En cada hogar, la limpieza se realiza de manera particular, empleando diferentes productos según las preferencias de sus habitantes. Entre los productos más utilizados destaca la lejía, un desinfectante y blanqueador con más de un siglo en nuestros hogares. Este químico, compuesto por hipoclorito de sodio diluido, es un aliado poderoso contra manchas, malos olores, bacterias y gérmenes. Sin embargo, su mal uso puede ocasionar riesgos para la salud y deterioro de superficies.
Conociendo más sobre la lejía
La lejía permite realizar limpiezas profundas y eliminar agentes patógenos. Sin embargo, su uso incorrecto puede generar intoxicaciones, problemas respiratorios y daños en la piel. A continuación, desglosamos errores comunes al usar lejía y te ofrecemos recomendaciones para evitar inconvenientes y aprovechar al máximo este versátil producto.

Errores comunes al usar lejía
El uso de lejía debe hacerse con precaución para evitar efectos adversos en la salud y en las superficies del hogar. Aquí recopilamos los errores más frecuentes que puedes prevenir al emplear este producto químico.
No verificar la concentración de hipoclorito
Antes de usar la lejía, siempre revisa el etiquetado para asegurarte de que su concentración de hipoclorito de sodio se encuentre entre el 5% y el 6%. Además, existen tipos de lejía específicas, como las destinadas a la higiene y las adecuadas para textiles. Usar una concentración incorrecta puede reducir la eficacia del producto y aumentar los riesgos de irritación y corrosión.
Mezclar lejía con otros productos
Un error frecuente y peligroso es combinar lejía con otros productos de limpieza, como amoníaco, vinagre u oxígeno activo. Estas mezclas pueden liberar gases tóxicos altamente irritantes, como el cloro o la cloramina, que afectan la salud respiratoria y pueden desencadenar quemaduras químicas. La regla principal es nunca mezclar lejía con otros químicos. Úsala únicamente diluida en agua.
Usar agua caliente para diluir la lejía
El calor descompone el hipoclorito de sodio, dejando inservible el desinfectante. Siempre diluye la lejía en agua fría o a temperatura ambiente para mantener su eficacia. Una proporción común es 20 ml de lejía por litro de agua para la limpieza de superficies.
Preparar mezclas que se guardan durante días
La mezcla de agua con lejía pierde sus propiedades desinfectantes con el tiempo, especialmente después de 24 horas. Además, puede desprender un olor desagradable. Prepara solo la cantidad necesaria y desecha lo que no utilices tras cada limpieza.
Aplicarla directamente sin diluir
Usar lejía sin diluir puede ser abrasivo para las superficies y peligroso para la salud. Por ejemplo, una proporción adecuada es una parte de lejía por cada 10 partes de agua para la desinfección de superficies. Más concentración no implica mejores resultados.
Recomendaciones para el uso correcto de la lejía
Además de evitar los errores anteriores, existen buenos hábitos que te permitirán aprovechar al máximo las propiedades de la lejía.
Utilizar guantes y protección personal
La lejía es corrosiva y puede irritar la piel, por lo que es indispensable usar guantes de goma mientras se manipula. Además, si existe riesgo de salpicaduras, unas gafas de protección evitarán daños oculares.
Trabaja en áreas bien ventiladas
Los vapores de lejía pueden irritar las vías respiratorias, especialmente en espacios cerrados. Abre ventanas y puertas para que el aire circule, reduciendo la probabilidad de inhalar gases dañinos.
Dejar tiempo suficiente para actuar
Para que la lejía funcione como desinfectante, debe permanecer en contacto con la superficie durante unos minutos antes de enjuagarla.
No usarla en determinadas superficies
Evita usar lejía en madera, acero inoxidable o aluminio. Su acción corrosiva puede dañar irreparablemente estos materiales. Para estas superficies, opta por limpiadores específicos.
Alternativas y usos específicos
Aunque la lejía es efectiva, no siempre es la mejor opción. Por ejemplo, para desinfectar frutas y verduras, es preferible usar soluciones de vinagre y agua. La lejía puede ser absorbida por estos alimentos y poner en riesgo tu salud.
Evitar la lejía en tejidos delicados
Si bien es útil para blanquear ropa blanca, no debe aplicarse sobre ropa de color ni tejidos delicados como la seda, ya que puede causar decoloración y debilitar las fibras. Opta por productos blanqueadores a base de oxígeno para estos casos.
Proteger el medio ambiente
La lejía es un químico agresivo que puede contaminar el agua si se desecha en grandes cantidades. Usa cantidades mínimas siempre que sea posible y considera alternativas más sostenibles para las tareas de limpieza.
La lejía es un recurso imprescindible en el hogar, pero solo si se utiliza con conocimiento y precaución. Presta atención a su dilución, evita mezclas con otros productos y protege tus superficies y tu salud. Con estas recomendaciones, podrás hacer de la lejía una herramienta segura y efectiva para mantener un ambiente limpio en casa.