Cuando se disciplina a un niño por tener una mala conducta, es crucial hacerlo de manera que no afecte negativamente su autoestima. La disciplina que avergüenza a los niños puede ser altamente dañina para su desarrollo emocional. En lugar de enfocarse en la culpa o la vergüenza, es más beneficioso optar por estrategias que les permitan reconocer y aprender de sus errores sin afectar su autovaloración. Un niño que se siente valorado, independientemente de sus fallos, está más motivado para tomar mejores decisiones en el futuro.
Establece Expectativas Apropiadas y Realistas
Tener expectativas claras y realistas es esencial para fomentar una autoestima saludable en los niños. Si las expectativas son demasiado altas, el niño puede sentir frustración al no alcanzarlas, lo que puede minar su confianza. Por otro lado, expectativas demasiado bajas pueden limitar su desarrollo y hacer que no se sienta valorado.
En cada etapa del desarrollo infantil, los niños alcanzan hitos sociales, emocionales, físicos e intelectuales. Por ello, es importante ajustar las reglas, límites y consecuencias a su capacidad y nivel de madurez. Esto no solo les ayuda a comprender qué se espera de ellos, sino que también les proporciona la motivación necesaria para cumplir con esos objetivos.
Evita las Etiquetas Negativas o Positivas
Un error común en la crianza es etiquetar a los niños con términos positivos como “el más inteligente” o negativos como “tonto” o “malo”. Si bien las etiquetas positivas pueden parecer inofensivas, generan presión en los niños al sentir que deben cumplir con ciertas expectativas constantemente. Por otro lado, las etiquetas negativas pueden hacer que los niños se perciban a sí mismos de manera desfavorable, lo que puede condicionar su comportamiento.
Una alternativa es centrarse en las acciones específicas del niño en lugar de etiquetar su personalidad. Por ejemplo, en lugar de decir “eres un niño muy malo por hacer eso”, se puede decir “esta acción no fue adecuada”. De este modo, el niño puede aprender y mejorar sin experimentar una disminución en su autoestima.
Distingue Entre el Comportamiento y las Emociones
Es fundamental enseñar a los niños que los errores no los definen. Decirle a un niño “eres malo” puede hacer que internalice esa percepción, mientras que recalcar que tuvo un comportamiento inapropiado pero que puede hacerlo mejor en el futuro, fortalece su capacidad de automejora sin dañar su autoestima.
Además, es clave enseñarles a entender sus emociones. Ayudarles a reconocer que sentimientos como el enfado pueden influir en sus acciones, pero no justifican un comportamiento inadecuado. Por ejemplo, se les puede enseñar técnicas como contar hasta diez, hacer pausas y practicar la respiración profunda para gestionar sus emociones antes de actuar.
Refuerza el Esfuerzo Sobre el Resultado
El énfasis en el esfuerzo, en lugar del resultado, es crucial para construir una autoestima sólida. Elogiar únicamente logros específicos puede hacer que los niños se sientan valiosos solo cuando cumplen con altos estándares. En cambio, valorando su dedicación y trabajo, aunque los resultados no sean perfectos, se fomenta la resiliencia y la perseverancia.
Por ejemplo, alabar a un niño diciendo “Me siento muy orgulloso de cómo te esforzaste para resolver ese problema” es mucho más efectivo que decir “Eres un genio”. Esto les enseña que el esfuerzo y la dedicación son valores intrínsecos más importantes que los resultados momentáneos.
Fomenta Su Autonomía y Responsabilidad
A medida que los niños crecen, necesitan oportunidades para tomar decisiones y asumir responsabilidades. Estas experiencias les permiten desarrollarse como individuos seguros de sí mismos. Pequeñas tareas como elegir su ropa, planificar parte de su horario o encargarse de recoger sus juguetes son ejemplos sencillos pero efectivos para fomentar su autonomía.
Cada vez que los niños asumen una tarea, se sienten capaces y útiles, lo que refuerza positivamente su autoestima. Además, es esencial permitirles explorar, intentar y fallar sin intervenciones constantes de los adultos. La autonomía se demuestra dándoles la oportunidad de aprender de sus errores sin miedo a ser recriminados.
Establece Consecuencias Lógicas y Educativas
En lugar de castigos arbitrarios, es más efectivo aplicar consecuencias relacionadas directamente con la acción inadecuada. Por ejemplo, si un niño deja un juguete tirado y este se rompe, la consecuencia lógica es que ya no podrá jugar con él. Estas experiencias le ayudarán a comprender la causa y efecto de sus acciones de manera más efectiva.
También es importante que las consecuencias sean proporcionales y explicadas con antelación. Esto refuerza no solo la disciplina, sino también la confianza y el aprendizaje positivo.
Practica la Comunicación Empática y Respetuosa
Una comunicación abierta y respetuosa genera confianza y fortalece el vínculo emocional entre padres e hijos. Hablarles calmadamente, poniéndose a su altura y validando sus emociones ayuda a los niños a sentirse comprendidos y valorados.
Por ejemplo, en lugar de decir “¡No hagas eso, está mal!”, se puede optar por algo como “Entiendo que estás molesto, pero esta acción no es adecuada. Vamos a encontrar otra forma de resolverlo”. Esto no solo evita la confrontación, sino que educa al niño en habilidades de resolución de conflictos.
Dedica Tiempo Exclusivo a Tus Hijos
Los niños valoran enormemente el tiempo de calidad que los padres pasan con ellos. Este tiempo refuerza su autoestima al demostrarles que son importantes. Una rutina diaria de 10 o 15 minutos en exclusiva puede marcar una gran diferencia.
En estos momentos, evita distracciones como el teléfono móvil. Participar en actividades que les gusten a ellos, como juegos o lecturas, les hace sentir valorados y amados. Este tipo de interacción fortalece también el vínculo familiar.
Demuestra Amor Incondicional
El amor incondicional es la base de una autoestima sana. Los niños necesitan saber que, independientemente de sus errores, son amados y valorados. Esto no significa eliminar las correcciones o establecer límites, pero estas deben implementarse desde el cariño y el respeto.
Frases como “Aunque te hayas equivocado, siempre voy a amarte” o “Estoy aquí para ayudarte a mejorar” les demuestran que su valor no depende de su comportamiento, sino de quiénes son como personas.
Al implementar estas estrategias, los niños desarrollan una autoestima sólida, se sienten valorados y aprenden a gestionar sus emociones y comportamientos de manera constructiva. Un entorno de crianza basado en la disciplina positiva y en el fortalecimiento de su autoconfianza les prepara para enfrentar los desafíos con resiliencia y optimismo.