¿Nunca has sentido un dolor punzante en la planta del pie mientras has salido a caminar o practicar ‘running’? ¡Yo sí! Yo en un principio lo achacaba a la falta de práctica y de constancia, pero conforme fui practicando más deporte y viendo que no desaparecía, me di cuenta de que no era ese el problema, o al menos, no principalmente.
Si tú también quieres saber lo qué es la fascitis plantar y cómo mejorarla porque intuyes que la tienes, aquí te lo vamos a contar todo en nuestro artículo de Salud de hoy. ¿Te quedas junto a nosotras?
Fascitis plantar: ¿Qué es?
La fascitis plantar es una inflamación del tejido grueso en la planta o parte inferior del pie. Este tejido se denomina fascia plantar, es el que conecta el calcáneo a los dedos y crea el arco del pie.
La fascitis plantar ocurre cuando la banda gruesa de tejido en la planta del pie se estira o se sobrecarga demasiado.
La lesión: Síntomas y causas
Los síntomas son normalmente dolor y rigidez en la planta inferior del talón. La planta del pie también puede doler o arder. ¿Cuándo duele normalmente?
- En la mañana, al dar los primeros pasos.
- Después de pararse o sentarse por un rato.
- Al subir las escaleras.
- Después de una actividad intensa.
Por otro lado, las causas suelen ser:
- Calzado incorrecto.
- Mala pisada.
- Entrenamiento inadecuado.
- Terreno de entrenamiento muy duro.
¿Qué tratamiento podemos seguir para mejorar la fascitis plantar?
A continuación, os ponemos el tratamiento que podéis seguir si tenéis fascitis plantar:
- Medicación para reducir tanto el dolor como la inflamación de la zona.
- Colocación de férulas nocturnas para usar mientras dormimos con el fin de estirar toda la planta del pie.
- Usar calzado con buen soporte y buena amortiguación.
- Aplicar hielo en el área del dolor al menos dos veces por día entre 10 y 15 minutos, sobre todos los tres primeros días que sintamos las molestias.
- Usar plantillas para la absorción del impacto en el terreno con cada pisada.
También podemos realizar los siguientes ejercicios en casa para prevenir esta lesión:
- Estiramos la puntera del pie hacia nosotros todo lo que podamos durante más o menos 20 segundos. Repetimos la operación dos veces con cada pie.
- Colocamos una toalla en el suelo y poniendo el pie encima de la misma, intentamos arrugarla con la ayuda de nuestros dedos. Lo repetimos 10 veces con cada pie.
- Estiramos las pantorrillas colocándonos frente a la pared.
Estas molestias ocasionadas por esta lesión suelen ser pasajeras e igual que aparecen acaban desapareciendo por si solas pero tenemos que actuar de forma rápida frente a ella. De lo contrario, el dolor podría volverse crónico y tendría mayor dificultad de tratar.