¿Existe la «ley de atracción» en las relaciones de pareja?

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La llamada «ley de atracción» es una de las ideas más comunes a la hora de explicarnos por qué iniciamos unas relaciones y no otras. Pero por ser una de las más recurrentes, no es precisamente de las que mayor apoyo científico dispongan, de hecho es todo lo contrario. Sin embargo, ahí está, aportando para muchas personas una especie de «realismo mágico» donde la casualidad teje en ocasiones encuentros que parecen más bien designios del destino, o de fuerzas cósmicas superiores a nosotros.

Pero ¿qué hay de real bajo esta famosa teoría? Debemos tener claro un aspecto: no es bueno dejar en manos del destino o de fuerzas inexplicables, algo tan serio como las relaciones afectivas. Los encuentros, el que acabemos con una persona y no otra tiene sin duda algo de casual, algo inexplicable. Pero una vez iniciada dicha relación, es importante que mantengamos el timón en todo momento. Ese que marque nuestras decisiones y nuestra fuerza de voluntad. Vale la pena tenerlo en cuenta. Al igual que merece la pena analizar con detalle de qué se nutre la llamada «ley de atracción».

Bases teóricas que forman la «Ley de atracción»

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La ley de atracción dispone de una gran tradición y por qué no decirlo, de mucho márketing. Ése que sustenta muchos libros de autoayuda y de superación personal. Pero veamos los ejes básicos que lo definen:

Psicología positiva

La psicología positiva nos indica que en esta vida, es muy importante nuestra actitud. Una visión positiva de las cosas nos abre muchas más perspectivas que el negativismo e incluso la inmovilidad. Hay que pensar en el amor, por ejemplo, de un modo más esperanzador y positivo, ahí donde las segundas oportunidades siempre son posibles. Todos merecemos ser felices, y tal y como nos diría la teoría de la atracción, debe existir esa pareja ideal para todos nosotros.

La fuerza del  pensamiento

La «ley de la atracción» hunde sus raíces en la idea de que es la propia fuerza de nuestro pensamiento, quien nos da la oportunidad de conseguir determinadas cosas. Esta imagen está definida por el concepto de que existen determinadas fuerzas energéticas, capaces de armonizarse para aportarnos aquello que deseamos. Tal concepto deriva de tendencias budistas e hinduistas, sustratos sobre los cuales, se tiene una visión de un «todo». Ahí donde pensamiento, voluntad y logro, estaría todo unido.

Psicología cognitiva

También se toma ciertos aspectos de la teoría cognitiva para definir la ley de atracción. Nuestra cognición, o el valor del pensamiento como estrategia para gestionar nuestra voluntad, es una parte esencial. Pensemos por ejemplo en esas personas que desean dejar de fumar. El visualizarse a ellas mismas cada mañana sin ese cigarrillo en la boca, sería un paso para su logro.

Teorías cognitivo-conductuales

El orientar nuestra conducta de acuerdo a nuestros pensamientos y deseos, sería pues fundamental para conseguir aquello que deseamos. Si por ejemplo ansiamos tener una pareja estable y una relación marcada por el romanticismo y la pasión, según la ley de la atracción, bastaría con desearlo. Desearlo de la forma más positiva posible, mentalizándonos de que algo así va a suceder.

Una vez nuestro pensamiento nos ha «mentalizado» en dicho propósito, nuestra conducta estaría ya orientada ante esa idea. La casualidad, la fuerza del destino y el universo, harán sin duda el resto. ¿Creíble? Veámoslo a continuación.

La ley de la atracción frente a la ley de la acción

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No podemos negarlo. Si hiciéramos un pequeño sondeo entre varias parejas para preguntarcómo se conocieron, muchas dirían que fue el destino. Que hubo algo inexplicable que terminó uniéndolos de tal modo, como si alguien hubiera planeado previamente que aquello sucediera.

Enamorarse es algo mágico. Pero para amar, es necesario mantener los pies en el suelo. Creer en la «ley de la atracción» no nos hace ningún daño, todo lo contrario, nos enmarca en una idea donde la voluntad, nuestra actitud y el positivismo, son claros pilares para conseguir cosas. Si hay un chico que te gusta, por ejemplo, es muy adecuado que te mentalices en que puedes tener la oportunidad de estar con él, que puedes seducirle, que merece cualquier intento por conseguir su atención y su interés.

Es decir, lo ideal es complementar la ley de la atracción con la ley de la acción. No basta solo con desear. Con dejar que nuestros pensamientos «empujen» a esas supuestas energías invisibles para que la relación se inicie de la nada. En la mayoría de las veces debemos poner de nuestra parte: hablar, seducir, acercarse, sugerir, conocernos y después, valorar o no si es factible iniciar dicha relación.

Nuestro príncipe azul no aparecerá solo con desearlo a la puerta de nuestra casa. Busca oportunidades, levanta la mirada; desea pero también actúa. La «ley de atracción» es una buena perspectiva dentro del campo de la superación personal, esa que nos da fuerzas y motivación. Que nos da aliento para demostrarnos, que todos somos capaces de grandes cosas si nos mentalizamos en ello.

Y la magia existe, desde luego, al igual que la casualidad y esa chispa que se enciende cuando conocemos a la persona perfecta. Pero es esencial también que en toda relación de pareja, tengas siempre los pies en el suelo y la mirada puesta en tu interior. Cuidando de tu autoestima, de tu voluntad y de tu estabilidad emocional. Vale la pena tenerlo en cuenta.


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