¿Una esquina en vuestra casa en la que todavía no habéis decidido que colocar o como aprovechar bien el hueco? No hay más que darle una nueva oportunidad a una antigua escalera (o fabricarnos una con unos cuantos listones) para insuflarle vida a un espacio inerte y que además éste derroche singularidad, resulte práctico y aporte un plus estético más o menos definido.
Entramos en materia centrandonos unicamente en los modelos exentos o los que se apoyan en la pared ya que las opciones son infinitas y no habría manera de resumirlas en un solo texto, pero es interesante echar un vistazo a la red para apreciar las bondades de una vieja escalera reciclada y colgada del techo. El aspecto más positivo de estas piezas es que lo admiten todo y es muy fácil darles sentido en cualquier ambiente:
Pintadas adquieren un look romántico, si aprovechamos la propia pátina marcan su estética industrial inherente, barnizadas encajan como un guante en decoraciones más clasicistas y decapadas crearan un toque bohemio y chic más cercano a ambientes de espíritu nórdico. Aunque este tipo de escaleras cuentan inciamente con un cierto carácter rústico y nostálgico, no hay duda de que estas imágenes dejan clara su perfecta adaptación a la decoración actual gracias en parte a la función que adquieren en cada estancia.
Simple en factura y de elegancia sobria, una escalera consigue dar una nueva dimensión al concepto de almacenamiento si uno desea estar organizado pero tenerlo todo a mano: Como revistero en salones y despachos, organizador en cuartos infantiles, estante útil para los utensilios de cocina… Sin duda maximiza el espacio en curvas ciegas o esquinas angostas donde no nos cabe un mueble contenedor standard y al mismo tiempo apenas ocupa espacio (físico o visual), por lo que resulta muy práctica en habitaciones de tamaño reducido o mal distribuidas.
El despliegue más atractivo de estas escaleras está en el dormitorio, donde el éxito estético esta asegurado: Es un complemento discreto y compacto bien avenido al contrastar con la composición eminentemente horizontal del mobiliario (cama, mesas bajas y alfombras). Su verticalidad hace que se convierta en el punto focal y asimétrico de la estancia por lo que más vale sacarle todo el jugo a nivel decorativo, por ejemplo como sustituta de la mesilla tradicional, estantería, galán de noche, portalámparas o perchero.
Otro de los lugares donde una escalera puede sernos útil es el aseo donde se convierte en el toallero por excelencia; pero hay que destacar que ultimamente numerosos fabricantes están inspirándose en su diseño para elaborar nuevos formatos adaptados a cada necesidad, como esta escalera-estantería en madera natural que sirve de mueble contenedor para el baño, o las propuestas de abajo donde se plantea un uso portátil de este objeto partiendo de un mismo bastidor, como accesorio polivalente para la cocina y la despensa o como escritorio para zonas de estudio cambiantes.
Si tenemos la suerte de contar con una escalera con peldaños a ambos lados las alternativas se disparan porque ya no hace falta un punto de apoyo; basta con colocar baldas, tableros o palés que unan las dos partes para ampliar su capacidad; en ese caso sí merece la pena potenciar su organicidad y naturaleza rústica conviertiendo la escalera en una jardinera, un soporte para jarrones donde disfrutar de las flores de temporada o una acogedora pieza para el porche.
Seguro que cautivamos a las visitas con una decoración de Halloween «de altura» si una gran escalera repleta de calabazas les recibe a la entrada. Llama la atención que un elemento de índole laboral logre transformarse en un complemento jovial, estiloso y mundano con unos simples cambios de aplicación, un par de capas de pintura y unas cuantas ideas decorativas que quizá no son especialmente vanguardistas ni asombrosas pero si bastante inteligentes.
Imágenes – Decoist, Not on the high street, New Nist, My decorative
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