planeta y por ello debemos ser conscientes de que una persona también puede tener una gran huella de carbono. Pero al mismo tiempo podemos llegar a reducir nuestra propia huella si cambiamos de hábitos.
Aprendiendo a dejar menos huella
En nuestro día a día podemos hacer muchas cosas que sean contaminantes. Debemos repasar todo lo que consumimos e intentar dejar esa fiebre del consumismo. Utilizar lo básico para nuestro día a día y ser conscientes de la importancia de evitar comprar en empresas que contaminan. También el uso del coche puede reducirse si usamos transporte público o si usamos una bicicleta o caminamos en los trayectos cortos.