Hepatitis B: Todo lo que debes saber sobre causas, síntomas y tratamiento

  • La hepatitis B es una de las principales infecciones hepáticas a nivel mundial, causada por el virus VHB.
  • Se transmite principalmente a través de contacto con sangre, fluidos corporales y perinatal.
  • Síntomas como ictericia, fatiga y náuseas pueden aparecer en fases avanzadas de la enfermedad.
  • La vacunación es la medida preventiva más efectiva para su control.
Hepatitis B

La hepatitis B es una enfermedad que afecta al hígado y que pertenece a la familia Hepadnaviridae, un grupo de virus de ADN con afinidad por las células hepáticas. Esta afección es causada por el virus de la hepatitis B (VHB), y puede provocar desde una inflamación aguda hasta una infección crónica que, en casos graves, puede desencadenar cirrosis o cáncer de hígado.

¿Qué es la hepatitis B?

La hepatitis B es una enfermedad infecciosa del hígado que causa inflamación y necrosis hepatocelular. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta infección constituye un importante problema de salud pública mundial, con alrededor de 296 millones de personas viviendo con una infección crónica en todo el mundo. La enfermedad se clasifica en dos principales formas: aguda y crónica. Mientras que una infección aguda puede ser autolimitada y durar menos de seis meses, la infección crónica puede persistir durante toda la vida y requerir tratamiento continuo.

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Formas de transmisión

El virus de la hepatitis B se transmite principalmente a través del contacto con sangre o fluidos corporales infectados, como semen, saliva y fluidos vaginales. Existen diversas formas de exposición que conducen a la infección:

  • Transmisión perinatal: Es posible que una madre infectada transmita el virus a su bebé durante el parto.
  • Relaciones sexuales: Tener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada puede llevar a la transmisión del virus.
  • Uso compartido de agujas: La reutilización de jeringas o agujas contaminadas es una causa común entre usuarios de drogas intravenosas.
  • Accidentes con objetos punzantes: Los pinchazos accidentales en entornos médicos representan un riesgo significativo, especialmente para trabajadores de la salud.

Síntomas de la hepatitis B

Los síntomas de la hepatitis B varían según la fase de la infección. En muchos casos, especialmente en la infección aguda, los síntomas pueden ser leves o no presentarse, lo que dificulta el diagnóstico. Sin embargo, cuando aparecen, pueden incluir:

  • Fatiga extrema.
  • Inapetencia.
  • Dolores musculares y articulares.
  • Náuseas y vómitos.
  • Ictericia (coloración amarilla de la piel y los ojos).
  • Orina de color oscuro.
  • Dolor en el abdomen superior derecho.

En el caso de la infección crónica, los síntomas pueden tardar años en aparecer y frecuentemente se asocian a complicaciones graves como cirrosis o cáncer de hígado.

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Diagnóstico

Detectar la hepatitis B requiere un enfoque multidisciplinar que incluye:

  • Análisis de sangre: Pueden identificar la presencia del virus y determinar si la infección es aguda o crónica. También se pueden medir los niveles de enzimas hepáticas para evaluar el daño al hígado.
  • Pruebas de imágenes: Una ecografía hepática puede revelar daños o cicatrices en el hígado.
  • Biopsia de hígado: En casos avanzados, se extrae una pequeña muestra de tejido hepático para un análisis más detallado.

Es importante realizarse pruebas si se pertenece a grupos de alto riesgo, como personas nacidas en áreas donde la hepatitis B es endémica, trabajadores de la salud o individuos que conviven con alguien infectado.

Tratamiento

El tratamiento de la hepatitis B depende de si la infección es aguda o crónica. En la mayoría de los casos de hepatitis B aguda, no se requiere un tratamiento específico más allá del monitoreo médico, reposo y el consumo de líquidos.

Para la hepatitis B crónica, las opciones de tratamiento pueden incluir:

  • Medicamentos antivirales: Ayudan a reducir la carga viral y prevenir el daño hepático. Ejemplos incluyen el entecavir y el tenofovir.
  • Terapia con interferón alfa: Este tratamiento se utiliza principalmente en pacientes jóvenes con hepatitis crónica que desean evitar la medicación a largo plazo.
  • Trasplante de hígado: En casos en los que el hígado esté gravemente dañado, podría ser necesario reemplazarlo por un órgano sano.

Prevención

La mejor forma de prevenir la hepatitis B es mediante la vacunación. La vacuna, administrada en tres dosis, ofrece una protección de por vida en la mayoría de los casos. Además, es recomendable tomar medidas como:

  • Evitar compartir agujas o jeringas.
  • Utilizar preservativos durante las relaciones sexuales.
  • Realizarse tatuajes y piercings únicamente en establecimientos autorizados y con materiales esterilizados.
  • Usar guantes para manipular sangre o fluidos corporales.

La concienciación, la vacunación y las medidas de prevención adecuadas son herramientas clave para controlar y reducir el impacto de esta enfermedad. Si bien no siempre se pueden evitar los contagios, un diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno pueden marcar la diferencia.

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