Escucha tu ira, en lugar de actuar sobre tus hijos

Chica joven meditando en casa

Reconoce que el estado de enfado es un terrible punto de partida para intervenir en cualquier situación. En su lugar, tómate un tiempo de espera y vuelve cuando puedas estar tranquilo. Es buena idea que te relajes y te alejes de tu hijo físicamente para que no te sientas tentado a acercarte y tocarle violentamente. Solo di, tan calmadamente como puedas: ‘Estoy demasiado enfadado ahora para hablar de esto. Me voy a tomar un descanso y me calmaré’.

Encuentra el momento de calma

Si tu hijo tiene la edad suficiente para dejarte por un momento a solas, puedes ir al baño, echarte agua en la cara y respirar un poco. Pero si tu hijo es lo suficientemente pequeño como para sentirse abandonado cuando te vayas, te seguirá gritando para llamar tu atención (incluso hay personas adultas que hacen esto).

Si no puedes dejar a tu hijo sin aumentar su malestar, camina hasta el fregadero de la cocina y pasa las manos bajo el agua. Luego, siéntate en el sofá cerca de tu hijo por unos minutos, respira profundamente y di un mantra que restaure tu calma, como uno de estos:

  • ‘Esto no es una emergencia’
  • ‘Los niños necesitan más amor cuando menos lo merecen’
  • ‘Está actuando así porque necesita mi ayuda con sus sentimientos intensos’
  • ‘Solo necesita mi amor’

Está bien que te digas el mantra en voz alta. Es un buen ejemplo para que tus hijos vean cómo manejas tus emociones más intensas y cómo lo haces de forma responsable. No te sorprendas si tu hijo te escucha y dice tu mantra cuando se enfade.

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No actúes sobre tu ira

La ira, como otros sentimientos, es habitual en tu día a día. Pero es tu responsabilidad escoger lo que haces con esa emoción… La ira a menudo tiene una valiosa lección para ti, pero actuar mientras estás enfadado, excepto en situaciones excepcionales que requieren defensa personal, rara vez es constructivo, porque se toman decisiones que nunca harías desde un estado racional o de calma.

La forma constructiva de manejar el enfado es limitar tu expresión, y cuando te calmes, usarla de manera diagnóstica: ¿qué hay de malo en tu vida que te hace sentir enfadado y qué debes hacer para cambiar la situación?

A veces, la respuesta está claramente relacionada con nuestra paternidad: necesitamos hacer cumplir las reglas antes de que las cosas se nos vayan de las manos, o comenzar a acostar a los niños media hora antes, o hacer algún trabajo de reparación en nuestra relación con nuestro hijo para que deje de tratarnos groseramente A veces nos sorprende descubrir que nuestra ira está en realidad con la pareja que no actúa como un padre en plena confianza para la crianza de los hijos, o incluso con nuestro jefe. Y a veces la respuesta es que estás cargando con la ira que no entiendes de tu día a día y  la viertes en tus hijos, como si un café caliente cayera sobre un mantel blanco… en este caso, necesitarás buscar ayuda a través de asesoramiento o un grupo de apoyo de padres.


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